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sábado, abril 20, 2024

By Pass, coima y corrupción

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Se refiere, en general, a una ruta alternativa a otra que sería la normal, circula alrededor de esta, rodeándola total o parcialmente, con el fin de evitar la senda prefijada, si no tienen intención de hacerlo aquellos que circulan, y de esta manera acortando el tiempo de la ruta normal, mejoran la seguridad para llegar u obtener el fin que se persigue.

Bueno, ¿qué es esto? Es el camino que se ofrece muchas veces para lograr conseguir resultados burocráticos en distintos trámites que se deben realizar.

Por ejemplo:

– Para no meterse en los trámites de hacer descargo en el tribunal de faltas, de pagar una multa o sacar el auto del canchón municipal, pagás un vermucito y safás.

– Para conseguir el carné de manejo, rapidito evitando colas largas y pesados estudios y exámenes teóricos y prácticos, con ochenta o cien pesos se lo obtiene por el camino alternativo.

– Para atravesar la frontera, por ejemplo, Argentina-Paraguaya, pasás sin problema, pero te trampean de vuelta gendarmes paraguayos y tenés que pagar peaje obligado. Aquí te by passean.

– Para pasar controles móviles antidroga en el norte salteño -ojo hablo de a eso de las dos de la mañana- también hay que pagar peaje por algún motivo que siempre salta para justificar la detención y posible secuestro.

– Para pasar controles sanitarios interprovinciales, en épocas de posibles epidemias: fiebre amarilla, cólera, etc… también con un abono especial para el turista se pasa sin problemas…

… Y así aparecen sobres en los congresos, acreditaciones en las tarjetas, casos de “será justicia” increíblemente fallados-fallidos y tantos otros aportes que hacen la cosa conseguible más rápido y de seguro…

Coima y corrupción son el nombre y apellido de estos by pass, mercado pseudo laboral alimentado por la demanda originada por conseguir lo ilegal o por conseguir lo legal de manera ilegal es decir fácilmente.

jpg_coima_1.jpg¿Dónde comienza la corrupción? ¿Cuándo se fuerza o facilita una coima? Responder a esto no es cuestión solamente de criticar a la estructura institucional que muchas veces es permisible y deja mucho que desear desde la organización pública o privada y más en países como el nuestro que sufre inevitablemente, al menos hasta hoy, la mediocridad de ser subdesarrollado. Contestar a esta pregunta, repito, es también adentrarse en la conducta de las personas que con no poca facilidad se inclinan a recibir o dar dinero, cambiar favores, o lo que sea para conseguir algo que es ilegal o algo que es legal, conseguirlo de manera ilegal

Pero la conducta de la persona, es decir eso de conducirse, de gobernarse ¿dónde radica?, ¿qué la impulsa a obrar lo recto o lo incorrecto? Quizás sea la educación, los valores adquiridos por la transmisión familiar, la cultura ambiente que aporta una buena dosis para condicionar las voluntades; la tradición cultural, la opción por ideologías o doctrinas ya sean filosóficas, religiosas, políticas, etc… Pero en realidad en lo más profundo de la persona humana se obra libremente y se realizan los actos de la voluntad de cada uno con suficiente autonomía y autosuficiencia: el yo decide qué hacer, qué no hacer; qué tomar, qué dejar. Sólo por una iluminación especial, la persona se ve frente a un destino predeterminado. Pero aún así, decide libremente aceptar o no el reto propuesto.

Así, muchas veces, las personas andamos by passeando lo correcto, trampeando a otros para sacar provechos mal habidos y de hecho conseguimos objetivos malos u objetivos buenos por malos caminos y después nos quejamos de lo mal que andan las cosas y realmente las cosas andan mal cuando nos permitimos hacer lo in-correcto.

¿Qué es lo correcto? ¿Qué es lo incorrecto? Bueno, aquí comienza el gran dilema, figurado con tanta sabiduría hace tantos siglos en el árbol de los frutos del bien y del mal; pero esto es un tema permanente de abordar, desde todo el pasado, en todo el presente y quizás para todo el futuro. Es decir, es un tema permanente que debemos enfrentar día a día, hora a hora, minuto a minuto porque a cada instante estamos obrando para el bien o para el mal.

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