En otros países, el recambio tecnológico hace que los modelos bajen de precio. En Argentina sucede algo «extraño»: hay pocas marcas, ofrecen lo mismo que hace un año y más caro. Para revertir esto habrá que ganarle a quienes fabrican en escala a todo el mundo. Por ahora, a pagar más por lo «viejo».
La Argentina decidió, desde hace ya un buen tiempo, amurallar sus fronteras para evitar el ingreso de tecnología importada y -de esta manera- fomentar la industria nacional.
Buena parte de la sociedad está muy de acuerdo con la idea de que el país fortalezca su industria.
No obstante, tal convencimiento comienza a tornarse un tanto difuso cuando se les pregunta a los argentinos cuánto estarían dispuestos a pagar de más por un producto, en relación a los precios de otros países. También, por cuántos meses o años aceptarían un sobreprecio en pos de contribuir al fomento de la industria nacional.
Posiblemente algunos validen abonar un 10% o un 20% más, un grupo más reducido un 30% o un 40%, y una minoría el 100 por ciento.
Y esta voluntad de acompañar la tecnología «Made in Argentina» divide aun más las aguas si ese sobreprecio debe abonarse por productos que ya se dejaron de vender en otras capitales, tras haber sido reemplazados hace tiempo por una serie de modelos que incorporaron mayores prestaciones.
Ahí es donde muchos que, en principio, se muestran a favor del desarrollo de la industria local, comienzan a verse invadidos por la duda.
Es que resulta todo un desafío querer competir con países que abastecen de patentes e innovaciones tecnológicas al mundo entero, y que cuentan con líneas de producción pensadas para fabricar cientos de miles de productos en un solo día.
En este sentido, Marcelo San Pedro, presidente de Epson, señaló en una entrevista coniProfesional.com algo que es un secreto a voces en la industria, si bien pocos se animan a decir: «Por un tema de escala es imposible competir con la producción del sudeste asiático. Ni siquiera Japón ha podido, con toda su capacidad tecnológica y robótica».
«Traer cuatro piezas y poner tres tornillos no es ´fabricación nacional´», recalcó el CEO de la firma.
Lo cierto es que el Gobierno decidió, hace tiempo, cerrar las puertas a las marcas y modelosque se exhiben en otras capitales del mundo para que, en cambio, los argentinos compren equipos locales.
Positivo BGH, Admiral, Philco o Ken Brown, son las etiquetas que hoy concentran casi toda la oferta de notebook y netbook.
Cada una de las firmas que las ensamblan produce, a su vez, un número muy limitado de modelos, lo que hace que los argentinos dispongan de poca variedad a precios más caros (ver detalles en nota: «Es lo que hay», en Argentina se imponen modelos únicos en productos electrónicos ante la falta de competencia importada).
Tecnología «atrasada»
Precios de hasta el doble en comparación con los que se exhiben en otros países y reducida oferta de marcas y modelos describen el panorama de hoy día.
A esto se suma otro dato llamativo. Es sabido que el recambio tecnológico, que cada vez se acelera más, derrumba los precios de los modelos que van quedando viejos tras la irrupción de los nuevos.
Lo normal es que al año de ser lanzados ya cuesten entre un 30% y 50% menos. Eso no ocurre en el país. La falta de variedad y una «rueda poco aceitada» en cuanto a rotación de productos hace que los valores se mantengan.
Al mantenerse, ocurre lo previsible: los modelos «atrasados» en Argentina resultan ser sustancialmente más caros que los equipos «nuevos» que irrumpen en el mundo, claro está, sustentados en mayores prestaciones.
«La decisión del Gobierno de frenar la importación dio paso a lo que se dijo mil veces: una oferta chica de marcas poco conocidas globalmente y alejadas de lo que se ofrece en el mundo. Encima caras, al no haber competencia», asegura a iProfesional.com un reconocido analista del sector tecnológico.
