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sábado, noviembre 23, 2024

Entrevista a Elsa Púppulo

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Elsa Púppulo es una gran pianista argentina, (redactora de dos entradas como autora invitada en La Gaceta Musical): «El Arte Bajo Amenaza» y «Alegato por la Cultura Argentina»; que hoy acepta la invitación de hacer una entrevista, que sin duda, será un gusto para todos los músicos y melómanos.

1. ¿Qué es lo que más le gusta de la música clásica a diferencia de otros tipos de música?

– La música siempre fue para mí la invitación a andar por un gran camino hacia un gran encuentro, el gran encuentro con el todo. Por eso es que he vivido a la música no para desarrollar una carrera, como suele suponerse en esta civilización preñada de carreras y técnicas para conquistar recompensas. Nunca concebí que música debería ser algo para ser usada, sino que para mí la música siempre ha sido una necesidad interior que permitiría un desarrollo espiritual que yo ansiaba en mí, para mí y así poder convertirme en una mejor persona. Yo creo que cada uno de nosotros tenemos una reservorio desconocido, a veces sumamente inconsciente, a veces sumamente desperdiciado, desoído, pero todos lo tenemos. Yo traté de atender a ese reservorio, asumirlo, comprometerme con él y compartirlo. He vivido experiencias que me excedieron, experiencias diría trascendentales, próximas a estados de trance, en las que era en mí muy palpable la comunión con lo más interior de mí y con el cosmos todo, con la vida y la muerte. Eran experiencias en las que lograba llegar a estados alterados de conciencia que me permitían conocerme y avizorar las posibilidades extraordinarias que todos -consciente o inconscientemente, y a veces sólo durante un brevísimo lapso- podemos tener, vivir, experimentar. Esas experiencias -como digo- sólo son un resplandor breve que se da en uno, lo ilumina a uno y que a veces uno cree percibir también envuelve a quienes comulgan con el arte mayor que uno intenta interpretar, pero esas experiencias, esas fugaces muestras de eternidades, ese rayo que viene y se va, son instantes inolvidables, reveladores, perennes.

Algunos me dirán con alguna razón quizás, que el arte, la civilización , la cultura toda es sublimación, desplazamiento y una forma de delegación que hace la vida en favor del arte y de una interpretación subjetiva de la existencia. Sin descartar esa posibilidad yo creo que el arte brinda lecciones, cada tanto, en favor de la vida, el arte a veces enseña a vivir….Tal vez – pienso- si hay lugar para una discusión alrededor de esa aparente dicotomía, en el fondo todo radique simplemente en una cuestión de léxicos, un asunto comunicacional, puramente referido a la transferencia de ideas, de concepciones, de sueños, horizontes y compromisos… No lo sé: sólo sé que el arte es la mejor representación de la vida, y a veces la supera… sólo para soportarla…y comprenderla, como lo intenta la filosofía, que no es el conocimiento, ni la gnosis revelada; el arte sólo es una tendencia hacia la mejor reporesentación , la más próxima interpretación de la vida…, una propuesta (a veces engañosa, a veces no, depende del atista), un digno ademán que propende a la vida. El arte sólo es una manera de expresar el dolor, la felicidad y la gloria del ser celebrando la victoria de la vida sobe la nada…«La música es revelación…,superior a la filosofía», dijo Beethoven un día… Cómo discutir con tal genio?…Pero…¿no estaría tal genio visualizando el mundo solamente a partir de su tan divino don?…¿Es realmenate el arte, es la música la revelación más cierta de la vida?…Sólo son preguntas formuladas por la razón ante el misterio de los sonidos …que nos interrogan y nos responden ….mientras vivimos en nuestro gran valle, este gran «cementerio de ilusiones», según nos decía Schumannn….

Todos conocemos algo de aquella propuesta cardinal de Sócrates…, aquel «conócete a tí mismo». Esa intención de acercarme al conocimiento de mí misma yo la avizoré de la mano de la música; pronto descubrí que si yo era capaz de entregar a los demás ésa, mi concepción del arte, de la música, esa conexión espiritual entablada entre el oyente y el dador generaba una profunda hermandad que es noble, es un religarse y es ennoblecerse, es un superarse merced a un simple proceso de maduración y comprensión, y de compasión, sin buscar ni pretender más que la confluencia de las almas, en definitiva, de procurar un bien social, una forma de paz.

Es tan enorme el legado de los músicos clásicos que me he pasado la vida estudiándolos y por ende, buceando en mi interior, desarrollando la capacidad de comprensión, de amor, conociendo los abismos y los cielos para luego salir fortalecida y gozosa y con una energía y un amor por la vida, cada vez mayor.

