En el siglo XXl, en la República Argentina, existen personas que saben que la queja no conduce a nada positivo y por eso, la transforman en profundas oraciones.
¡Crear vale la pena! Y ya lo creo, ¡cuánto vale! No sólo la pena. El acto de crear vale la salud; la educación; la diferencia entre el delirio patológico y el delirio que aporta belleza a este mundo. (1) Crear, es parte de nuestra naturaleza como seres humanos y justifica nuestra existencia.
Mi mamá es una persona diminuta. Mide un metro cincuenta y cinco de estatura y pesa cincuenta y cuatro kilos. Cuando la observo, dormida en su cama, su cuerpo parece desvanecerse entre las sábanas.
A mí me parece que hay personas que deberían ser tenidas en cuenta para elaborar una lista que podría titularse: “Gracias a ellos, la belleza en este mundo continúa”.
Hay tres cosas que a mi prima Clara siempre le hacían pensar que tal vez la vida sí o sí, estaba hecha para ser llevada en convivencia con, al menos, otro ser humano.
César Pacheco, a veces tiene esas cosas. Eso, de pasar por mi casa de imprevisto y, nomás terminar de saludar, despacharse con un tipo de reflexiones que te dejan, digamos, o más enfocado en el sentido profundo de la existencia o, por el contrario, totalmente desencajado y preguntándote qué carajo estás haciendo con tu vida, que además, es la única que podés asegurar conocer.
El neurocirujano Roberto Rosler, analiza los circuitos del sistema nervioso para explicar emociones como la agresividad, la tristeza, el miedo. Esta disciplina de las neurociencias, se denomina “neuro-biología de la afectividad” y vendría a demostrar al final de todo, que el inconsciente, existe.
Una vez conocí a un duende que me dijo: "qué suerte que te conocí." Me pregunté por qué el duende me decía algo así a mí. Se suponía que era yo, la humana, "la primera interesada en conocer duendes", la que tenía buena fortuna al conocerlo.
¿Será machista desconfiar de un hombre que no sepa encender un buen fuego? Frotando maderitas no, digamos, con ciertos elementos tales como: fósforos, maderas secas, papel de diario, algunas piñas caídas. Y si tenemos parrilla, una vez bien encendido, que le agregue carbón y nos ponemos a la espera de un rico asado.