«Otro aspecto a considerar es que las cadenas desarrollaron sus propios modelos, básicamente para el mercado interno. Entonces, centran sus esfuerzos en vender lo que ellosdesarrollan», agrega.
Pero más allá del faltante y la estrategia de cada retail, lo que despierta polémica es laantigüedad de la tecnología que se ofrece, por la que debe pagarse más.
«Si uno repasa lo que muestran cadenas como Frávega o Garbarino encuentra, por ejemplo, equipos con procesadores Pentium o Atom siendo que en el exterior ya van dos generaciones adelantados», detalló a iProfesional.com el titular de Green Computers, un punto de venta y asesoramiento técnico de Caballito.
Y agrega: «Mientras que en Estados Unidos comprás una portátil con procesador i5 o i7, acá ‘renegás’ con un Pentium o un i3. Y el equipo de acá es más caro».
«¿Cuánto hace que una marca de vanguardia internacional no comunica el lanzamiento de una novedad, tal como se ve en otras ciudades? Los únicos anuncios el último año han sido de firmas instaladas en el sur. Y de modelos que sólo se ofrecen en Argentina. Fuera de eso, ningún gigante tecnológico retomó su antiguo ritmo de lanzamientos a nivel local», añade.
La «novedad» del modelo viejo
En un intensivo trabajo de relevamiento, este medio indagó sobre las características de lospocos modelos que hoy por hoy componen la oferta argentina.
En esa dirección, este medio dio en Frávega con un equipo portátil de Lenovo (G470), dotado con un procesador Intel i3 (que ya no se usa más en el mundo) y con 4GB de memoria RAM y un disco rígido de 500 GB. Se comercializa a un valor de 4.700 pesos.
Para esta «oferta», rastreamos la fecha de lanzamiento de esta tecnología.
Y encontró que la presentación oficial tuvo lugar hace un año y tres meses, en marzo de 2011.
El precio al cual fuera presentado el equipo a nivel global fue de $3.363, es decir, un 40% menos que el que se observa hoy en día. Es decir, lejos de abaratarse, aumentó.
Otro ejemplo que ilustra esta diferencia de años y precios con los mercados que reciben las últimas novedades se encuentra por el lado de Sony.
Esta firma, en las distintas capitales en las que está presente suele proponer a los interesados un catálogo de al menos veinte modelos de equipos notebook y netbook.
Frávega sólo puede promocionar una única notebook Sony Vaio, en su versión EH30.
El producto en cuestión, dotado con procesador i3, 4GB de memoria RAM, pantalla de 15.5 pulgadas, y disco rígido de 640 GB se comercializa a 6.300 pesos.
Este medio comprobó que el equipo en cuestión arribó al mercado mundial en junio de 2011 a poco más de la mitad de ese valor (llevado a moneda local).
En el caso de Garbarino, se dio con un modelo Samsung (RV-420) ensamblado en Tierra del Fuego. Es decir, con una configuración de hardware diferente a la ofrecida globalmente.
Dotada con pantalla de 14 pulgadas, procesador i3, resolución gráfica (NVIDIA GeForce), y 3 GB de memoria RAM, se comercializa a 4.500 pesos.
Un escenario previsible
Al momento de analizar estas diferencias, analistas como Enrique Carrier, director de Carrier & Asociados, apelan a una expresión ya común entre los expertos: «Es lo que se veía venir».
«No tiene que ser una sorpresa. En la Argentina ya vivimos algo así hace unas décadas y pasó exactamente lo mismo. Tenés poca variedad, te vas alejando del mundo y los valores suben», señala el experto.
Al igual que el presidente de Epson deja abierto un par de interrogantes: «¿Cómo va a hacer un fabricante local para competir en base a producir en escala con firmas que están presentes en todo el mundo? En consecuencia, ¿cómo va a poder bajar los precios?»
