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viernes, marzo 29, 2024

Cómo funciona el cerebro de los genios

Cada sigo ha tenido a sus genios, esas personas que son capaces de modificar el mundo en el que les ha tocado vivir mediante sus creaciones, teorías o descubrimientos

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Todos los cerebros están compuestos de lo mismo: un kilo de masa entre grasa, agua, proteínas, carbohidratos y sales. ¿Cómo es posible que algunos pasemos por la vida sin pena ni gloria, mientras que otros son capaces de crear obras maestras y descubrir teorías asombrosas? Los científicos llevan siglos preguntándose lo mismo.

Cuando pensamos en genios, nos vienen a la mente nombres como Newton, Einstein, Beethoven o Mozart, entre decenas de otros. Según la RAE, un genio es una persona con “capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables”. Por su parte, Craig Wright, doctor de musicología y profesor de la Universidad de Yale, le cuenta a BBC que “el genio humano es vinculable a la alta creatividad. Es lo que parecen ser Mozart, Shakespeare o Einstein; individuos con grandes capacidades creativas que cambian la dirección de la humanidad durante siglos”.

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Parece que hay un consenso en la definición de genio, pero el misterio alrededor de estas figuras excelentes sigue ahí. El 18 de abril de 1955, cuando Einstein falleció, su cuerpo fue cremado, pero su cerebro no. El encargado de la autopsia, el patólogo Thomas Harvey, se lo llevó a casa. Allí, tomó varias fotos y luego cortó el cerebro en más de 200 tajadas para enviárselas a varios neuropatólogos estadounidenses. Quería desvelar el secreto tras la mente que había desarrollado la Teoría de la Relatividad.

Nada concluyente

A pesar de que los científicos sí encontraron algunas características únicas en el cerebro del genio, no fue suficiente para determinar una conclusión. Dean Keith Simonton, profesor emérito de psicología de la Universidad de California en Davis, afirma que “nadie tiene un cerebro ‘típico’ y para que los estudios sean válidos requerirían una larga muestra de cerebros de genios comparada a otra larga muestra de cerebros normales”.

Al no encontrar nada diferente en los cerebros de genios fallecidos que los diferencie de un cerebro de una persona “normal”, los científicos se centraron en investigar cómo se activan diferentes zonas cerebrales a la hora de generar ideas. Wright “vincula el genio humano a una alta capacidad creativa”, y esto está vinculado con otro estudio realizado por Roger Beaty, experto en neurociencia cognitiva en la Universidad de Harvard.

El neurocientífico y su equipo, mediante resonancias magnéticas a personas altamente creativas en la población general, encontraron redes neuronales específicas que se activan en la generación de ideas. En concreto, este pensamiento creativo sucede en el interior de tres redes. “La primera sería la red neuronal por defecto, utilizada para crear ideas. La segunda sería la de control ejecutivo, encargada de evaluar las ideas generadas, si son buenas o no y si cumplen los requisitos de lo que uno intenta resolver. La tercera red se encarga de alternar entre las dos primeras”, explica Beaty en su entrevista con BBC.

Los genios experimentan lo que se conoce como “momento eureka”

Parece ser que las personas muy creativas tienen mejor comunicación entre esas tres redes que las personas típicas, “siendo más eficientes en la generación y evaluación de ideas”, explica el investigador. Además, los genios experimentan lo que se conoce como “momento eureka”, cuando encuentran la solución a un problema de manera abrupta.

Lejos de lo que creían en un primer momento los científicos, estos “momentos eureka” no ocurren cuando más concentrados están estos genios, sino “cuando menos pensaban en la solución, cuando menos la esperaban; caminando por un parque, la costa o anotando lo que recordaban de sus sueños a la mañana siguiente”, cuenta Wright.

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Sin embargo, Wright se lamenta de no tener más información de primera mano de cómo pensaban los genios. “Shakespeare y Mozart nunca nos lo dijeron, pero sí sabemos más sobre cómo Einstein veía el mundo. En su autobiografía hablaba de cómo pensaba, cómo jugaba con imágenes mentales una y otra vez hasta que daba con sus teorías”, añade.

Por último, en cuanto a si “un genio nace o se hace”, los científicos afirman que “no todos los genios tienen coeficientes intelectuales excepcionales y no todas las personas con altos CI consiguen logros que les califican como genios”. Aunque no hay conclusiones férreas, parece ser que todos coinciden en que un genio se puede entrenar. “Lo más importante es mantener la motivación y evitar la desilusión. Trabajar en que los individuos expresen todas sus capacidades y no encasillarles de primeras en un campo específico”, sentencia Wright.

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