Ante la pregunta que se me formula, mi respuesta se sintetizaría si dijera que todo fue un camino de desarrollo global, centrado en la música culta pero no sin amar a otras músicas, a las que no pude cultivar debidamente por no contar con el tiempo suficiente que merecería la dedicación a ellas, ya que casí se diría que viví un poco obsesionada, absorbida por un mundo en el que creí, el mundo de la música erudita (que fue lo que mejor pude conocer en esta vida), sin por ello ignorar que había también otro mundo en mi derredor que se me aparecía a mí como algo absurdo, inhumano, injusto. En este momento de mi vida escucho todo…, pienso que Yupanqui al pie de sus cerros siente por la tierra lo mismo que Beethoven o Schubert o Bartok. Se podrá decir que los niveles de traducción son diferentes, que la evolución de épocas y de las culturas son diferentes, quizá incomparables, pero la esencia es la misma: en todos ellos está el hombre, íntegro, frente al Universo.

Hay, es verdad, formas diversas de acercarse al Universo, a la tierra, al cerro, al arroyo, al silencio…, es el viejo relato poético de Basho (poeta oriental), en el que se ponderan las dos formas de conocimiento: por un lado la mente oriental contempla la rosa, y para conocerla se convierte en ella, se convierte en rosa; la mente occidental por su lado, hace que el científico, confiado en su razón, es interrogado por la rosa y para obtener una respuesta, la arranca de su ámbito vital y va separando sus componentes para analizarla acabadamente, racionalmente, y… finalmente la mata. ¿Cuál debería ser el camino correcto de conocimiento?…Evidente es que, como proponen Suzuki-Fromm: falta un diálogo (truncado por los dogmas) entre los que queremos aprender. Yo amo a la música y al crecimiento espiritual, ya sea en una baguala, en una raga o en un cuarteto de Beethoven o Schubert…, en fin, me remito a lo dicho: todos son niveles evolutivos del hombre, del hombre con una misma esencia que lo constituye.

Creo que cabe añadir que en este sentido, hoy el conocimiento se ha diversificado casi hasta la infinitud;…en una época, ciencia, arte y filosofía eran una misma cosa, hoy todo ha cambiado, hoy Leonardo (el mismo genio que subestimaba a la música por estar sujeta a la temporalidad, una magnitud hoy comprobada como válidaper se) no habría podido introyectar todo lo que hoy se conoce… Es la evolución, dicen, y así es que han surgido las especializaciones y la gran tecnocracia consagrada a hurgar en la partícula y a desatender la totalidad. Es la misma lógica, la misma razón que hace que hoy haya grandes malabaristas del teclado, grandes especialistas en la mecánica del piano, pero que haya tan pocos pianistas que hagan arte, lamentablemente, tal como hoy hay grandes ingenieros de sonido, admirables muchos de ellos, que son los que nos dicen qué es lo que «suena bien». Son las paradojas y los paradigmas de la modernidad tecnológica: tenemos mayor conocimiento y paralelamente tenemos una mayor ignorancia. Nos hemos distanciado del humanismo, una visión que hoy se nos presenta como anacrónica o directamente retrógrada. Creo que todo músico, todo artista, todo creador, pensador, todo aquel que crea o produce algo, debe conocer dentro de sus posibilidades, algo de lo que es el panorama cultural, social y político que lo rodea y lo condicionan (decía Furtwängler: «Jamás ha existido una música verderamente grande que no estuviese unida, de alguna manera, al pueblo.»); el talento no es excusa para retraerse del mundo, por más vertiginoso que éste se nos presente (ni E.Fromm, ni N.Chomsky, ni J.P.Sartre lo han hecho). La cultura, bien lo sabemos, condiciona pero no determina…Allí, en esa cuña es que fue que yo traté de vivir y de expresarme a través de mi modo de expresión…, una forma que quería expresar lo que yo pude hacer con lo que los demás habían querido hacer de mí…, como diría Sartre….Y….eso trae problemas…, en la vida , en el arte y en lo que se suele llamar: «la carrera»…, esa competencia en la que yo jamás participé…, por cierto. Quiero decir, tal vez, que las culturas, los sistemas, los dogmas, tratan, buscan condenar, reprimir al hombre…, yo he tratado -a veces desde la mayor espontaneidad vital o desde la máxima ingenuidad aparente- de superarlos sin pretender ser superior,…: tal vez allí resida mi conquista, la gran conquista, …la conquista sobre mí misma…, luego, sobre mis contingencias. El hombre, con todo lo de divino y de diabólico que es inherente a èl y a sus creaciones, más de una vez ha tratado de dominar al hombre, al humanismo, mientras que desde otra constelacón, algunos sin estrella ni «palenque» propio (como diría José Hernández), sin sonreír al menor poder de los poderosos hemos podido eludir a las normativas y axiologías de los que siempre han querido pensar sentir y percibir por nosotros; y hemos logrado ser nosotros… a pesar del peso de los pesados de ayer y de hoy…

