“A veces uno sabe de qué lado estar,
simplemente viendo quiénes están del
otro lado”
Leonard Cohen
En este periodo de gobierno que terminará el 10 de diciembre, se gestó un sistema comunicacional excluyente, discriminador, despreciativo de las mayorías, centrado en denigrar, insultar y hasta bastardear a toda persona que no se identificara con ellos.
La soberbia oficialista hizo que se auto proclamaran como los mejores funcionarios de los últimos cincuenta años, y en cada discurso, en cada conferencia de prensa y en cada entrevista, no se cansaron de repetir el libretito mediocre pero efectivo que el asesor extranjero de cabecera les redactaba periódicamente.
Y así Alfonso PRAT GAY dijo que cada diez años, refiriéndose a nosotros, nos dejábamos captar por un caudillo del norte o del sur, y que no había que permitir que en el 2020 se hiciera del poder un santiagueño desconocido, y sin curriculum.
En otra oportunidad se refería a nosotros como la grasa militante, que él sacaría a los ñoquis, y que solamente contratarían gente idónea, es decir a ellos y no a nosotros, que éramos la corrupción, y que había que recuperar la cultura del trabajo, que solamente tenían ellos y no los demás.
Choriplaneros, Kukas, vagos, peronchos, adolescentes embarazadas por un plan, desestabilizadores, populistas y ordinarios tomadores de mate, -entre otros exabruptos- fueron moneda corriente en la sociedad para referirse a nosotros, en una grieta social ya existente que ellos se encargaron de aumentar hasta el infinito, en la ingenua creencia de que tendrían el poder por siempre.
Enseñoreados en el engreimiento de superioridad, el mismo mediocre presidente se encargó en su campaña de referirse a él mismo y a ellos como la salvación, y nosotros, a los demás, como el caos, y que si no ganaba él, quedaríamos en manos de ladrones y narcotraficantes.
El domingo 27 de octubre y habiendo fracasado con todo éxito en las elecciones generales, abruptamente cambiaron el discursito y empezaron a vociferar que había que cerrar la grieta, que al país lo sacamos adelante entre todos, y que todos estamos en el mismo barco.
En la típica conducta del psicópata que es golpeador de su pareja y al día siguiente cambia el relato y llega con flores a proponer la paz, quieren ahora dejar en el pasado toda la estigmatización para discriminar y denigrarnos a nosotros, y con total descaro proponen que nosotros con ellos, seamos amiguitos.
La tan proclamada grieta social, a la que se quiere presentar con un fenómeno social de orden natural, la crearon ellos para estar lejos de nosotros, porque ellos no quieren ser sino ellos.
Y en su elitismo oligárquico en el cual solo caben los privilegios y el odio a todo lo popular, siguen alentando las diferencias que, ellos tienen por seguro los hace diferentes, superiores, la gente como uno dicen.
En el medio de esa grieta donde están ellos y nos encontramos nosotros, están la gran franja de desclasados víctimas de la batalla cultural, que se sienten identificados con ellos, y creen ver en nosotros a los enemigos.
Una curiosa enseñanza que subrepticiamente les han inculcado ellos que tienen por seguro que para poder seguir siendo precisamente ellos, deben mantener a raya a todos los demás.
Resulta que hasta ayer nomás ellos eran la transparencia, la cultura del trabajo, la honestidad, la lucha contra la corrupción –o sea nosotros- y se jactaban de ser la República, y hasta los defensores de la Patria, con el FMI dentro del Banco Central y todos sus dineros mal habidos y blanqueados por decreto en paraísos fiscales.
Volviendo a medrar en las sombras y ya sin instituciones oficiales a su merced, que por las perversiones mediáticas tuvieron ellos durante cuatro años, se agazapan a cuarteles de invierno para esperar otra oportunidad de refundar la grieta, y volvernos a sojuzgar a nosotros.
Por eso es que nosotros, no podemos permitirnos nunca más la ingenuidad de volver a creer que el neoliberalismo es una posibilidad para nosotros, para las mayorías, en tanto nos han mostrado perfectamente en este periodo, que sólo es un método para seguir siendo ellos.
Dueños de casi todos los resortes de la economía formal e informal, de la especulación de la moneda extranjera, de las exportaciones nacidas del latifundio robado por la parentela conquistadora, y de las fuerzas de la represión para acallar la militancia que no se rinde. Eso, son ellos.
Por eso nosotros no podremos conformarnos con aceptar mansamente los cantos de sirena de ellos, que ahora quieren simular que pueden ser socios de nosotros, porque nosotros vamos por un nuevo contrato social que nos les comprende a ellos, que del otro lado de la grieta van a resistir la pérdida de sus privilegios a capa y espada.
Todo desde la base de una lucha de clase a la que pertenecemos orgullosamente nosotros, y con el convencimiento de que nunca quisiéramos ser como ellos.
Es que entre nosotros y ellos, definitivamente, lejos de parecernos, existen insalvables diferencias. No se puede pactar con las dificultades de una vida programada por ellos, o los vencemos o nos vencen.
Y mientras no logremos vencerlos, entre nosotros y ellos habrá algo personal.
– El autor transmitió esta nota editorial el 1/11/19 en el programa “La Madre que las Parió” 88.1