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sábado, julio 5, 2025

Alto nivel del Atos Trío

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Mostró el porqué de los innumerables premios conseguidos a partir de su inicio.

Salta, miércoles 12 de junio de 2013. Sala de la Fundación Salta. Atos Trio (Anette von Hehn-violín, Stefan Heinemeyer-violonchelo y Thomas Hoppe-piano). Erzherzog trío (Trío del Archiduque) en Si bemol mayor op. 97 de Ludwig van Beethoven (1770-1827). Trío para piano y cuerdas nº 2 en Mi bemol mayor D.929 op.100 de Franz Schubert (1797-1828). Ciclo el Mozarteum Argentino Filial Salta.

Hace diez años que tocan juntos. El excelente Atos Trío se fundó en Berlín en 2003 por los actuales integrantes. Poseen no pocos atributos artísticos. Por de pronto, si bien no sé que instrumentos de cuerda usan, debo decir que su sonido es verdaderamente bello. El pianista Thomas Hoppe, acapara la atención del oyente no sólo por su música sino por su gesto tremendamente expansivo. A pesar de su juventud, el violín de von Hehn y el violonchelo de Heinemeyer revelan sólida madurez. Los tres han encontrado un lenguaje común, una estética compartida, un modo que no necesita más que oírse entre ellos para saber el camino. Eligieron un programa que no tuvo nada de condescendiente.

Beethoven. El trío escrito en homenaje del Archiduque Rodolfo de Habsburgo que supo ser protector y amigo del compositor, quien en esos rasgos donde su natural rusticidad exterior desaparecía y llevaba a la superficie la calidez de su sentimiento íntimo, es una página profunda, con ideas originales para la época, no exento de dulzura como en su tercer movimiento o de virtuosismo como en su parte final. El Atos Trío mostró el porqué de los innumerables premios conseguidos a partir de su inicio. Un detalle que el público debe haberse preguntado. ¿Por qué el pianista tocó con el instrumento a tapa abierta? Simple, la hermosa sonoridad de las cuerdas obligó a ello y así pudo aparecer el discurso dado en planos similares.

Schubert. No es fácil mantener una buena conjunción entre fraseo y articulación musical de cámara en una obra gigantesca. El op.100 dura cuarenta y seis minutos. El autor, en sus últimos meses de vida expresó que estos pentagramas significaban algo así como un resumen de su propia vida. Su natural timidez, al momento de escribir música, desaparecía al punto que se da el lujo no solo de extender una enormidad su discurso sino de repetir cuantas veces quiso alguna línea temática que le atraía especialmente. Por ejemplo, el tema del maravilloso solo inicial del segundo movimiento a cargo del violonchelo, se repite luego en los otros dos instrumentistas como para que la idea quede fija para siempre. Con otro ánimo, tiene un casi “scherzo” juguetón, humorístico, muestra acabada de buen talante. Hay que recordar que muchas veces el compositor escribía para sus amigos ante los cuales estrenaba. Vivió poco, pero escribió mucho a la sombra de su admirado Beethoven. Cada vez que un repertorio trae a ambos, siempre me pregunto ¿se habrán conocido viviendo en los mismos años y en la misma ciudad? No es un asunto que se sepa en definitiva, pero despierta la curiosidad porque el concepto musical de ambos es muy diferente. Un misterio que sólo revela inquietud por saber.

¿El recital? Buenísimo.

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