La increíble historia de pobreza de Urtubey: donde él vivía, había pozo ciego

Para los pobres el mercado, para los ricos el Estado.

El haberse conocido recientemente que el IPV (Instituto Provincial de la Vivienda) había asignado de manera privilegiada los coquetos inmuebles de Lomas de Medeiros, en su mayoría a funcionarios o allegados a la misma gestión del joven gobernador Juan Manuel Urtubey, ha vuelto a poner en evidencia la necesidad de cambiar el modelo de sociedad y de dirigentes en nuestra provincia, para poder superar la deplorable condición discriminatoria que actualmente tenemos que soportar de parte de aquellos que transitoriamente conducen los destinos de Salta.

Pero más allá de las discusiones y acusaciones periodísticas por tajadas del poder político en la permanente interna partidaria del llamado Partido Justicialista, cada vez que los actores de este drama se reprochan yerros y dolos en la gestión, se aprecia con mayor claridad que todos ellos –de ambos grupos o bandos- son personajes cortados con la misma tijera: liberales a ultranza en sus vidas privadas y prestos a alardear en toda conversación sobre el peso de las cargas tributarias y la ineficiencia de la administración pública, y al mismo tiempo viven de manera permanente prendidos a la teta del Estado ocupando cargos a diestra y siniestra, como actores improvisados en cualquier área, zoquetes de ocasión para el reparto de prebendas políticas.

Para muestra basta con releer el Boletín Oficial de la Provincia y comprobar que a partir del primer día hábil del mes de enero de 2013, cuando las defensas de la opinión pública se encuentran en baja por el comienzo del periodo vacacional y hasta la fecha, se han dictado decretos de designación y renovación de cargos políticos, para esa elite ligada al poder, en asesorías, consultorías, y contratos locativos, hasta alcanzar casi quinientas designaciones (Dec. 3888/13 del 3 de enero con 392 nombramientos; Dec. 1115/13 del 18 de Enero con 27 nombramientos más; Dec. 620/13 para MARÍA MERA en la casa de Salta en Buenos Aires –sin publicar el nombre para no ser tan obvios-; etc. etc). Tampoco faltan los conocidos viajes en comisión al exterior para participar de culillos en cualquier evento con traslados y jugosos viáticos. La ley de emergencia económica vigente en la provincia –por decreto de prórroga del mismo gobernador- que expresamente prohíbe este despilfarro, goza de muy buena salud, muchas gracias.

En un programa televisivo de la noche del jueves frente a la pregunta del conductor al novel primer mandatario sobre la necesidad de cloacas en la Ciudad, contestó que en donde él vivía tenía pozo ciego. Increíble. A veces las manifestaciones de los funcionarios, y más en este caso tratándose del gobernador, sobrepasan el nivel de tolerancia y escuchar semejante agravio hacia los ciudadanos que viven en zonas marginales de Salta entre aguas servidas de pozos improvisados y oliendo el vaho que se desprende del basural, no solamente es de una crueldad obscena, sino que es hasta de mal gusto.

No sabemos a ciencia cierta si Juan Manuel Urtubey se refirió en esa oportunidad a su original vivienda de El Tipal o a la otra donde vive de garrón en Finca Las Costas. En ambos casos querer igualarse falsamente con la pobreza de quienes debe tutelar y le han votado, ha sido un acto de soberbia y maldad.

De esta manera, no debemos sorprendernos por el caso Lomas de Medeiros, porque ese nuevo descarado desatino obedece a una conducta de vida. La elite gobernante está convencida que forma parte de los elegidos; de condición superior y destinados a mandar. No es un parecer de quien escribe. Recuerde estimado lector el discurso del 5 de diciembre de 2011 en el Hotel Termas de Rosario de la Frontera, donde el mandatario salteño afirmó que él llevaba la llama sagrada, que todo lo consigue, y que sus funcionarios no le debían obediencia, sino fanatismo. Nadie lo contradijo en esa oportunidad. ¡Al contrario lo aplaudían a rabiar! Todos los acólitos batientes de palmas hasta el ardor, seguramente pensarían que tenían el derecho de ir tras la mística antorcha. Al fin y al cabo ellos también piensan desde la resignación de sus puestos de segundones, que forman parte de los elegidos, aunque viajen en el furgón de cola.

En ese tren de la desvergüenza no debe caber duda alguna que ellos seguirán administrando los bienes del erario de la Provincia bajo la regla perversa del discurso liberal, aunque tengan el descaro de llamarse progresistas y hasta militantes de la izquierda, como lo hiciera el joven gobernador en el programa de televisión aludido, casi conteniendo las lágrimas por la tristeza que le provoca la pobreza, con la característica pose actoral a la que nos tiene acostumbrados.

Y así continuarán insistiendo con el verso de las reglas de mercado para los pobres que la miran de afuera, mientras ellos desde su lugar de nuevos ricos a costa de los demás, seguirán sirviéndose del Estado para procurarse cargos, viviendas, viajes, aviones, gastos reservados, candidaturas y ainda mais, ejerciendo una hipocresía miserable mientras gozan de las prebendas del poder mal entendido, con total desaprensión por los que desde la impotencia de tener poco y nada, deben seguir los mandatos de un sistema que han fijado ellos mismos, bajo el mendaz anuncio de hacer realidad la esperanza de un cambio, cuando la estrategia es precisamente lograr que nada cambie para poder mantener sus privilegios.