Creo firmemente que a pesar del arrebato de los que fueron presa del arrobamiento, yo confío en lo que surge del relato de la caverna platónica, creo que quizá, los que hemos sabido aprehender algo de los contenidos instilados por los profetas del ser hacia la vida, -quiero creer- habrá de perdurar más allá (en el tiempo y el espacio) que los contenidos promocionados por aquellos que disfrutaron del calor del potente sol, una estrella tan efímera como todo lo existente.

2.- ¿Cómo y a qué edad entró en el mundo de la música?

– Comenzó con un pianito de juguete regalado por mis padres en un temprano Día de Reyes. ¡Quedé fascinada!… Toqué todo el día y la noche sobre aquel tecladito. Luego, a los 7 años comencé a estudiar, yo quería ser bailarina pero mi madre eligió la música para mí. Mi querida madre conocía y amaba a la música. su hermana mayor tocaba bien, tengo testimonios de ello a través de sus libros regalados por sus padres, mis abuelos pescadores de San Sebastián también amantes de la música, a quienes no conocí.

3.- ¿Qué cuatro cualidades debe tener un buen músico?

– Primero: amor por ella. Segundo: entrega. Tercero: paciencia. Cuarto: mucho coraje.

4.- ¿Qué es para usted la música?

– Como ya lo he dicho: un medio de crecimiento.

5.- Lo del talento musical, ¿es algo que le viene de familia?

– Mi madre y mis tías eran cinco hermanas; tres tocaban el piano, mis abuelos eran unos pescadores vascos y tenían un gusto refinadísimo (aún conservo sus partituras…). Los grandes compositores han nacido en hogares no propicios (Beethoven es sólo uno de ellos). Decía Pierrette Mari: «Las existencias apacibles no suelen ser patrimonio de los hombre de genio.» El misterio del genio es aún indescifrable, pero creo que el sufrimiento y la lucha templan y dan forma al talento. Hay un muy antiguo relato chino que cuenta sobre cuándo y dónde un discípulo puede encontrar «el sonido» de su flauta…El maestro -dice el relato- venerado como un dios, luego de escuchar una y otra vez a su discípulo siempre le decía: «falta algo…». Pasaron años, el discípulo debió vivir su vida y vivir las revelaciones de la pena y de la dicha, abandonó la flauta hasta que un día, aquel joven ya no tan joven, un andrajoso sapiente de que ya nada tenía que ganar ni perder, tomó una flauta ante su gente…y todos escucharon que…«ya nada faltaba»…,él finalmente también podía tocar como un dios. Es un hermoso, conmovedor y aleccionador relato que -si es de Vtro.interés- habré de remitírselo en otro mail *. Dice Rilke a propósito: «Un dios lo puede hacer. Pero, ¿me diréis cómo puede un hombre penetrar en las cuerdas de la lira?»

6.- ¿Te has especializado en algún/os compositores?

– No…He tratado de partir del Barroco, aunque crecí con el Canto Gregoriano (con el Mtro.Giacobbe); en el Barroco incorporé lo profano y lo sagrado de las Variaciones Goldberg de Bach, así como la vitalidad fresca de Scarlatti; en el Clásico accedí a las cumbres arquitectónicas y filosóficas de «Las Variaciones Diabelli» de Beethoven, además de otras. Estoy obviamente hablando sólo de dos cimas, pero también supe gozar de las exquisiteces del más sublime Mozart. El Romanticismo me atrapó a partir de Chopin, Liszt, Schumann, Brahms, amé y amo todo lo de ellos, y luego vinieron el Post-romanticismo de dos enormes: Rachmaninov y Scriabin,… nunca me cansé de hacer la integral para piano y orq. del primero, así como las sonatas y piezas breves del segundo, tan crípticas para algunos como luminosas para otros. Béla Barktók me hizo consubstanciarme aun más con la fuerza de la tierra, y Argentina…mi país siempre estuvo presente, desde la línea nacionalista de Julián Aguirre y López Buchardo pude desembocar en la gracia, elegancia, pudor, argentinidad, mesura, profundidad, y calidez de quien fue un gran amigo durante décadas: mi Carlos Guastavino, inolvidable e incorruptible compositor, maestro y hermano fiel. Otro gran argentino fue Ángel Lasala. Del Grupo Renovación cultivé obras de Honorio Siccardi y de muchos otros pertenecientes al Grupo Jóvenes Compositores. En fin…, me he pasado la vida estudiado y creciedo en, con y por la música, y ahora me encuentro con tanta obra no transitada, con tanta obra injustamente olvidada, archivada…,querría recobrarla, exhumarla, pero necesitaría otra vida para seguir este sendero.

