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martes, noviembre 26, 2024

Elecciones del 6 de octubre: Unidos por el espanto

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Habrá que ver más cerca del 2015 y con un nuevo posicionamiento del oficialismo local detrás del sucesor de la Presidenta o no por un conveniente cruce de vereda, si los porcentuales actuales se mantienen.

El sorprendente resultado electoral del pasado 6 de octubre de 2013 que develó un crecimiento exponencial del Partido Obrero, ha generado en el ambiente político opiniones de las más diversas, algunas de ellas objetivamente interesadas en desviar la atención pública, otras que celebran el acontecimiento, y otras teñidas de desesperación cuando no de espanto.

El mismo gobernador de la Provincia tuvo que reconocer públicamente los guarismos y con no poca ironía espetó que el pueblo de Salta estaba cambiando de ideología, como una sutil manera de tratar de ningunear a los únicos verdaderos adversarios en el espectro electoral, que por su posición claramente antagónica al modelo actual, hacen más evidente las similitudes del tándem Urtubey-Olmedo-Romero, entre los cuales no se observan casi diferencias.

Por su parte el Concejal oficialista “Turi” Rodríguez afirmó que este sector de la izquierda nacional es anti democrático, que está en contra del sistema, que quiere expropiar a los ricos, y hasta que se opondrán a la religiosidad local, contagiando a otros habitualmente menos verborrágicos que se sumaron a desperdigar el miedo, a que en el futuro y en caso de ser gobierno este partido les quitará sus autos y sus casas a los salteños o que no habrá procesión del Milagro en septiembre, entre otras barrabasadas por el estilo que los aludidos han bautizado jocosamente con no poco ingenio como un “festival de agravios”.

La falta de costumbre de contar a esta fuerza política entre los contendientes con posibilidades ciertas de ganar lugares expectantes, puso en evidencia la falsía y la hipocresía de los que cuando aquéllos solo obtenían porcentuales inferiores al 5%, manifestaban que todo estaba bien y que era el juego de la democracia, y que la izquierda también tenían derecho a participar, y bla bla y más bla bla. Entonces no solamente no les preocupaban, sino que en posición de ganadores les venían estas minorías como funcional anillo al dedo para legitimar su triunfo y encima pasar de magnánimos con los perdedores.

Pero ahora el panorama ha cambiado y drásticamente. El Concejo Deliberante podría tener mayoría de esa fuerza si los resultados se repiten el próximo 10 de noviembre, y existe una oportunidad cierta de que por primera vez en la historia del partido se llegue a ocupar una banca nacional el próximo 27 de octubre, y para evitarlo han salido de los cuatro costados de la reacción a advertirnos a los Salteños que tengamos cuidado con los comunistas, y que una cosa es simpatizar de jugandito con los progres y otra cosa muy seria es seguir votándolos para que desde su nihilismo suicida nos lleven a todos al abismo. Se han sacado las caretas y se muestran literalmente como gorilas hambrientos.

Al mismo tiempo el Partido Obrero en ascenso se encuentra inmerso en una objetiva contradicción entre su tradicional crítica al sistema demócrata liberal burgués y la actual posición electoral, y entonces ha comenzado a variar rápidamente su estrategia, desde la forma de vestirse para ir a programas nacionales de televisión, hasta morigerar el discurso revolucionario aportando un matiz más mesurado y conciliador que los anteriores. Al fin y al cabo una propuesta trotskista revolucionaria que de repente por inusuales circunstancias se ve recompensada inesperadamente con una cantidad de votos que ni ellos mismos esperaban, ahora tiene posibilidades ciertas de entrar en el juego electoral de la burguesía que afirmaba combatir, y con sus mismas reglas jugarle de igual a igual, lo que no es poco pero al mismo tiempo exige una adecuación a las reglas impuestas.

La muletilla más difundida del oficialismo para con este crecimiento electoral de la izquierda política en Salta, es que se trata de un voto “bronca” o de un voto “castigo”, tratando de darle a los términos un sentido pasional de los votantes que teóricamente cegados por esa ira o ese impulso del momento, pronto reaccionarán y volverán al redil de ellos cuando se les pase el enojo. Nada más lejos de la realidad.

