La música, su amante de toda la vida.
Salta, miércoles 17 de abril de 2013. Abril Cultural Salteño. Sala de Pro Cultura Salta.
Su familia, sus amigos, los que lo conocen aunque él no los conozca, la gente del arte, reunidos para homenajearlo. Guillermo Margherita, con su andar cansino, con ese porte aristocrático que le viene de familia, con esa mirada profunda y cargada de significados y remembranzas, estaba recibiendo el merecido homenaje que su trayectoria, su aporte al conocimiento, a la expresión artística, a la música, a la ópera, a la época romántica, cuyas aristas están envueltas en su alma, en su corazón, han hecho que lo mereciera largamente.
Habló el presidente del Mozarteum local, Pablo Di Marco. Centró con acierto lo que para él significó conocer a Guillermo destacando todos aquellos momentos que la amistad puede enriquecer al ser humano que la vive, sobre todo, dentro de una gran cantidad de circunstancias, una versión grabada de una página para piano escrita por Don Giuseppe Margherita, padre de Guillermo quien se la obsequió en la seguridad que sería debidamente apreciada. Por instantes, su voz se quebró con la emoción y conmovió a todos.
Luego le tocó el turno a Ana María Bauque de Clérico directora de la Asociación Dante Alighieri que puso énfasis en datos biográficos del homenajeado y cómo llegó a elegir nuestra ciudad como propia y en la cual armó su familia, en la cual se dedicó a transmitir sus conocimientos artísticos y educativos a sus comprovincianos por adopción. Recordó con inmenso afecto a aquellos pioneros que fundamos la prestigiosa filial del Mozarteum. También se humedecieron sus ojos y su voz se perdía en medio de los movimientos de su alma. Volvimos a sentirnos conmovidos.
Después el homenajeado. Guillermo Margherita explicó lo que significó y significa para él la música, su amante de toda la vida. Su necesidad de transmitir el sentido del arte que se podría resumir en una frase que no me pertenece pero que es muy buena “la vida sin música es un error”. Por supuesto agradeció el reconocimiento y se consideró, con modestia, no ser merecedor del mismo. Observamos la protección y cuidado de su familia y en mi caso pensé lo mismo que Pablo Di Marco “una persona que puede emocionarse con estas cosas, es indudablemente una buena persona”.
Apareció el inefable Julio César Reynaga que al piano acompañó al arquitecto Benjamín Esteban, cantante vocacional quien entonó con sensibilidad tres páginas del acervo popular italiano.
Finalmente el estupendo pianista de la Orquesta Sinfónica, el maestro Javier Anderlini. En el piano de ProCultura, afinado pero con las especiales características que ya le conocemos, interpretó el nocturno de Margherita (padre), escrito en 1963, de fraseo inspirado y línea nostálgicamente recatada. Una de las varias polonesas de Chopin, compuesta en medio del romanticismo pero con un colosal nacionalismo como toda su música, imbuida de su Polonia natal.
Luego una rapsodia de carácter apasionado del alemán Brahms para terminar con dos páginas virtuosas, exigentes, complicadas y bellas a la vez como las correspondientes al Étude-tableau nº 5 y 9 del op. 39 del ruso Sergio Rachmaninoff.
Anderlini fue altamente expresivo, de toque inmaculado, de tan buena dicción pianística que la incómoda reverberación de la sala no alcanzó para afectarla.
El piano casi es un instrumento confesional, con el cual queda al desnudo lo que está bien y lo que no. Esta noche, Anderlini puso todo lo suyo con elevado nivel para enfrentar con titánica devoción, poco más de media hora de música de gran exigencia.
En lo personal, me llegó el recuerdo de las innumerables charlas sobre ópera que dimos juntos con Guillermo con quien me unen muchos años de amistad, el compartido amor por la música culta y la mutua comprensión de afanes similares. Tantos hechos no pueden sino ser destacados por quienes gozamos de ellos. Gracias Guillermo.