7.- ¿Cuál crees que es el problema principal de la música en la época en la que vivimos?

– Primigeniamente la música no tiene problemas; quedará, eso sí, esperando que alguien la despierte de su sueño. No puedo evadir aquí la mención a un problema que aqueja no a la música, sino a los músicos (del género clásico): el músico clásico hoy no es más que un profesional, a veces a sueldo, a veces un artista que se regala…, y no faltan los músicos que padecen de la filosófía del individualismo burgués: cumplen entreteniendo, y se vuelven a sus casas a consumir lo que se les indica es lo más conveniente para compartir una cultura mediocre, mediática, embrutecedora. Tal vez sólo sea consecuencia de este capitalismo salvaje en el que todo debe producir dinero, lucro inmediato, para ser valedero. La música en este contexto es una mercadería más, fungible y bastardeable. Debo entonces aquí retomar lo dicho y poner a consideración mi convicción : un artista no debe tener límites y conformarse con creerse dueño de una pauta propia consistente en alguna aptitud para manejar un instrumento o para leer una partitura, un artista debe tender hacia la lectura de todo, la lectura de los grandes pensamientos, la comprensión de la belleza y de las verdades permanentes…, la lectura de la vida. Eso es humanismo, eso es cultura, la cultura indispensable para que el artista sea digno de ese nombre. Hoy, en nuestro sistema de valores, el ser cede ante el tener, el representar vale más que el consistir. Decían en Roma: «tanto tienes, tanto vales»…Han transcurrido más de 20 siglos y esa preceptiva, en su raíz, no ha sido modificada. Hay una decadencia axiológica evidente de la cultura a escala mundial; hace unos meses la Orquesta Filarmónica de Berlín, junto con otras orquestas de las principales ciudades de Alemania, así como nuestra Filarmónica de Bs, debieron reclamar en las calles por sus derechos avasallados…, (los músicos solistas, los independientes, los contratados la estamos pasando peor),…mientras que (desde los Estados y las corporaciones) se solventaban en forma descarada a deificaciones aberrantes para complacer al pensamiento acrítico, tan funcional como inmoral, para servir a la más oprobiosa acumulación de riqueza.

Un problema estrictamente musical es el que refiere a la concepción actual de la cultura y del arte. Creo que el arte se ha detenido, y frecuentemente lamento comprobar que el arte ha involucionado. No creo que este fenómeno sea casual. Pero me inclino a pensar que habrán de llegar individuos que, liberados interiormente de condicionamientos perversos, acercarán propuestas de arte genuinamente surgidos de lo mejor de la condición humana, del ser hermanado de/con todos los seres, de/con todas las culturas, las menos invadidas por intereses exógenos y por las tendecias más provechosas para los poderosos de turno. Hay mucho campo en el arte, en el pensamiento, en el alma, por descubrir, explotar, revelar, por renacer, por resucitar. Sólo falta liberación interior y mirar hacia el hermano que busca felicidad, dación, belleza y verdad. A partir de esa búsqueda en estos extensísimos valles tan terrenos («ctónicos», los que son propiedad de la Naturaleza, la que a veces, aun en sus manifestaciones más inmediatas y pequeñas, siempre nos ha dado lecciones), será, quizá, posible un nuevo arte (celestial u «holísico»), tan válido para el eterno futuro que nos aguarda, como lo es el «viejo» arte que nos dio vida, nos dio enseñanza y que aún hoy nos está señalando caminos nuevos, siempre nuevos…,los caminos que remiten al hombre que, si no es nuevo, de no ser un «hombre nuevo» …ya es un hombre que… ¡ha muerto!… ante nuestro aplauso y complacida delegación de nuestro ser en favor de falsos estereotipos…. No creo que el arte, que la música, que el pensamiento esté condenado, «las ideas no se matan» dijo alguien, pues bien, durante las búsquedas dadas en el siglo XX hubieron enormes intentos de liberación, exentos de las amenazas cuturales, las modas, etc. La historia siempre nos enseña a ver todo de nuevo, la música modal por ejemplo, aun con su simplicidad expresiva nos ha sugerido líneas de pensamiento creativo que actualizadas formularon nuevos lenguajes (tales el Impresionismo, la ideación mística y la revolución armònica de Scriabin), una experiencia válida fue el «Encuentro entre Oriente y Occidente» propuesto por Y.Menuhin & Ravi Shankar…, en fin, hay mucho por revisar, investigar, confluir y hermanar y recrear honestamente, dentro de las polifacéticas maneras de expresión encerradas en diferentes culturas.

