Carlos Cicconi: «veo en Salta un campo artístico musical»

Para Carlos Nazareno Cicconi, profesor de acordeón a piano, entre los referentes musicales más destacados de Salta están Dino Saluzzi, el Dúo Salteño, el Mtro. Gustavo Cuchi Leguizamón y Los Nocheros. Para el músico la creación de la Orquesta Sinfónica representa un hito fundamental en la conformación de este campo artístico musical. Las anécdotas de Carlos Nazareno, sus proyectos musicales y momentos de su vida, en exclusiva para Salta 21.

¿Existe un campo artístico musical en Salta?

– Veo en Salta un campo artístico musical en crecimiento. Se abrió a la par de una vida cultural diversa, junto al teatro y otras manifestaciones. Ayudaron a esto la Escuela de Música, la creación de la Orquesta Sinfónica, el dictado de talleres, los pubs donde se hace música, la proliferación de conciertos. Es un pequeño campo donde muchos artistas confluyen. El folclore hizo mucha mella. El campo tiene una perspectiva de crecimiento interesante pero necesita mucho apoyo e inversión tanto a nivel educativo como político. La TV también influye bastante, yo creo que estamos en el inicio, en la apertura.

– ¿Por qué la TV?

– No me refiero a que se haga en Salta específicamente. Me refiero a los canales de música. Abre el oído al melómano o al que se está iniciando en esto.

¿Quiénes son los referentes del espectro cultural musical en Salta?

–
Muchos. Instrumentalmente Dino Saluzzi porque lo vocal llega más y lo instrumental necesita mucho más esfuerzo, además triunfó en Europa. Y me toca de cerca el Dúo Salteño; otro referente es el gran maestro Gustavo «Cuchi» Leguizamón y también, están Los Nocheros porque los caracteriza la lucha. El éxito no es de un día para el otro. El Cuchi y el Dúo por la herencia musical, el complemento técnico, la armonía, el paisaje…

¿Cuándo empezaste con la música?

– A los 4 años tocaba la guitarra de mi mamá (Gladys) que tenía una sóla cuerda. A los 6 años intentaba tocar de oído el “Cumpleaños feliz”. A los 8, estudié acordeón- que es mi instrumento- en un Instituto privado en Salta donde estuve dos años y en 1993, ingresé a la Escuela Superior de Música donde completé mi formación. Hacia el final de mi carrera estudié con el prestigioso Mtro. Julio Ermani, en Buenos Aires. Con él tomaba clases particulares, lo hice durante seis meses. Como mis viejos no me pudieron comprar un acordeón, todo lo que aprendía lo volcaba en la guitarra, por eso nació ese gusto por la guitarra.

¿Por qué elegiste el acordeón?

– Fue idea de mi papá (Carlos Enrique) , imagináte, hijo de italiano, quería que tocara canzonetas, la tarantela… Mi mamá fue artífice de eso. Terminó siendo algo muy serio que fue madurando con el tiempo.

¿Con qué grupos tocaste?

– Mis primeros pasos los di en los clásicos con música de Astor Piazzola; teníamos un Dúo de guitarra y saxo con Leonardo Frana (hoy concertino de la Sinfónica Juvenil de Córdoba). Tocábamos en el Alto NOA Shopping, conocí a La Legión (grupo que trabajaba en Miami y hacía cover) y tocamos en el casino de las Nubes, siempre como guitarrista. Con Leandro ganamos el Pre-Cosquín en Salta y el Pre-Cosquín en Córdoba pero nunca le dimos importancia. Estábamos en la onda estudiar y no era lo que queríamos, lo hicimos por divertirnos, por viajar… teníamos 18 años.

Cuando se forma la Orquesta Sinfónica conozco al Mtro. Marcelo Gutiérrez (Clarinetista de la Sinfónica) que tiene gran experiencia en jazz, me conoció con Leandro- que fue su alumno- me propuso hacer música juntos y confluyó en el Dúo Acquaforte, de guitarra y clarinete. Su curriculum es de locos, vivió 22 años en New York, dio conciertos, festivales de jazz… Y grabamos un Disco. Hacíamos tango, folclore, jazz, bossa nova -fusión jazz de origen brasilero, Antonio Carlos Jovin es un referente-…

Acompañé a mucha gente: a José Francisco Rojas, a Suky Jantsen (cantante lírica norteamericana), a Sandrita Aguirre y hace muy poco a Irene Ferrari.

Grabé para artistas bolivianos reconocidos, para XTO y en mi época de cover, toqué con el Chino San Remo.

¿Tocaste con la Sinfónica de Salta?

