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domingo, noviembre 24, 2024

Notable pianista rusa para el Mozarteum

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Líneas puras, técnicamente irreprochable.

Salta, viernes 4 de mayo de 2012. Teatro de la Fundación Salta. Recital de Irina Dichkovskaia (pianista bielorrusa). Frèdèric Chopin (1810-1849): Fantasía en fa menor op. 49, Nocturno en Re bemol mayor op.27 nº 2, Fantasía Impromptu nº 4 en do sostenido menor op. 66 y Scherzo nº 2 en si bemol menor op. 31. Franz Liszt (1811-1886): Soneto 104 del Petrarca en Mi mayor y Las Campanas de Ginebra Nocturno en Si mayor (ambos de Años de Peregrinaje: Italia y Suiza respectivamente). Sergei Rachmaninov (1873-1943): Etude-Tableau en mi bemol menor op.39 nº 5 y Variaciones sobre un tema de Corelli op.42. Heitor Villa-Lobos (1887-1959): Alma Brasileira Chorus nº 5. Inicio de la temporada 2012 del Mozarteum Argentino Filial Salta.

Un repertorio ecléctico, un piano bien afinado, una pianista que aparenta frialdad pero que bulle por dentro con contenida pasión, poseedora de los adornos y herramientas que la gran escuela rusa de piano provee a quienes tienen talento para recibirla, fueron la conjunción de elementos para un excelente inicio de temporada que nos brindó el Mozarteum local cuya temporada fue anunciada por su presidente el Dr. Cecilio Morón Jiménez prometiendo alternativas verdaderamente valiosas.

Primero, treinta y seis minutos de ese coloso revolucionario que fue el nacionalista polaco Frèdèric Chopin. Un bellísimo Nocturno, la conocida Fantasía-Impromptu, otra Fantasía y un Scherzo Rusa_Irina.jpgfueron el vehículo para conocer una pianista tremendamente expresiva a pesar de la economía de movimientos. Líneas puras, técnicamente irreprochable más allá de alguna nota levemente fuera de foco, limpieza y claridad expositiva, ocuparon toda la primera parte cargada de delicias.

Es verdad, las obras son conocidas del iniciado público del Mozarteum lo cual es mas significativo aún y justifican plenamente una estupenda segunda sección de casi cincuenta minutos de duración con propina incluida. Otro coloso del piano.; Liszt, con dos momentos de sus “Años de Peregrinaje” notas musicales del viaje que realizara junto a la Condesa D’agoult por distintos lugares europeos. Dos virtuosas páginas del ruso Rachmaninov cuyo nivel de exigencia exime de cualquier comentario adverso en sus filigranas de sonidos, y para terminar un Choro de Villa-Lobos (choro igual a lloro) pleno de penas y nostalgias hasta que de pronto aparece triunfante el espíritu del vital Brasil que conocemos.

Finalmente la mencionada propina, una Mazurca también de Chopin. Casi una hora y media de música pianística de elevada factura a cargo de una artista llena de premios y distinciones. Todos justificados.

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