Realizó crítica teatral, interviene en programas culturales ligados a la gestión de proyectos, es docente, periodista de investigación, director de una editorial y realiza una intensa actividad de estudios en cárceles y neurosiquiátricos. Trabaja en un Sistema de clasificacion del Arte Social en el país.
El 2 de junio tuve la ocasión de anunciar en la Sala de Conferencias de la Casa de la Cultura, al profesor Claudio Pansera, actual docente de la Licenciatura en Gestión y Producción Teatral de la Universidad Nacional de Cuyo con quien aprendemos a formular y gestar proyectos artísticos culturales a través de su cátedra. Pansera presentó el libro “Teatro Comunitario: Vecinos al rescate de la memoria olvidada”.
Salta 21 entrevistó al investigador. Claudio habla tranquilo y pausado y cuando se apasiona por los temas, fluye profundamente.
¿Cuál es la actividad que desarrollás en Artes escénicas?
– La Asociación Artes Escénicas tiene varios programas de trabajo, y cada uno tiene sus equipos de gestión. Algunos estamos en varios proyectos a la vez. Por un lado actualmente soy el presidente formal de la Asociación civil con las tareas de gestión institucional que implican. Por otro lado, como tareas puntuales, estoy dirigiendo la parte editorial (Ediciones Artes Escénicas y Ediciones Trascartón), las Jornadas Internacionales de Cultura y Desarrollo Social, y el Festival Internacional de Cuentacuentos. En forma particular, estoy dando clases y asesoramientos a proyectos e instituciones públicas y privadas.
El libro que promocionaste en Salta: ¿qué importancia tiene a nivel de la investigación y de las prácticas sociales en nuestro país?
¿Podés hacer una diferencia entre Teatro popular y Teatro Comunitario? Me gustó la frase que usaste «antes se creía que el arte era para los elegidos»… Creo que también puede entroncar con un viejo debate sobre qué es arte y qué no es. Pero se vuelve altamente complejo. Si el teatro es arte, ¿no sería mejor hablar de arte social y no de que el arte dejó de ser para elegidos?
pansera.c
Y sigo un poco con esta cuestión. De pronto pienso en la literatura, los cánones, la legitimación y todo ese mundo aparatal de «exigencias». Pero sabemos que los niños producen, los jóvenes también, cualquiera lo hace. Pasa en teatro. ¿Todo vale? ¿La diferencia está en el fin o en los modos de producción? A mí entender pienso que podríamos distinguir entre arte burgués y arte comunitario, ¿o se tocan?
Estoy trabajando en un sistema de clasificación del Arte Social en Argentina, que me llevó a estudiar las principales diferencias en las denominaciones. Específicamente en Teatro, yo diferencio entre Teatro Popular, Teatro profesional, Teatro comunitario y Teatro social. El Popular es desarrollado por individuos sin pretensiones económicas o de investigación artística; es hacer lo por el disfrute de la tarea. Es lo más cercano a la fiesta popular, donde cualquiera puede animarse a participar, sin continuidad formal. El Teatro Profesional implica a un individuo que apunta a trabajar -obtener rédito económico por su tarea teatral-, o a actividades de investigación artística. Busca un perfeccionamiento técnico permanente para mejorar su producción. El Teatro Comunitario es realizado por grupos mixtos de actores y vecinos, donde el interés está puesto en el barrio, la actividad colectiva y existe una preocupación por temáticas propias del lugar. Ahí se desarrolló un sentido de pertenencia al barrio o pueblo, y organización para trabajar sobre el mismo. Por último, el Teatro Social, tiene un objetivo que va más allá del producto u obra a la que se llegue: se busca que el proceso de construcción o las funciones, provoquen un resultado de implicancia social. Puede ser una obra tradicional de sala, pero que realiza una función a beneficio de una institución, o talleres en cárceles o Neuropsiquiátricos, o una actividad de Payamédicos en un hospital.
Sintetizando: todo el mundo puede hacer teatro, pero la diferencia está en los objetivos que se plantea cada iniciativa. Si cumplen con las metas que se proponen (hacer una versión siglo XXI de Juan Moreira; estimular el trabajo grupal de ancianos en geriátricos; producir un debate sobre un problema barrial; juntar fondos para tratamiento médico o dar una herramienta laboral a un desocupado), cada proyecto puede ser un éxito. Pero no se pueden poner parámetros únicos de evaluación; cada proyecto tiene los suyos.
