Sobre el profesor de religión, Juan Carlos Estrada, acusado de abuso por una denuncia realizada por los padres de un niño del pre jardín del Cgio. Belgrano, perteneciente a los canónigos regulares agustinianos, congragación religiosa de la Iglesia Católica trae a colación información para ser sopesada en la opinión pública.
El avance de la causa es lento por el mismo ritmo que impone la burocracia judicial y las técnicas del derecho, se intenta hacer justicia por intermedio de los recursos que poseen los agentes propios de este ámbito de la sociedad, es decir que va para largo la definición de esta causa como la de las mayoría que se conocen.
Hay dos posiciones triviales. Una, la del fiscal que acusa y no solos con los argumentos propios de la denuncia, sino que agrega a la causa datos que le den verosimilitud y que se extraen de la investigación correspondiente. La otra es la de la defensa, que intenta rebatir los argumentos correspondientes…mientras tanto y por una cuestión de plazos, es decir técnica, el acusado es puesto bajo la condición de preso ya que podría mudarse a otro País, Bolivia que es su lugar natal, entorpeciendo la investigación.
El abogado defensor, Dr. Pedroza, solicita la libertad ya que las acusaciones se desvanecen a primera vista pero el fiscal de la causa, el Dr. Pablo Rivero, contrarresta este pedido diciendo que la probabilidad de la acusación está intacta. El Juez que entiende en la causa, el Dr. Daniel Musaime (secretario del interino Dr. Pipino) accede a la argumentación de la fiscalía. El Dr. Rivero hace un ordenamiento de los elementos testimoniales que favorecerían la denuncia original propiciando una ampliación de la misma. La investigación penal continúa, el denunciado sigue preso y la causa a ritmo de tortuga parecería contener una llamativa falta de integridad, al menos hasta ahora.
Porqué la falta de integridad?
En cuanto a los elementos que comienzan a pesar como por ejemplo la posible fuga del acusado a Bolivia tras su libertad condicional y que no posee domicilio estable es totalmente irreal ya que se dice que su casa se encuentra poco habitada y esto es por la sencilla razón de que su mujer y su hija buscan mayor seguridad en familiares, pues quedaron en situación de indefensión tras el apresamiento del profesor, una economía totalmente deficitaria y una situación emocional deprimente. Todo esto en la cuestión de prisión preventiva se considera en el derecho internacional, latinoamericano sobre todo, y al que adhiere nuestra justicia nacional y provincial. De esto se deduce con obviedad, que el hombre no es soltero, como se lo caratula en los papeles de la causa, es un padre de familia, pareja estable desde la adolescencia con la madre de su hija que nació y creció en Argentina y que tiene ya nueves años…fundamentar que el acusado no tiene arraigo en el ámbito local por no tener grandes propiedades es un simplismo que hasta se podría interpretar como tendencioso…Que faltan elementos a integrar en esta causa es evidente, al menos hasta ahora…
Por razones de respeto y protección a la reputación de los menores y sus familias, no es prudente profundizar en las denuncias. Pero sí es necesario decir que hay otros nombres que se mencionan, por parte de los niños, tal como sucedió con el profesor de religión al principio de este vericueto… pero uno solo es el imputado.
Por último es observable el tema de las cámaras Gesell de las cuales se extrae, mediante recursos de juegos y preguntas con profesionales de la psicología datos sobre la situación que se entiende…quizás el recurso de la indagación psicológica tendría que haber sido anterior al recurso de la denuncia. Por lo menos y según una experiencia vivida por el que suscribe y su mujer, de esta manera se logró evitar tamaños desastres en la familia y núcleo social próximo.
Se insiste. Si fuera culpable el profesor, bueno que la ley caiga sobre este según debe. Si fuere inocente, ¿quién paga los platos rotos?…los denunciantes, el Cgio. en cuestión, la Iglesia a la que pertenece, los medios que se hicieron cómplice de esta denuncia? todos los que procuraron una condena social a priori. De hecho de esto también se desprenderían demandas millonarias en su contra. ¿O acaso no es posible?
– Por Hugo Luis Daher
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