Esta vez me dejó como aquel que lee una novela de suspenso.
Salta, jueves 5 de setiembre de 2013. Teatro Provincial. Solista: Gabriela Guzzo (soprano). Orquesta Sinfónica de Salta. Director Invitado Mº Miguel Ángel Gilardi. Danzas de la leyenda del Urutaú (*) y Tres canciones argentinas (*) ambas de Gilardo Gilardi (1889-1963). Suite nº 1 de Peer Gynt (con el agregado de Canción de Solveig de la Suite nº 2 y Canción de cuna de Solveig, música incidental de la obra teatral) de Edward Grieg (1843-1907). Muerte y Transfiguración op. 24 de Richard Strauss (1864-1949). Concierto conmemorativo del 50º aniversario de la muerte del compositor Gilardo Gilardi. (*) Estreno en Salta. Aforo 75%.
Gilardo Gilardi fue un notable compositor y pedagogo argentino que luego de su formación académica, por sus pensamientos federalistas -según historiadores musicales- consideró que parte de su producción musical debía incursionar en temas que tenían que ver con su país. La antigua leyenda del Urutaú, pájaro de canto lastimero del noreste argentino, ave de cierta magia relacionada con amores imposibles, fue campo propicio para una ópera dentro de la cual hay danzas indígenas, de carácter vigoroso y rotundo, sobre todo en los metales pesados y en sus acentos autóctonos. Luego, con una impronta parecida, Tres Canciones Argentinas de índole vernácula donde la soprano Gabriela Guzzo superó largamente su actuación de 2008 llenando de placer el oído. Tiene un color particular, afinación perfecta, voz inmensamente agradable, amplia, generosa, mas un volumen pleno con el que llenó el teatro y una prestancia gestual que habla de su finura personal. Muy buena cantante argentina.
Hasta aquí, el concierto con los atractivos esperados. Luego la Suite nº 1 de la música incidental de Peer Gynt con el agregado de dos textos que, si bien no forman parte de la suite, sí lo son de la obra teatral en tanto son cantadas por Solveig, personaje femenino de la obra de Henrik Ibsen. Esas dos canciones, también dichas por la soprano Gabriela Guzzo con dulzura y enorme sentimiento, enriquecieron una interpretación que careció del vuelo de cuando el mismo conductor hizo la Suite en el año 2005. Es posible que la falta de varios de los solistas titulares en las diferentes secciones de la orquesta, pueda haber jugado en el resultado sonoro, pero me quedé con las ganas. Lo curioso es que sentí lo mismo en ese bellísimo poema de Richard Strauss llamado Muerte y Transfiguración. En lo personal esa página tiene implicancias personales de las que no me es fácil prescindir pues cuenta la historia de alguien que va perdiendo su vida y que en esos momentos recuerda sus ideales no cumplidos, hasta que llega la muerte. En el tránsito se produce la transfiguración de su alma, encontrando en el “más allá” lo que no tuvo antes. La página es gloriosamente descriptiva hasta llegar a la espectacular “transfiguración”. Noche rara la que comento. Público aplaudiendo entre movimientos y rompiendo el hechizo de la unidad conceptual de la obra y el Mº Gilardi, que se ha lucido muchas veces en Salta, pues esta vez me dejó como aquel que lee una novela de suspenso y se queda sin saber el final. Como es un buen músico, lo espero para la próxima.