Los caminos de la expresión creativa y las potencialidades del alma son inagotables, casi inimaginables: sólo se requiere liberarlas y expandirlas con sabiduría y suma sensibilidad. Aquí debo volver a aquello de mi obsesión…una inquietud existencial deliberadamente asumida por mí -desde siempre hasta hoy, y hacia siempre- y que me transforma en un ser que no puede evitar tender hacia…. (algo así como el «dasein» heideggeriano)…siempre un «hacia»…, la flecha más medular arrojada hacia lo bello y la completud del horizonte que conduce a «lo otro», a lo bello que se manifiesta en el conocimiento del ser, del ser-en-sí del hombre y de su ser-para-sí (habria aquí mucho que conversar con Sartre), y del ser esencial y común en todo lo manifestado (aquí unas entrevista con Husserl y Kant no nos vendrían mal…). Debo aquí volver a mí, ya que es a mí a quien se entrevista, y debo reiterarme: cuando hablé de mis mejores experiencias, aludí e los estados alterados, un eufemismo convencional y modernista del atávico «in situ»: el sujeto que se fusiona con la energía cósmica…

8.- ¿Qué pianistas admira más?

– A los que hacen cantar al piano… A los que expresan en la música a Dios y al hombre, a los que conmuevan y sorprendan. Cuando hablo de «sorprender» no hablo de algo que sólo se trate de un juego digital, sino de un alimento espiritual para el hombre que al sorprenderlo lo conmueva y lo transforme. Me dijo una vez Víctor de Sabata: «El hombre tiene que salir de un concierto transformado, nuevo.» Un pianista que podría graficar lo que es mi ideal pianístico, es Vladimir Horowitz…, él mismo que decía: «Hay que ser espontáneo,…yo siempre improviso, nunca hago dos veces lo mismo, porque en la vida, como en el arte, uno debe ser espontáneo.» Mientras Horowitz declaraba tal profesión de fe, demostraba poseer una innata sabiduría unida a una extremada rigurosidad comparable a la de otro gigante: Toscanini…«El Maestro»… , como -creo- justificadamente se lo nombraba al gran direcor del siglo XX.

Retomando lo de la destreza, la sorpresa, al juego acrobático de los dedos, recuerdo ahora uno de los últimos reportajes a Arthur Rubinstein en el que aquel gran apasionado por la vida y el arte confesaba: «Yo veo a los pianistas de hoy y debo decir que yo jamás habría podido tocar con la técnica que ellos hoy poseen,… pero yo les preguntaría a todos ellos lo siguiente: ¿por qué no hacen música? «

Así creo es todo hoy, lo mecánico, lo impactante, lo acrobático supera al substrato, impera la tecnocracia (vuelvo al concepto), la especialización y el mecanicismo intelectual, hoy rigen una espiritualidad y una creatividad programadas… Afortunadamente se conservan documentos que testimonian las existencias de otros muy diferentes horizontes artísticos, pianísticos, estéticos, éticos, que algunos tratamos de atesorar para seguir aprendiendo y transfiriendo convicciones a los que todavía, contra viento y marea, hoy vienen con sed de valores verdaderos. Cuando los acerco al mundo de los grandes de ayer, cuando mis alumnos descubren, comprenden y disfrutan con las voces de mis maestros, me reconforta ver que todavía vale la pena mantener cierta fe en el futuro. Yo dije aguna vez que «ser pianista es algo más que tocar el piano»…, es lo que creo: un artista, un pianista debe conocer mucho más que el arte musical y la técnica pianista, hay mucha sabiduría fuera del mundo del piano (bien lo sabían Beethoven, Liszt, Brahms, entre otros). Fue lo que yo desde muy joven detecté en mis maestros: todos ellos se habían alimentado de elementos «extramusicales», lo que les permitiò brindar un arte que trascendía al placer de la sensorialidad material. Quiénes fueron esos maestros?…