¿Cuáles son los directores referenciados del teatro comunitario?
– Hay dos personas, Adhemar Bianchi, del Grupo de Teatro Comunitario Catalinas Sur, y Ricardo Talento, del Circuito Cultural Barracas, que se dedicaron especialmente a promoverlo. A partir de escucharlos comenzaron a surgir muchos nuevos grupos, que adaptaban a los que tenían más conocimientos, para hacer dirección de teatro comunitario, que es muy particular, y distinta a la del teatro común. Hoy ya hay cerca de 50 grupos, y otros tantos directores.
¿Qué es para vos la integración? ¿Es la autogestión un obstáculo o una ganancia de la Cultura independiente? Lo pregunto porque como la mayoría se autogestiona, no ven ventajas en ello, es como sobrevivir… y que los gobiernos se hagan los distraídos…
– La autogestión es un camino, una respuesta concreta que desarrollaron muchos artistas independientes para seguir produciendo hechos culturales. Era una consecuencia de la falta de políticas culturales de apoyo a la producción de las disciplinas o corrientes no legitimadas. Cuando comienza a haber un mayor interés de las distintas formas del Estado por tener políticas propias, comienza a cambiar el panorama. Hoy hay una etapa de transición y cambios en las formas de producción. Países que tienen muchos años de leyes de mecenazgo o subsidios a la producción, como España o Brasil, comienzan a notar fallas en la implementación y distribución de los fondos. Van cambiando las políticas y también cambian los artistas y sus objetivos.
Ingresar a las cárceles y a los neuropsiquiátricos es realmente un trabajo difícil, ¿tenés registros de resultados positivos, se han producido cambios en los niveles socio-culturales?
– Estoy trabajando con una colega, María José Trucco en una investigación sobre producción teatral en cárceles argentinas. La primera sorpresa que hay, es la gran cantidad de talleres existentes. En junio de 2010 haremos el 1er Encuentro Internacional de Teatro en Contextos de Encierro, para facilitar un encuentro presencial de los docentes que hoy trabajan en forma aislada, desde Rio Gallegos hasta Jujuy. Hay muchas experiencias que tiene resultados artísticos muy notables y otras de fuerte impacto social, donde a partir de la existencia de estos talleres, hay cambios muy visibles en el trato entre la gente.
En psiquiátricos, hay un fuerte trabajo de la Red Argentina de Arte y Salud mental. En el pasado octubre, se hizo el Mar del Plata el 10º Festival Latinoamericano de artistas internados en psiquiátricos, y además de gente de todo el país, también pude ver las producciones del Hospital Ragone, de Salta.
¿Qué es el arte solidario?
– Dentro de la producción del Arte social -según la definición anterior-, es aquella que se realiza pensando en las necesidades del otro. Planteadas las inquietudes y viendo qué cosas puede necesitar una persona, una escuela, un barrio o una comunidad entera, hay gente que se organiza para trabajar con la herramienta del Arte, para aportar a esas necesidades. En esto hay un importante grado de conciencia social, de interés por el prójimo.
¿A qué llamás investigación rigurosa y seria? ¿Por qué preferís la investigación a la crítica – llámese académica o periodística o especializada? Entre nosostros: ¿sirve la crítica periodística?
– Una investigación, según mi muy personal punto de vista, es útil en sus resultados si conjuga no sólo el proceso de análisis sistemático y objetivo de su objeto de estudio, con la generación de un nuevo conocimiento, sino que además permite una utilidad concreta en la realidad, de eso que obtuvo. Muchas veces las investigaciones tienden a quedar en planteos teóricos o demasiado abstractos para aplicarlos. La investigación académica en lo social, en nuestro país, se ve casi permanentemente desbordada por la velocidad con la que evolucionan los factores sociales, y terminan siendo poco útiles para la generación de respuestas a los nuevos problemas. Como las políticas públicas: suelen atrasar respecto de la realidad, siempre van varios pasos detrás de las necesidades reales. No existe la capacidad de planificar realistamente el futuro.
