Nuevamente se está impulsando la idea de abrir un proceso de «reconciliación» entre las FFAA y…. ¿Los familiares de los desaparecidos? ¿Los sobrevivientes de los setentas? ¿La población civil?
La duda cabe debido a que en este discurso, nuestro propio campo, el campo del pueblo, corre ahora el riesgo de olvidarse del concepto de lucha de clases. Al menos contribuye diluirlo aún más que el lamentable efecto de la política oficial de la última década.
Es decir, se olvida la idea marxista que la sociedad está dividida en clases, que hay explotadores y explotados, dominadores y dominados y que la lucha de clases es el motor de la historia.
En efecto, contra esa clase dominante habíamos llevado a fondo la lucha en los setentas y esa clase dominante, o sea la burguesía, debido a que la lucha popular superaba la administración política de los partidos tradicionales y la contención de las fuerzas de seguridad, recurrieron al poder de las FF.AA. mediante el golpe de estado y la ocupación militar del territorio nacional por su propio ejército. La represión llevada a cabo para aplastar esa lucha popular, como se sabe, violó no solo es Estado de Derecho, sino los derechos humanos y se cometieron delitos de Lesa Humanidad. Eso es lo que hoy está siendo juzgado y tales delitos no tienen prescripción, así como también la reciente legislación impide eventuales indultos por parte del Poder Político.
Entonces aparece la propuesta de reconciliación, con la obvia intención de detener los juicios e indultar a los criminales. Pero pareciera que esta gente no comprende que no existen posibilidades legales para tales objetivos. Repito: el Poder Político está vedado para indultar!!!
Pero, más allá de derechos legales o chicanas leguleyas, el asunto excede la mirada coyuntural y es adecuado, sobre todo desde un ángulo más político preguntarse:
¿Reconciliación con quién?
Porque se re-concilia, lo que antes estuvo conciliado y se rompió. ¿Alguna vez fuimos parte de la burguesía o de las FF.AA. y luego nos pelamos? Quien haya sido o se haya sentido parte de la burguesía o de las FF.AA., que se hagan cargo y procedan en consecuencia. Quizás aquellos defensores de la llamada «burguesía nacional»….
Nosotros, en cambio, me refiero a los hombres y mujeres del PRT-ERP, que siempre pertenecimos a la clase explotada u oprimida, habíamos llevamos hasta las últimas consecuencias la lucha de clases contra la burguesía y las FF. AA., que la sostenía y sostiene; y hemos sido derrotados pero no vencidos, podremos ser prisioneros, pero no nos hemos rendido y continuamos la lucha por otros medios hasta la derrota total de la burguesía. Queda claro entonces que, al menos para nosotros, no cabe para nada el concepto de «reconciliación».
Las FF.AA, no se retiraron del poder derrotadas por las fuerzas populares. Por el contrario, hicieron el trabajo sucio para el Poder de la burguesía que es la que disfruta de su «victoria» contra la llamada «subversión», y se retiraron a sus cuarteles a la espera de ser llamadas nuevamente a proteger los intereses si vuelven a ser amenazados. Sólo que la historia suele ser sorprendente y, en el caso de Argentina, la lucha de los organismos de derechos humanos, logró llevar a los tribunales a los acusados de delitos de lesa humanidad.
Pero, por otra parte, en la frivolidad política actual, también parece diluirse otro concepto fuerte: la distinción entre gobierno y poder. Y apenas se visualiza que la tendencia actual es que la ventilación judicial de los delitos de lesa humanidad, extiende la sospecha de culpabilidad a sectores del poder más allá de los militares: empresarios, eclesiásticos, sindicalistas y políticos.
O sea, la acción de los organismos de derechos humanos empieza a amenazar al poder.
Eso explica que las voces llamando a la reconciliación vengan del diario La Nación, voz del poder, de eclesiásticos y de comentaristas funcionales al poder.
De manera que el problema cierra porque no hubo un sólo responsable. Los militares están cargados de todas las culpas pero las demás manos terroríficas que hubo permanecen ocultas. Aquí hay gente que ordenó matar y está disimulada en el papel de empresarios, instituciones o medios de información.
En la actualidad se vive uno de los momentos de estado de derecho más pleno que haya vivido el país, muchas veces la gente gana las calles, las corta, protesta por sus derechos, y la policía no solo no interviene, sino que frecuentemente ayuda a desviar el transito, Sin embargo, cuando la lucha toca el modelo productivo, por ejemplo, las protestas por la defensa del medio ambiente amenazado por Monsanto, ahí reprimen duro. Y no es porque este gobierno sea especialmente represivo, sino porque la burguesía es un poder represivo por definición.
Por lo tanto cuando la lucha de clases ponga en peligro otra vez el poder no dudarán en sacar otra vez las tropas de los cuarteles.
– Por Luis Mattini
La Fogata