Bueno…, ya he sugerido a la enormidad de Horowitz, alguien que supo ser libre pero sin perder el dominio de la forma (destreza que quizá incorporó gracias a su proximidad con algunos compositores) pero si bien èl fue -como dicen por ahi- «el último romántico», yo diría que además él fue el último gran pianista que sintetizó el pianismo de músicos anteriores, como M.Rosenthal y Rachmaninov, ambos compositores además de pianistas…, y Horowitz deseaba haber sido compositor, y eso se advierte en los arreglos que él introduce en sus «Variaciones sobre Carmen» o en la Rapsodia No.19 de Liszt; Horowitz fue dueño de algo que yo interpreto como algo que yo llamaría «sensualidad mística», proveedor del mayor goce estético que apunta a una ética superlativa, un saber hermètico disfrutable para todos. Y hubieron otros maestros como Busoni (por su gran personalidad), S.Barer (por sus ilimitadas posibilidades), J.Lhevinne (por su arrojo improvisatorio y un sonido inefable), Moiseiwitsch (por su fraseo, sonoridad y colorismo), L.Godowsky (de quien se conoce poco, en el sentido de que sus amigos afirmaban que lo mejor de èl sólo se escuchaba «en privado»), Ignaz Friedman (por su libertad interpretativa siempre equilibrada), Josef Hofmann (a quien Rachmaninov dedicó su 3er.Conc.), A.Cortot (a quien Horowitz admiraba), etc. A pesar de esto, cabe aquí recordar que Horowitz dijo alguna vez que él había escuchado a todos los grandes pianistas, «a todos», pero que ninguno había alterado en un ápice su forma de concebir su propio pianismo, y que él (tal como Chopin) escuchaba mucho a los cantantes, de ahí su legato. En otras vertientes encuentro a un Backhaus (por su seriedad sin concesiones), Artur Schnabel (por el ardor de su temperamento y sus lentos legendarios), W.Gieseking (por su enorme cultura musical, sus integrales de Mozart, de Debussy…, por su Gaspard de la Nuit, que es incomparable…), Rosita Renard (por su virtuosismo en función musical), Egon Petri (siempre monolítico y humano), Myra Hess (exponente de la más enjundiosa y categórica escuela inglesa), S.Richter (por la profundidad de su sonido y rigor), Giomar Novaes (siempre elegante y refinada), y nuestra Martha Argerich (por su temperamento bravío, osado, tan sudamericano). Debo detenerme aquí porque: cómo hacer para recordar a tantos…, cuando fueron tantos los que hubieron y enseñaron inolvidable música…! Todos, algunos más otros menos, cargaban en su gestos de vida, una «aristocracia del espíritu»…, obedecían al poder del aristos (=lo mejor, lo más elevado).

9.- ¿Cuáles son los conciertos que guarda con especial cariño?

– Aquellos en los que he podido penetrar con una conciencia alterada y sentirme sumergida en esa maravilla que lleva a avizorar el mundo oculto que no se ve pero existe.

10.- ¿Cómo se enfrenta por primera vez a una obra?

– Con un gran respeto, que es una vía del amor. Comienzo por analizarla con los tres elementeos de la forma. Primero: ritmo. Segundo: melodía. Tercero: armonía. Luego recién voy al piano, y desde ese momento sueño con la obra.

11.- ¿Qué proyectos tiene en mente?

– Leer, estudiar…,sin prisa y sin pausa. Seguir creciendo…., ejercitando lo que todos tenemos, comprender al hombre y a la Naturaleza.

12.- ¿Dónde estudió usted y dónde cree que sería un buen sitio para estudiar piano?

– Mi formación es de Argentina. Entré al Conservatorio Carlos López Bouchardo en la cátedra de Fanelli, luego estudié con J.F.Giacobbe, un humanista extraordinario, de èl aprendí todo lo que debía saber, y la capacidad de ser libre. Él mismo me lo dijo: «Te he enseñado todo lo que tienes que saber,…ahora sigue sola.» Ésa fue la gran lección: la libertad y la propia responsabilidad. Luego mi larga amistad con Guastavino (químico y músico) un ser de ideas claras, plantado en la vida con convicción, amante de su Argentina a la que bien supo cantar. Estudié además armonía con Ginastera, acústica con Torres Bertucci, Jurafsky en solfeo, García Morillo en historia de la mùsica, Valenti Costa en coro (llegamos hasta cantar a Honegger…, a Pergolesi…., el coro del Conservatorio salía en esos días a cantar por las calles…¡hermosos tiempos!), G.Gilardi en procedimientos compositivos. Luego, entremedio: Europa, con Ives Nat (quien me dijo que en el Conservat.de París no iba a aprender nada…), y aunque hablé allá con varios maestros regresé sin haber aprendido nada nuevo, en cambio sí pude ver allí pintura, arquitectura, museos, historia, vida, cultura. La experiencia me sirvió para darme cuenta que las instituciones (como el Conservat.de París) sólo valen según las personas que lo integren en cada momento, que las instituciones (cualesquiera ellas sean), nada valen por sí.