Ahora dejé la crítica periodística, por falta de tiempo para ver más espectáculos. Creo que lo que se produce es un resultado muy puntual: una mirada, una opinión, sobre una obra. Puede servir a una empresa periodística que necesita una nota, o a un espectáculo que lo suma a su carpeta. Pero en definitiva es poca gente la que puede ser modificada por leer una crítica. Si no hay un proyecto que sustente el funcionamiento de algo más (escuela de espectadores que eduquen nuevos públicos, publicaciones periódicas, apoyos con nuevos medios de comunicación, etc.) las críticas son islas que desaparecen. Y por supuesto que en cualquier caso debería verificarse la calidad de la forma. Internet permite que haya mucha gente con poca experiencia que publica directamente, y se nota la falta de una formación más rigurosa.
¿Cuál es tu experiencia con el cine, creés que se liga al teatro de alguna forma?
– Hace unos años me dedicaba al cine y luego al video. De hecho, mi primer contacto con el mundo profesional del teatro, fue la grabación en video de Teatro Abierto, en 1981.
Me parece que en nuestro país son dos artes que tienen lenguajes muy propios y con mucha historia, más allá de compartir muchos rubros técnicos y profesionales. Hay actores que transitaron ambos caminos con mucho éxito. Pero hay que distinguir, que hoy existe una industria del cine, que tiene intereses económicos muy fuertes y que decide que es lo que se produce, para consumo masivo. Las iniciativas independientes se ven muy limitadas desde lo económico. Y ahí es donde aparece la posibilidad del video, que abarata muchos los costos, pero que necesita de otros canales de difusión. EN cambio en el teatro, todavía la mayor cantidad de producción, abrumadora en cantidad de obras, pero no en cantidad de público, es desde el campo independiente.
¿Es el arte colectivo la gran ruptura frente al arte individual – digamos renacentista, barroco, medieval y moderno- y de hecho lo que marca la diferencia en el siglo XXI?
– En nuestro continente el arte colectivo era el principio. Las distintas naciones indígenas tenían integrada a la vida cotidiana el hecho artístico, en todos sus objetos. Como ocurre ahora fuertemente con el diseño, pero que pasa por una forma de explotación del arte.
¿Qué es teatro del oprimido?
– Es una técnica teatral que diseñó el brasilero Augusto Boal, basado en la pedagogía del oprimido que había diseñado en Educación Paulo Freire. En ella proponía la participación activa del espectador en la modificación de las representaciones, para comenzar a ser protagonista de la nueva realidad -la nueva versión de la obra. Utilizado como herramienta de lucha política, buscaba que el oprimido consumidor pasivo de productos culturales, comenzara a ser generador.
¿Es la cultura una fuente de poder? … para quiénes?
– Para cualquier individuo o grupo que decida utilizarla como una herramienta. Es fascinantemente dúctil y profunda. El capitalismo la usa a través de la publicidad, el diseño, las modas en medios masivos, etc. Los Estados privilegian tendencias o corrientes culturales. Y los grupos que se organizan, la pueden utilizar para generar nuevas políticas culturales.
– Foto de portada: gentileza de Andrea García en la presentación del libro, el 2 de junio de este año.
– Dato: el Seminario vale $ 50. Se realizará los días: viernes 4 (19 a 22 hs) y sábado 5 (de 9 a 12,30 hs. y de 19 a 21,30 hs.) de diciembre. Lugar: Sala Wayar Tedín, Centro Cultural América, Mitre 23
– Notas relacionadas:
Claudio Pansera dictará Seminario en Salta
http://www.salta21.com/spip.php?article2697
Claudio Pansera presenta en Salta un libro sobre Teatro Comunitario
http://www.salta21.com/spip.php?article1985
José Pellucchi es distinto a Patch Adams: entre el deseo y el clown
http://www.salta21.com/spip.php?article2437
De «Boedo Antiguo» a Salta con el Teatro Comunitario
www.salta21.com/spip.php?article1503
“Ladrillos de coraje”: Homenaje a las utopías de los trabajadores
http://www.salta21.com/spip.php?article1283
Ernesto Suárez pinta la aldea desde el subdesarrollo
http://www.salta21.com/spip.php?article612
Claudio Pansera: la autogestión obstáculo o ganancia de la Cultura independiente?
Mi comentario es para felicitarte, exelente nota periodística, muy rico los contenidos, seguí adelante… ROC