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lunes, noviembre 25, 2024

Electrohipersensibilidad: una enfermedad del Siglo XXI

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Las ondas electromagnéticas están cada vez más presentes en las sociedades modernas. Provienen de hornos de microondas, teléfonos inteligentes, dispositivos inalámbricos, redes wifi y otros muchos aparatos que se usan cotidianamente, provocando diferentes síntomas médicos adversos denominado intolerancia ambiental idiopática atribuida a campos electromagnéticos.

“La enfermedad silenciada”

Es el título de un libro, cuyo autor, Raúl de La Rosa es un reconocido y prestigioso escritor y filósofo, que durante muchos años ha profundizado en el campo de la ecología y la salud medioambiental y que me gustaría compartir con ustedes.

Desarrolla en sus diferentes capítulos las consecuencia que sufrimos todos los que estamos expuestos a un inmenso campo de radiaciones ya sea en nuestras viviendas, en el trabajo, en las escuelas, hospitales, etc.

Constante e indiscriminadamente nos encontramos expuestos a radiaciones artificiales potencialmente peligrosas para nuestra salud, sin que exista actualmente ninguna clase de control sobre su emisión al medio ambiente, ni una legislación acorde a la gravedad del problema. El auge y desarrollo tecnológico de las últimas décadas ha modificado el medio ambiente electromagnético natural que rodea al ser humano. Aunque este fenómeno se produce en mayor medida en los núcleos urbanos, es difícil encontrar hoy en día un lugar en el planeta que esté totalmente libre de radiaciones artificiales.

La implantación de nuevas tecnologías sin haber previsto sus repercusiones sobre la salud y los ecosistemas, sin tener en cuenta los estudios y evidencias existentes, hace que continuamente surjan nuevos y mayores riesgos para la población y la naturaleza. Nuestro entorno está sometido a innumerables campos electromagnéticos artificiales originados por líneas de transporte eléctrico, transformadores, antenas de telefonía móvil, wifi, radio y televisión, radares, teléfonos móviles, teléfonos inalámbricos, el Wimax vagando por el aire en pueblos y ciudades, el Bluetooth en cientos de dispositivos, y una amplia gama de aparatos eléctricos y electrodomésticos.

Deterioro de la salud


En muy poco tiempo estas exposiciones se han extendido masivamente y se han creado sinergias entre múltiples frecuencias de diferentes focos electromagnéticos que se traducen en un deterioro generalizado del bienestar y la salud de la población. Estos efectos adversos se dan incluso en exposiciones a corto plazo y con campos electromagnéticos de muy baja intensidad en las frecuencias biológicamente activas.

Hoy en día la comunidad científica reconoce de forma prácticamente unánime que los campos electromagnéticos, como los producidos por líneas eléctricas o antenas de telefonía móvil, tienen importantes efectos biológicos y afectan notablemente a la salud de las personas expuestas. Estos expertos han mostrado su preocupación en múltiples llamamientos, recomendaciones y resoluciones debido a la gran expansión planetaria de tecnologías que exponen a miles de millones de personas a radiaciones artificiales que representan un elevado riesgo masivo para la salud.
Cada día los médicos están constatando en sus consultas que más y más personas padecen síntomas de electrosensibilidad y es frecuente ver personas que no pueden salir de sus casas sin padecer graves trastornos (suponiendo que en sus hogares los valores electromagnéticos no sean elevados), porque no toleran los campos electromagnéticos artificiales del medio ambiente alterado.

Síntomas

La enfermedad producida por la radiación se manifiesta de diferentes maneras: pueden provocar cierta alergia en algunas personas más sensibles; mareos; golpes de calor; sensación de quemazón; picazón; náuseas; palpitaciones; depresión; ansiedad y cefaleas son algunos de los síntomas y hasta cáncer de cerebro o leucemia. En el año 2011 la Organización Mundial de la Salud clasificó los Campos Electromagnéticos de Radiofrecuencia como “posiblemente cancerígenos”.

