Es suficientemente conocido en el país la lucha que en distintos lugares llevan adelante las personas afectadas por la agricultura intensiva de soja y el uso de herbicidas contaminantes que afectan flora, fauna y población.
Jugosos haberes mensuales calman la ansiedad de los ex compañeros de colegio, allegados, ex camaradas del rugby o compromisos por el estilo, del gobernador Urtubey.
En lugares como nuestra Salta, existen basurales a cielo abierto que circundan los barrios y asentamientos donde habitan los menos favorecidos de nuestra sociedad.
Se ha perdido toda esperanza de cambio legislativo a nivel de regulaciones mineras, se han autorizado nuevos emprendimientos perversos hasta con prerrogativas de extraterritorialidad.