El analista asegura a este medio que «lo que se visualiza, más allá del faltante, es la comodidadpara los que producen acá. Les cerraron el mercado para ellos, les entregaron beneficios impositivos. Pero claro, luego entraron en juego otras variables que impiden que los nuevos productos que se hacen en Tierra del Fuego sean más baratos».
También hace referencia a lo insólito que resulta haber elegido como polo tecnológico justamente a la provincia más alejada de los centro de consumo, lo que implica trasladar todo a esa isla para luego volverlo a transportar.
Este aspecto cobra relevancia habida cuenta de que, tal como diera cuenta iProfesional.com,trasladar mercadería desde el interior del país a Buenos Aires resulta más caro que hacerlo desde el puerto de Shangai, en China (ver nota: Paradojas de esta Argentina «camionera»: mover un producto de Salta a Buenos Aires cuesta 50% más que traerlo de China).
«Lo que sucedió es que aumentaron mucho los costos de fletes como así también la mano de obra. Encima, se concentra la fabricación en el extremo más austral del país. Deben pagarse altos salarios para que la gente elija ese destino para trabajar y la escala es muy baja comparada con la de otros países. Todo esto hace que la tecnología no pueda ser barata», afirma Carrier.
Y sostiene que los resultados que se ven no son más que los buscados por los intereses nacionales del sector tecnológico.
«No había intenciones de hacer una industria competitiva, si no todo lo contrario, más bien cerrada. Y es lo que se logró. A partir de ello y con las medidas implementadas no se hizo otra cosa que alimentar el mercado ´microimportador´», argumenta.
Y concluye: «Ahora es cada vez más común ver a los argentinos volviendo al país con una iPad, una notebook o un smartphone. Escenarios como el actual no harán más que consolidar todavía más este tipo de prácticas».
El tiempo dirá si el actual escenario, signado por la poca oferta, elevados valores yequipamiento «atrasado» es temporal y si luego mutará a otro que muestre a una industria floreciente y capaz de competir en el mundo.
Por ahora y hasta que ello ocurra -si alguna vez sucede- habrá que resignarse a pagar de máspor muchos equipos que ya dejaron de ofrecerse en el mundo
– Por Patricio Eleisegui
– Fuente: radiomiami.us
En Argentina se pagan como nuevos equipos que ya no se venden afuera
El caso más escandaloso del tema descrito en el artículo, ocurrió con la Comisión Nacional de Energía Nuclear- CONEA. Estando bajo control militar, la CONEA compró un reactor nuclear,de tecnología obsoleta, que costo varios miles de millones de US$. Todos los reactores de la CONEA, fuerón montados en la modalidad «Llave en Mano». Eso quiere decir que las empresas que los montarón trajerón hasta el último tornillo de sus países. No es tan cierto, por tanto,la afirmación repetida «Ad Nauseam»: «dominamos el ciclo nuclear», de los funcionarios de la CONEA. Tal vez en la CONEA se haya desarrollado algún tema vinculado a la energía nuclear, lo cuál debía ser el caso, dado que hace 50 años que dicen investigar. Sin embargo,hay una prueba contundente de que cualquera haya sido el desarrollo que dicen haber hecho los dela CONEA, debe ser de interés menor: se está hablando de montar un qinto reactor nuclear, una de las cosas que se dijo es que se iba a licitar entre empresas transnacionales especalizadas, su montajeE otras palabras, no se tendrá en cueta ara nada los supuestos desarrollos tecnológicos de la CONEA.
Con el CONICET es lo mismo. Escuchamos continuamente, de parte de sus altos funcionarios, expresiones alabando su genialidad y grandeza en ciencia y tecnología. Sin embargo, si buscamos en un supermrcado, o tienda de barrio, algo, cualquier cosa, producido base a un descubrimiento científico-tecnologico hecho por el CONICET,nunca hallarémos nada. En el caso del CONICET, se da una situación absolutamente anómala: a fin de evitar trabajar en temas de desarrollo tecnológico, los tipos prefieren perder plata. Puedo demostrar esta afirmación con documentos, no es exageración mía