Estamos ante una enfermedad silenciada de gigantescas proporciones, una verdadera pandemia que se extiende inexorable y rápidamente por todo el planeta. Nos preocupan factores medioambientales como la calidad del aire y del agua; pero existen otros que no consideramos habitualmente como la contaminación electromagnética, factor de riesgo invisible que incide en las personas de forma silenciosa y, lo que es peor, silenciadamente, siendo capaz de dejar huellas en nuestra salud en forma de trastornos y enfermedades que podrían remitir o incluso desaparecer aplicando la información y muchos consejos que se pueden obtener de la lectura del libro, sea en los hogares como en escuelas o ámbitos laborales.

Así, tal vez, podamos encontrar la verdadera causa de trastornos y padecimientos que se arrastran durante años y que aparentemente, no tienen explicación.

Electrosensibilidad

Desde la aparición de los primeros ordenadores (computadoras, PC), muchos usuarios sufrieron síntomas anómalos durante su uso y posteriormente. En principio se calificó como un suceso psicológico. Pero pronto se descartó esta hipótesis y se comprobó que un porcentaje de los usuarios padecían una especial reacción nociva que tenía unos mismos síntomas aunque fuesen diversos y se les manifestasen unos u otros individualmente. Inicialmente se comprobó una serie de sensaciones relacionadas con calor, irritación y sarpullido en el rostro, así como cosquilleo, hormigueo o pinchazos en la piel, sequedad e irritación ocular y las vías respiratorias, dificultad para concentrarse, vértigo, pérdida de memoria y de la orientación, dolores de cabeza, náuseas, fatiga, dolores musculares y articulares, alteraciones cardiacas, síntomas de gripe sin padecer gripe, etc.

A los afectados por las líneas eléctricas y los transformadores, se fueron uniendo los usuarios de electrodomésticos y nuevas tecnologías, hasta que llegó la gota que colmó el vaso y desencadenó el estallido generalizado de la enfermedad silenciada en el ámbito mundial “la telefonía móvil”, y a continuación todas las tecnologías inalámbricas: teléfonos inalámbricos, wifi, etc.

La electrohipersensibilidad es un síntoma de advertencia de que un organismo está llegando al límite de su tolerancia, y que cada vez más personas desarrollan tras un tiempo de exposición a las radiaciones. Sin embargo, otras personas no presentan una sintomatología tan aguda, pero eso no quiere decir que no puedan desarrollar una grave enfermedad, aunque no haya habido síntomas previos.

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Peligros y efectos de estas tecnologías – imagen Juan Llorente

Riesgos en el entorno

El número de focos generadores de contaminación electromagnética en nuestro entorno ha ido aumentando progresivamente año tras año. Entre los focos emisores de contaminación electromagnética más importantes que podemos encontrar en el exterior de los edificios están las líneas eléctricas, los transformadores y las antenas de telefonía móvil, wifi, radio y televisión, que son habituales y forman parte del paisaje; aunque con más frecuencia se entierren las líneas eléctricas, se escondan los transformadores o se oculten las antenas.

Dentro de las viviendas encontramos las bases de los teléfonos inalámbricos que usan el sistema de Telecomunicaciones Inalámbricas Mejoradas Digitalmente (DECT por sus siglas en inglés), que en la mayoría de los casos están activas veinticuatro horas al día, los router wifi, que emiten radiofrecuencias constantemente mientras están encendidos, o los propios teléfonos móviles y los inalámbricos, que emiten fuertes campos electromagnéticos mientras se usan.

Los transformadores y las redes de distribución eléctrica de alta, media y baja tensión son uno de los focos emisores de radiaciones electromagnéticas de extremada baja frecuencia de mayor riesgo potencial para la población en general. El medio ambiente está saturado de radiofrecuencias. Toda la población está sometida en mayor o menor medida a campos de altas frecuencias: antenas de televisión, radio (emisoras de FM y AM, radioaficionados, radio-taxis, bomberos, policía, militares, etc.), antenas de telefonía, wifi, teléfonos móviles e inalámbricos, radares, etc., que suponen una creciente amenaza para la salud y la naturaleza.

Tal es el poder destructor de estas radiaciones, que la industria armamentística ha desarrollado armas que utilizan las microondas para la anulación o la eliminación de personas, así como inhibidores de campos electromagnéticos para uso contra la población hostil.

Numerosos estudios epidemiológicos vinculan la exposición a campos electromagnéticos de baja y alta frecuencia con un gran número de patologías potencialmente graves.

