Especialistas aseguran que por el bajo precio de los cigarrillos en Argentina las personas que fuman, fuman más, y los chicos tienen mayor acceso al tabaco. «Hacer una política de control del tabaco sin aumentar los precios no sirve», advierten.
La gente fuma cada vez más. En 2007 se vendieron, en promedio, 52 paquetes por habitante, 3,16% más que en 2006 y la máxima cantidad en la década. Lo adjudican a falta de compromiso oficial para que se fume menos. Subieron el pan, los fideos, la carne y los alquileres. Pero el precio de los cigarrillos se mantiene prácticamente estable.
Entre marzo de 2005 y marzo de 2008 el valor promedio de los cigarrillos aumentó un 7 por ciento. En ese mismo período la inflación fue del 32 por ciento, según el INDEC (y estimaciones privadas afirman que en realidad fue del 58 por ciento).
Ahora fumar es tan barato que ocurrió algo paradójico: aunque en el país hay mayores restricciones para fumar y crece la conciencia sobre los daños que hace el tabaco, las ventas de la industria tabacalera siguen subiendo. Es más: las de 2007 fueron récord en la década.
Está claro, pese a todo: la gente fuma más. En 2007 se vendieron en la Argentina 2.052.371.559 paquetes de cigarrillos, un 3,16 por ciento más que en 2006, según información de la Secretaría de Agricultura de la Nación. Cinco años atrás se habían comercializado 279 millones atados menos.
Las mayores ventas acompañaron el crecimiento de la población. En 2007 se vendieron en promedio 52,14 atados per capita; en 2006 fueron 51,05 atados por habitante y en 2005, 48,32. «La verdad es que no me sorprende el aumento en las ventas. Mientras no haya un fuerte compromiso del Gobierno, va a ser imposible que decaiga el consumo de tabaco», sostuvo la doctora María Inés Sosa Lipandi, de la comisión de trabajo antitabáquico de la Fundación Cardiológica Argentina.
«La legislación argentina esta atrasada. Uruguay, sin ir más lejos, ya es un país libre de humo. Aumentaron el precio, hacen campañas masivas y prohibieron fumar en lugares públicos», agregó.
También Mario Virgolini, director del Programa Nacional de Control del Tabaco del Ministerio de Salud, culpa del aumento en las ventas a lo barato que es fumar.
«Por el bajo precio las personas que fuman, fuman más. Y además, con estos valores, los chicos tienen mayor acceso al tabaco», dijo el funcionario. Virgolini también aseguró: «Hacer una política de control del tabaco sin aumentar los precios no sirve para alcanzar los objetivos».
Opinión de las tabacaleras
Verónica Schoj, médica e integrante del Grupo Antitabaquismo del Hospital Italiano, también recalcó otras razones que explicarían la suba en las ventas. «Hay un mayor poder adquisitivo de la población, se incorporaron al mercado líneas más baratas de cigarrillos, la publicidad sigue sin prohibirse y siguen comercializándose atados chicos y cigarrillos sueltos», aseguró.
«El crecimiento del consumo, no se da solo en nuestro producto, sino en diferentes sectores de la economía, tanto en consumo masivo, como en bienes durables y no durables, producto del aumento en los niveles de actividad económica», argumentaron en Massalin Particulares. «Los cigarrillos deberían estar más caros, seguro. En dólares, y comparando su valor contra el salario y otros bienes, están muy baratos», dijo Facundo Etchebehere, director de Asuntos Corporativos de Nobleza Piccardo.
El ejecutivo sostuvo que estaba de acuerdo «con que los precios encuentren otro lugar, pero que sea de equilibrio para que no aumente el contrabando». En la actualidad se estima que el comercio ilegal de cigarrillos (contrabando, falsificación, origen desconocido) alcanza al 8,8 por ciento del total de las ventas. El bajo precio, además, habría provocado una baja del contrabando y una suba de las ventas legales. Los precios de los atados son fijados por la Secretaría de Comercio Interior.
Según las tabacaleras, el funcionario no autoriza subas porque los cigarrillos inciden en el índice del INDEC. En 2005 Néstor Kirchner envió al Congreso un proyecto de ley antitabaco que, entre otros objetivos, se proponía fijarle a los atados un valor mínimo.
En el Ministerio de Salud en aquel momento hablaban de que el atado más económico debía costar 3 pesos. Hoy la marquilla más barata sale 1 peso. Aquel proyecto quedó en la nada. Ahora en Diputados hay en estudio otras dos iniciativas. La que contaría con más adhesiones es una que elaboraron las comisiones de Prevención de las Adicciones y de Salud Pública, presidida por el diputado Juan Héctor Sylvestre Begnis.
En ese proyecto se fijan diferentes restricciones, pero nada se dice sobre el precio. «Subir el valor no sería justo del todo porque terminaría desalentando sólo a los de menores recursos», razonó el diputado Sylvestre Begnis. (Por Carlos Galván).
Fuente: Colegio de Psicólogos de Salta.