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martes, junio 17, 2025

De política transgresora a falso progresismo

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El llamado modelo, pregona un progresismo falso.

El 2 de agosto la Presidenta concurrió a la Bolsa de Valores de Buenos Aires para presentar en un claro acto político la cancelación de la penúltima cuota de los títulos de la deuda pública nacional llamados BODEN 2012, denominados así, por el año del vencimiento pautado.

Cabe recordar, que los mismos fueron emitidos en 2002 para sortear los inconvenientes de los ahorristas que no aceptaron la llamada pesificación a la salida de la convertibilidad.

Se trata de una penúltima obligación de ese tipo y no la última, ya que dentro de tres años se deberán cancelar los BODEN 2015 como compensación a los bancos, perjudicados –según el discurso oficial- en la misma época.

En esa oportunidad, el monto a erogar por el Estado Nacional será de U/S 3.500 millones.

Debe observarse asimismo, que estos pagos no se hacen en pesos sino en dólares físicos –billetes- con lo que las restricciones en el mercado de cambios de los últimos tiempos, claramente, no se aplican para todos por igual.

O algunos en Argentina son más iguales que los demás.

Los ahorristas que no pudieron esperar hasta hoy, debieron vender sus títulos a empresas y bancos en pesos, y éstos que con mayor fortaleza para la inversión pudieron esperar, se hicieron de divisas contantes y sonantes.

Esos grupos económicos dueños de los títulos que se han cancelado, son en un setenta y cinco por ciento extranjeros, y el resto pertenece a entidades comerciales o civiles y bancos.

De esta manera, los que fugaron los dólares de modo fraudulento en el año 2001 provocando la escabrosa salida del plan de convertibilidad, hoy son premiados con un trato preferencial.

La crítica sobre ese efecto no es un invento de quien escribe.

Por el contrario, la presidenta Cristina Fernández lo dijo claramente en su discurso, del que se pueden rescatar cuatro frases contundentes que implican toda una confesión: 1) «El Estado terminará de pagar el dinero que debían haberle devuelto los bancos a los ciudadanos y ciudadanas argentinos»; 2) «Qué fantástico negocio, dos veces se quedaron con la plata de los argentinos»; 3) «Por favor, no seamos más tontos, no seamos más giles»; 4) «Bancos y empresas nunca ganaron tanta plata como con este gobierno».

Leyendo esas frases, fácil es concluir que el pago de títulos en estas condiciones podrá ser todo lo legal que la Presidenta quiera creer –si cabe el término para semejante improperio- pero claramente sigue siendo una reafirmación de que el llamado modelo, pregona un progresismo falso, ya que una medida como la que comentamos responde al más tradicional status quo conservador de la más liberal economía especuladora de derecha.

Se reconoce que quienes deberían haber pagado a los ahorristas son los bancos que fugaron las divisas, y en cambio, lo pagan los mismos ahorristas diez años después a los mismos bancos culpables de la fuga con reservas del Banco Central.

La Mandataria nos dice sin tapujos por cadena nacional que esos bancos se quedaron “dos veces” con nuestro dinero, nos dice “tontos” y “giles”, y finalmente nos recuerda que esos bancos y esas empresas son los que más “ganaron” con su modelo.

En este contexto, ver que el millar de aplaudidores a sueldo que actúan en consecuencia y viven y se enriquecen con estos negociados hayan vivado a la Presidenta cuando decía estas barbaridades, puede entenderse.

Ahora, que el pueblo llano, ajeno a los entornos del poder y que vive de su trabajo cada vez menos rentable como consecuencia de la inflación no declarada, apoye esta atrocidad resulta literalmente inentendible.

Lo que nunca se podrá decir por cierto, es que lo hicieron a escondidas o disfrazando el discurso, nada de eso.

Nos han dicho en la cara que les están pagando nuevamente a los ladrones, frente a nosotros que somos “giles” y “tontos”, y que esos ladrones son los que más ganan.

La Señora Presidenta ha reiterado en su alocución que hace todo esto a pesar de los malos augurios de la cadena del desánimo y el pesimismo (en obvia alusión a TN), cuando esos medios con esta medida precisamente son uno de los pocos beneficiados por el pago.
Para comprobarlo basta revisar y comprobar quiénes son sus anunciantes.

Así entonces en lo que hace a este acto infame, se puede afirmar sin dudar que no debe haber una medida más afín al esquema financiero especulador generado al amparo de la todavía hoy vigente ley de entidades financieras que Martínez de Hoz redactara para la dictadura videlista, agravado a su vez porque ésta erogación no ha significado reducción de deuda sino canje de deuda al Banco Central, del cual retiraron el dinero contante y sonante para dársela a los bancos ladrones, dejando una letra del tesoro que tendremos también que levantar en 2020.

Todo este anuncio grandilocuente entonces, aunque sea presentado como una decisión de política transgresora, no es sino otra clara demostración del falso progresismo con el que se sustenta el modelo de gobierno.

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