Esa manifestación tan burda y carente de imaginación atenta contra los propios intereses de los que la difunden, porque al fin y al cabo si el electorado –en todos los sectores- siente bronca, impotencia, hartazgo y desazón de la actual clase política Salteña, es precisamente por la inutilidad, nivel de corrupción e impunidad –en ese orden- con los que se manejan estos sujetos para administrar la cosa pública, y en tal caso el claro mensaje de la gente que golpea frente a sus narices les está pasando inadvertido a causa de su propia escases neuronal.

Este sector electoral tiene un crecimiento muy claro, basado en la coherencia, la trayectoria y el incansable trabajo social que hacen sus adherentes en distintos puntos de la Ciudad. Es mérito propio sin lugar a dudas y su actuación continuada genera la credibilidad y la confianza suficiente para que los votantes los identifiquen como la única real oposición en la Provincia y el resultado de esa ecuación está a la vista, y pinta como para seguir creciendo.

Pero también un porcentaje de ese crecimiento lo están aportando segmentos socio económicos de la comunidad que antes ni pensaban en darle un solo voto al internacionalismo revolucionario de este partido, pero que en esta oportunidad lo hacen no por convencimiento sino por reacción al Cristinismo confeso del gobernador, de quien esperaban a esta altura de los acontecimientos un cruce a la vereda derecha, de la cual en Salta no existe un solo referente serio ni una fuerza que se muestre como aceptable, como son los casos del PRO o el ARI y otras fuerzas menores que recibieron soberana paliza en la primarias de Agosto.

Estos sectores de la sociedad que concurrían a las convocatorias “espontáneas” a participar como caceroleros de teflón, fijando como punto de reunión la rotonda del final de la Avenida Belgrano porque les quedaba muy a mano cuando bajaban de San Lorenzo, El Tipal y La Almudena en sus enormes camionetas 4×4, a pedir que la Presidenta se muriera, poder viajar al extranjero sin limitaciones, poner a los ladrones entre rejas y poder vivir en libertad –como quiera que estos enunciados de las convocatorias virtuales se puedan entender- son los que en parte también votan ahora al Partido Obrero.

Es un juego del gato y el ratón de la clase económica alta que lleva el mensaje al oficialismo de que si sigue coqueteando con lo que ellos consideran el populismo Kirchnerista no podrán contar con ellos. Y en una Salta carente en absoluto de otros partidos convocantes, ese mensaje se emite con esa orientación elitista, porque también ese sector social advierte como único polo opositor a este partido, pero lo hace sin convencimiento ideológico, a menos que se quiera pensar que Tres Cerritos, Villa de San Lorenzo y El Tipal ahora son revolucionarios y que están dispuestos a posicionar concejales y hasta un intendente surgido de la izquierda, lo que aparece como poco probable.

En el Día de la Lealtad, Juan Manuel URTUBEY ha ratificado expresamente que quien conduce la Nación es Cristina Fernández Viuda de Kirchner, aferrándose sobre la hora del 27 de octubre a un medido pero más seguro resultado electoral y sin cambiar de caballo a mitad del río por la proximidad del evento que no torna aconsejable variar la estrategia con tan poco margen para convencer al electorado, y así entonces casi con seguridad en las elecciones que vienen se repetirán los resultados.

Habrá que ver más cerca del 2015 y con un nuevo posicionamiento del oficialismo local detrás del sucesor de la Presidenta o no por un conveniente cruce de vereda, si los porcentuales actuales se mantienen. Con un regreso del primer mandatario a una posición más derechosa, alejada del “populismo-chavismo-montonero” como les gusta decir a los troglodytes gorillas vernáculos, tal vez le devuelvan la confianza y los números muestren otra vez el alineamiento de clase.

Mientras tanto la reacción social de los niveles acomodados locales seguirá castigando a quien otrora consideraron uno más de su clase y que ahora con sus simpatías nacionales y alejado de los tan coquetos como absurdos cacerolazos, sienten que no los representa.

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