La ciencia demuestra

Cada vez más investigaciones demuestran los efectos nocivos de las radiaciones electromagnéticas sobre distintos organismos vivos, entre ellos, los seres humanos. Dichas investigaciones apuntan a que una prolongada exposición a las radiaciones de alta y baja frecuencia producen los siguientes efectos:

-Malformaciones genéticas, síndrome de Down
-Efectos sobre el sistema inmunológico: cáncer y leucemia
-Efectos sobre el sistema nervioso
-Alteraciones del comportamiento, trastornos neuronales
-Efectos sobre la permeabilidad de la barrera hematoencefálica
-Alteraciones de la capacidad reproductiva, infertilidad
-Efectos sobre la melatonina

Focos electromagnéticos

Vivir en las cercanías de líneas eléctricas y antenas de telefonía supone un elevado riesgo potencial para la salud, pero otro factor importante de riesgo lo encontramos en la propia vivienda. Los elementos productores de campos eléctricos y electromagnéticos inherentes al propio edificio más habituales son: una instalación eléctrica defectuosa, electrodomésticos, transformadores, ordenadores, wifi, teléfonos inalámbricos y teléfonos móviles.

Muchas veces el ambiente electromagnético del interior de los edificios supera en muchas ocasiones al que procede del exterior. Así, pues, es importante cuantificar el nivel de exposición a campos electromagnéticos generados en el interior de los edificios al que se encuentran sometidas las personas, ya sean centros docentes, viviendas, oficinas o industrias.

Principales focos de emisión en el hogar y cómo protegernos:

-La instalación eléctrica

-Los electrodomésticos o el radiorreloj, máquina de afeitar eléctrica, secador, manta eléctrica, placas eléctricas, televisor, computador, radiadores eléctricos, microondas, otros electrodomésticos…

-Iluminación pública, halógenos, fluorescentes, LED, lámparas incandescentes…

-Dispositivos electrónicos o Tabletas, cámaras de vigilancia, móviles, inalámbricos.

-Redes inalámbricas o Wifi, wimax…

Higiene electromagnética

Como hemos ido viendo, todos somos electrosensibles, aunque ciertos grupos poblacionales lo son especialmente: niños, enfermos, ancianos y personas con el sistema inmunológico deprimido. Podemos considerar que la radiación es la enfermedad en sí, ya que puede ser la causa de un amplio abanico de trastornos y enfermedades.

En la actualidad no hay un tratamiento que podamos considerar universal para la electrosensibilidad, pero podemos eliminar los focos emisores de radiaciones artificiales en el entorno de la persona afectada. También podemos observar algunas pautas paliativas que podemos considerar eficaces según los casos.

Conclusión

Debemos disminuir en lo posible la exposición al riesgo electromagnético (uso de dispositivos, horas a la exposición, elección de tecnología, etc.

– Fuente Prensa-Press AAPN

– Foto de portada: Electrosensibilidad y ondas electromagneticas -imagen D. Casuscelli

– El autor es Presidente / Asociación Amigos de los Parques Nacionales – AAPN –
Experto Comisión Mundial de Áreas Protegidas – WCPA – de la IUCN-
Red Latinoamericana de Áreas Protegidas – RELAP –

2 COMENTARIOS

  1. Electrohipersensibilidad: una enfermedad del Siglo XXI
    Agradezco visibilicen el alto impacto de las ondas electromagnéticas. Debiéramos trabajar comprometidamente éste tema. Planificar y educar al soberano. NO TODO es para el psicólogo o para la red farmacológica. El tema no es nuevo. En la formación en Recursos Naturales,en la unsa, hace más de treinta años se lo escuché a un ingeniero jefe de cátedra. También la planificación urbana y el alto impacto del vertedero sobre río Arenales. Tenemos gente titulada-es importante-. Sin embargo- todavía- la ley de bosques es letra muerta. Las políticas inhumanas ,ciegas, sordas de nuestros gobernantes continúan el saqueamiento del suelo ecológico. Las ondas electromagnéticas, visibles sólo cuando impactan sobre el colectivo humano serán paparruchadas fáciles de manipular en el discurso político. Organizarnos y educar al soberano en despertar conciencia es el camino. Gracias por la conciencia que despiertan. Eso es fidelidad a la buena comunicación.

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