– Durante el 2002. Hicimos conciertos en la Casa de la Cultura, en Alto Noa, en el Club 20, en el Estadio Delmi, bajo la tutela del Mtro. Felipe Izcaray. Toqué como artista invitado.

Por el 2003, dirigí la Orquesta Latinoamericana con músicos de la Escuela Superior de Música que duró hasta el 2004.

¿Por esa época vienen Los Nocheros?

– Me llaman para grabar “Noche amiga mía”, fue entonces cuando vuelvo al acordeón. Grabé cuatro temas para la placa y participé en seis shows para la presentación del Disco. Vuelvo con Los Nocheros este año. No grabé con ellos el disco “Gen” porque no me encontraron. Me buscaron por todo Salta. Mario fue casa por casa del barrio hasta que dieron con la casa de mi mamá. Tocó la puerta y le dijo: “Lo estamos buscando a Carlitos Cicconi”… Entonces mi mamá le dice “Ah, yo a Ud. lo conozco”, fue muy gracioso. Me fui de gira en enero-febrero. Anduve por Jesús María, San Luis, Córdoba, Cosquín y otros lugares. Hacíamos tres o cuatro shows por día.

¿Cuál es el lugar más lejos donde llegaste con la música?

– Ushuaia en Argentina y Perú en Latinoamérica. Con Los Nocheros conocí todos los pueblos. Fui a Uruguay, a Chile. Conozco todas las capitales de mi país.

¿Sos amigo de Rubén (Eizaguirre)?

– Es un buen consejero, muy sencillo. Mi amistad con Rubén nace de la música, de haberlo acompañado. Sus tiempos son muy ocupados y los míos también. A Mario (Teruel) lo cruzo en La Casona . Soy amigo del Chacho Echenique. Nos juntamos a jugar al fútbol y por supuesto, a tocar.

¿Conociste a Melania Pérez?

Con Meli toqué dos veces, fue en el 2007. Actualmente no lo puedo hacer porque aquí tengo bastante trabajo.

¿Cómo te conectaste con el Dúo Salteño?

– Acompañé al Dúo Salteño en su regreso, después de 13 años. Fui su guitarrista. Tuve el gusto de acompañarlos. La última actuación con el Dúo fue a principios del 2007. Lo mejor fueron los ensayos en la casa de Patricio, el abrazo antes de abrir el telón, la adrenalina en los conciertos, la emoción del público en cada rincón donde tocamos y las anécdotas que tengo por manejar el auto dos veces al regreso de Cosquín.

Y este año, ¿qué más hiciste además de girar con los Nocheros?

– Este año me acoplo con alguien que apoya la cultura salteña y es Roberto Salvatierra. Doy cursos en la Fundación Romero, enseño en El Ático pero guitarra, acordeón no. Dicen las malas lenguas que cobro caro.

¿Tenés temas propios?

– Recién ahora. Me cuesta escribir. Hablo mucho, me gusta el diálogo. Pero en estos dos años surgieron musas musicales y por mi proyecto de tocar el acordeón quiero largarme como solista.

¿Qué es lo más difícil en la vida de un músico?

– El éxito. La paciencia. El esfuerzo. Cuando no salen los objetivos seguir luchándola.

¿Cuáles son tus planes?

– Ser músico de sesión. Una cosa es tocar, otra es grabar. Cuando grabás se notan uno por uno los errores. El músico de sesión reemplaza al del grupo. Quiero llegar a ser un gran músico de sesión, ese es mi sueño. Va a la par de ser concertista. Se pueden hacer paralelamente las dos cosas. Llegó el momento que me conozcan a mí. Acompañar a tal o cual es muy fuerte pero también hay que salir por uno mismo. Te preguntan siempre a quién acompañaste y pesa mucho. Agradezco la oportunidad que tuve de haberlo hecho con quienes lo hice. Quiero llegar a ser un Richard Galeano, un Raúl Barboza, un Civuca, un Ernesto Pascual o como otros grandes maestros.

Me gustaría musicalizar una película, una obra, una comedia musical en Buenos Aires, ser un Bebú Silvetti, el arreglador de Luis Miguel…

Como anécdota, Carlos Nazareno me contó, entre tantas, que tocó para Robert Duvall (R. D. se casó con una salteña). Lo conoció en El Tipal por Daniel Canónica. Y entre otros temas, hizo “Adiós nonino”, de Astor Piazzola.

Hoy, toca su melodía más difícil porque apuesta a ser feliz en su vida sentimental. Sus proyectos artísticos se basan en consolidarse como solista de acordeón, grabar un CD, seguir estudiando, tocar y ver a sus alumnos progresar.