13.- ¿Alguna anécdota divertida en su vida de músico?

– Infinitas…, como quedar sin luz en varios conciertos, en algunos seguí tocando…, pero en otros…la verdad es que no pude. En la publicación «Primera Plana» una vez luego de un apagón en medio de un concierto mío, salió un artículo con el sgte.título: «Cuando la luz viene de adentro». Otra: tocar el Primer Conc.de Tchaikowsky sin una pata trasera….: el piano estaba apoyado en un cajón….Otra: llegar a un aeropuerto a la hora en la que debía comenzar el concierto, ir al hotel, al cambiarme de ropa romperse la cremallera de la pollera, al bajar se detuvo el ascensor en el entrepiso y antes de terminar el concierto se apagó la luz…¡Fue un éxito sensacional!..¿Otra? Tocando el Primero de Tchaikowsky, después de la cadencia del primer movim., el piano hace un diseño re-mi bemol- mi becuadro-fa…paralelo en ambas manos, esperando la entrada de la flauta, bueno, en pleno concierto, estando yo en ese pasaje veo en ese instante al director con su rostro completamente rojo haciéndole desesperadamente señas a la flautista…, mientras yo seguía repitiendo el diseño…esperando siempre la entrada de la flautista. La verdad: me he divertido en esto que llaman «la carrera» de un músico. Así como éstos, he vivido cantidad de hechos…, algunos se pueden contar…., y otros…tan sólo en la intimidad. Me da gusto recordar cuando tuve que dar el Tercer Conc.de Rachmaninov para el T.Colón…, dirigía un director proviniente de Rusia y me quería imponer una forma muy ruda de interpretar a Rachmaninov. Yo estaba en total desacuerdo con su visión. Él insistía con la suya, apoyándose en su experiencia. Le pregunté si él -como yo- había escuchado la versión del propio compositor, la arquetípica y legendaria versión del mismo Rachmaninov, y me respondió que no la conocía pero que no hiciera caso a lo que había grabado Rachmaninov: «Rachmaninov grabó aquéllo en estado de ebriedad…», me dijo. Finalmente toqué a la manera de Rachmaninov, el concierto fue exitoso y ya de vuelta a la soledad de mi casa, tomé una copa de champagne y brindé en silencio a modo de homenaje y gratitud hacia el alma generosa de Rachmaninov.

14.- ¿Qué consejo le daría a los futuros pianistas y músicos?

– Que estudien, y que se jueguen. Que luchen, con convicciones, y que sean valientes: vivimos épocas muy difíciles para el arte, pero que no se dejen vencer.

15.- Si realmente pudiera cambiar algo de su vida musical ¿cambiaría algo?

– No. Sólo que podría haber hecho más…, o quizá haber hecho menos…En realidad hice lo que pude…Dentro de mi insatisfacción, estoy satisfecha y no volveria atrás. Cada vez que tocaba una obra nueva, la abandonaba y centraba mi interés en otra obra. Así viví.

16.- Unas últimas palabras. ¿Alguien a quien quiera agradecer su éxito?

– Sí: a mis padres, a mis maestros, y a la vida, que me permitió hacer…y vivir.

* ELSA PÚPPULO (Enero 6, de 2014)

Desde aquí, agradecer a Elsa que nos prestara el valioso tiempo que ha dedicado para realizar esta entrevista.

– Fuente: La Gaceta Musical

– Notas relacionadas:

El Arte bajo amenaza: Carta Abierta de Elsa Púppulo para los amantes de la Cultura toda

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Elsa Púppulo: Alegato por la Cultura Argentina

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La barbarización de la Cultura: qué propone Elsa Púppulo
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Púppulo: Una voz más, reclamando, informando, denunciando…

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«Amigo s de la música del país»- dice Púppulo: «sólo abrazo el arte»

http://www.salta21.com/Amigos-de-la-musica-del-pais-dice.html

2 COMENTARIOS

  1. La semiótica, el lenguaje, la semántica de la música. Los sonidos del silencio
    ¿Qué se podría siquiera agregar como una glosa a palabras tan brillantes y conmovedoras?

