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Marcelo Ramos satisfizo la expectativa generada al ser invitado.

Salta, viernes 14 de junio de 2013. Teatro Provincial. Solista: Gonzalo Álvarez Castelo (contrabajo), Orquesta Sinfónica de Salta. Director Invitado Maestro Marcelo Ramos (Brasil). Giuseppe Verdi (1813-1901) Obertura I Vespri Siciliani. Serge Koussevitzky (1874-1951) Concierto para contrabajo op. 3. Heitor Villa-Lobos (1887-1959) Bachiana Brasileira nº 7. Marcelo Ramos (1972) Suite Minas Gerais (*). Aforo 60%

En las oberturas de las óperas es posible encontrar dos tipos. Las que anticipan la atmósfera, la significación y el contenido musical de la ópera que sigue y la que su construcción nada tiene que ver como predecesora al teatro cantado. En Verdi, por lo general, sus oberturas pertenecen al primer tipo. Tal el caso de la de esta noche, donde desde el comienzo hasta el final va creciendo en dramatismo porque cuenta la historia de los sicilianos que mataron a los integrantes de la corte francesa que los dominaba. Mucho del material melódico que tiene la ópera, están en esta obertura.

Serge Koussevitzky fue un músico nacido en Rusia y luego asentado definitivamente en los Estados Unidos donde cambió su ciudadanía. Fue un virtuoso contrabajista aunque el mundo lo conoció mas por su labor de director de orquesta conduciendo la Sinfónica de Boston por un cuarto de siglo llevándola a ser una de las cinco grandes orquestas norteamericanas. Fue compañero de estudios del compositor ruso Reinhold Gliere a quien le estrenó su sinfonía nº 2. Este prólogo sirve para señalar que su concierto para contrabajo, está firmado por Koussevitzky pero según dicen, mucho tuvo que ver Gliere en su escritura. Es neoromántico y no es para cualquier ejecutante.

Uno de los músicos fundadores de la orquesta, Gonzalo Álvarez Castelo, contrabajista de fila de la sinfónica local, tuvo a su cargo la parte solista de la obra y su ejecución rayó a gran altura. En este punto digo algo obvio. Cuando un integrante de la orquesta salteña es el circunstancial solista de una obra cualquiera, el hecho debe ser considerado como un premio. En este caso, totalmente merecido. Álvarez Castelo conoce la obra hasta en sus menores detalles y además la usó en uno de los concursos de reválida. Tiene un aire a Chaikovsqui en el acompañamiento orquestal, un “andante” de gran ternura para llegar al final en el cual, a partir de un llamativo solo de la trompa se escuchan golpes orquestales enmarcando recuerdos del tema inicial. El bajo perfil, su sencillez, realzan aún más la poderosa intervención de Álvarez Castelo muy saludado por el público.

La segunda parte fue toda para la música brasileña. Primero la Bachiana nº 7 de Villa-Lobos, de notas largas, expresivas, con pasajes de efectivos contrapuntos. El autor admiraba sin límites al alemán Juan Sebastian Bach y de allí su intento de bucear en motivos populares de su país tratando de imbuirlos del espíritu de Bach. La Bachiana nº 7, es la más extensa de las nueve que escribió el mejor compositor de Brasil con su primer esquicio de notas largas y expresivas, el contrapunto del segundo, los sonidos de una gran ciudad en el tercero para rematar en una poderosa fuga cuyo sujeto de ocho notas surge de la nada hasta llegar al explosivo final. Y por último, un tributo del maestro Ramos en su calidad de compositor, a la música de grandes figuras de su país como Nascimento, Horta y otros. La obra, de 2004, muestra su espléndido manejo en el arte de la instrumentación con doce minutos de gran riqueza sonora. El maestro Ramos es un prolijo director que pudo establecer un buen camino de ida y regreso en la comunicación conductor-orquesta y por tanto, satisfizo la expectativa generada al ser invitado.

(*) Estreno para Salta.

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