Mientras iba saltando entre mensajes y mails, como quien pone en orden la buhardilla virtual, sonreí con sorpresa -casi con ternura- viendo el título on line, en la portada misma del sitio del diario: Adiós al culo blanco.
No hubo, a mi entender, nada demasiado nuevo bajo el sol norteño, nada que no se haya proclamado antes, ampulosamente, en el I Congreso Argentino de Cultura realizado hace dos años en Mar del Plata. Las promesas de “leyes federales” remiten a caminos ya conocidos, a cantos de sirena, a deseo y decepción.
Ya sé que "es el sistema", es la fucking currícula (palabra fea y pretensiosa, si las hay). Pero los agentes de uniforme (blanco) también tienen su cuota de culpa. Porque hay, por otro lado, algunos colegas que eligen (elegimos, alguna vez) no vomitar la misma mierda histórica que nos hicieron tragar de chicos.