    Apenas, sin ser musicólogo y sí gustador de la música “clásica” –aprendí, desde mi infancia y pubertad, el complicado arte de educar el oído y el alma, con el silencio–, me atrevo a restar, más que a sumar, tan hondos signos con mis órbitas y asteroides, a partir del tono, del ritmo, del compás, de la “trigonometría” de los ángulosvértices y vórtices de la música, esa amiga o amante solitaria, para la soledad y que nos eleva en soledad (http://www.youtube.com/watch?v=n9oQEa-d5rU). O en silencio.

    Es esa música, la que es una semiótica del silencio y de la soledad (http://www.youtube.com/watch?v=NWMOmBohlTE). Que es un lenguaje, una semántica curiosa, ínfima, que canaliza la fraternidad de lo mayor y lo menor, de lo invisible y de lo perceptible, de lo contemporáneo y de lo inactual.

    Que está en el tiempo y redimida del Tiempo; allende lo temporal. Disculpada por lo contemporáneo, por ser inactual, como enunció Nietzsche de lo que podrían ser los sonidos, la música, la risa alegre del pensamiento; la Filosofía –a la que anhelo dejar y no me abandona, como no me permiten irme los sonidos del silencio, la música, sus estruendos (http://www.youtube.com/watch?v=3AiQTUCbZIE). O como no me dejan el cine, la Ópera y el jazz.

    Ver, escuchar, cantar, imágenes, luz, oscuridad, silencio, tonos, bailes, encuentros, desencajes, olvidos tempraneros. De mañana o de noche. A la tarde o en el crepúsculo.

    Unas pobres líneas de final para un ocaso que llega después, a manera de un cierre o de una apertura. De otro inicio

    Porque estabas

    en mi

    costado,

    anclada

    en mis

    océanos,

    y yo,

    perdido

    en nombres

    imposibles

    de lugares

    imposibles,

    acariciando

    la vastedad

    de una

    brisa,

    de un

    misterio

    inestimable,

    sangriento

  2. La semiótica, el lenguaje, la semántica de la música. Los sonidos del silencio
    ¿Qué se podría siquiera agregar como una glosa a palabras tan brillantes y conmovedoras?

    Apenas, sin ser musicólogo y sí gustador de la música “clásica” –aprendí de mi madre, en mi infancia y pubertad, cuando era generosa, el complicado arte de educar el oído y el alma, con el silencio–, me atrevo a restar, más que a sumar, tan hondos signos, con mis órbitas y asteroides, a partir del tono, del ritmo, del compás, de la “trigonometría” de los ángulosvértices y vórtices de la música, esa amiga o amante solitaria, para la soledad y que nos eleva en soledad (http://www.youtube.com/watch?v=n9oQEa-d5rU). O en silencio.

    Es esa música, que era la de mi abuela, que viviófalleció, inmortalmente, para re nacer en mi memoria, siempre, casi siempre o todos los días, en especial, los 11 de Agosto, que fue la fecha que poseo tatuada, en que abandonó su sonrisa de bebé, mi hermanita Cristina, la que es una semiótica del silencio y de la soledad (http://www.youtube.com/watch?v=NWMOmBohlTE). Que es un lenguaje, una semántica curiosa, ínfima, que canaliza la fraternidad de lo mayor y lo menor, de lo invisible y de lo perceptible, de lo contemporáneo y de lo inactual.

    Que está en el tiempo y redimida del Tiempo; allende lo temporal. Disculpada por lo contemporáneo, por ser inactual, como enunció Nietzsche de lo que podrían ser los sonidos, la música del pensamiento; la Filosofía –a la que anhelo dejar y no me abandona, como no me permiten irme los sonidos del silencio, la música, sus estruendos (http://www.youtube.com/watch?v=3AiQTUCbZIE). O como no me dejan el cine, la Ópera y el jazz.

    Ver, escuchar, cantar, imágenes, luz, oscuridad, silencio, tonos, bailes, encuentros, desencajes, olvidos tempraneros. De mañana o de noche. A la tarde o en el crepúsculo.
    Unas pobres líneas de final para un ocaso que llega después, a manera de un cierre o de una apertura. De otro inicio

    Porque estabas

    en mi

    costado,

    anclada

    en mis

    océanos,

    y yo,

    perdido

    en nombres

    imposibles

    de lugares

    imposibles,

    acariciando

    la vastedad

    de una

    brisa,

    de un

    misterio

    inestimable,

    sangriento

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