La política económica nacional (extendida a las provincias) se ha constituido en un baluarte de defensa de la ciudadanía.
Muy distante de los Economistas conservadores neoliberales, propugna acomodar la teoría a la práctica social, de resultas cuidar la canasta familiar frente a los persistentes abusos de las cadenas comerciales conocidas, que (contrario a sus lugares de origen, por ej. Carrefour) en este considerado (por ellos) “submundo” de la civilización, remarcan los precios exorbitantemente, acostumbrados a otrora épocas en que el ciudadano estaba expuesto al libre criterio de estos gigantes comerciales.
No hay paritaria ni economía familiar que aguante estos desmedidos atropellos, como tampoco “posibles” gobiernos que soporten estas embestidas desestabilizantes, porque su objetivo primordial es golpear de muerte a la Democracia.
Se desesperan por recuperar anteriores estados económicos, en que ellos marcaban la agenda de precios y, entran en la desesperación de recobrar terreno perdido. Lanzan “desesperados” a sus delfines técnicos que pretenden “teorizar”, bajo cualquier pretexto, los fantasmas de los supuestos errores. Para eso recurren, sin pestañar a antiguas fórmulas, que tiene sin dudar a la devaluación como caballito de batalla y sacuden el avispero de los miedos e irremediables fracasos de la economía sino se rectifica ¡Ya! Todo esto, por supuesto, avalado/encarrilado/ potenciado y suscripto por los verdaderos impulsores del retroceso: Los Medios de comunicación hegemónicos, que fogonean (en las sombras) los intereses incuestionables del poder, ya vislumbrados y semblanteados por la ciudadanía general.
Lo novedoso de la situación actual, es que estos personajes y su escenario son archiconocidos, como así también, las consecuencias y sus efectos. Son “mascaritas” con guiones que dejaron hondas secuelas en la historia popular. Cuando el tipo empieza a dar rodeos y encara “descaradamente” para las salidas devaluatorias, los ciudadanos comunes abrimos el paragua de la desconfianza generalizada porque sabemos que estamos ante un fenomenal mentiroso, digamos un truhan de frac. Felizmente, la sociedad Argentina ya no está sola frente a estos bandidos, porque está refrendada por un gobierno y una dirigencia que pone el pecho a estos salteadores de la fe popular. Hay un pueblo bien defendido.
Los necios
Los vaivenes de la política argentina parieron una nueva categoría de ciudadanos, nostálgicos por ese pasado de prebendas y ganancias fáciles, atado al dólar y a la ingeniería de la especulación, o sea, aquellos que laboraron distanciados de la producción y que fueron plantitas útiles de la dictadura y el proceso de los noventa, propiamente seres repudiables al decurso de la democracia y que desacreditan, recurrentemente, las políticas de integración social del presente argentino, incluso la repatriación de los científicos emigrados a los que preferirían verlos “lavando los platos”. Remedan la auténtica sociedad del escritor francés Víctor Hugo en sus “Miserables”, casi equiparándose a sus actitudes mundanas.
La Psicología tiene mucho para decir de estas personalidades que priorizan sus propios intereses frente a lo comunitario y poniendo su narcisismo en desmedro del Otro. El Psicoanalista Carlos D Pérez, hace una descripción del necio:
“El necio, es un obcecado con su estupidez. Incapaz de conciencia socrática, convierte la banalidad en creencia y declama estupideces como verdades consagradas, a riesgo de cometer estragos… el necio ofende, pero si le discutimos corremos el riesgo de colocarnos en posición simétrica, ventilando secretas necedades; en esto encuentro la inteligencia del refrán que contrapone oídos sordos a palabras necias. Cuando la convicción del necio adquiere mayor relevancia, desemboca en el fanatismo. Fanático es quien, enarbolando como cualidad su propia limitación, apunta a la militancia social. La necedad es personal, el fanatismo ama lo masivo. Hitler, con su creencia fanática en la superioridad de la raza aria, fue un necio que congregó multitudes. Porque el necio libra con unción su guerra individual, pero llegado al fanatismo se embandera con su “causa” e incita con sus argumentos. No sé si el necio, sobre todo el fanático, muere por su bandera, pero es capaz de matar por ella.”
En definitiva, así como los presuntuosos economistas neoliberales defienden micro-intereses, no menos repudiables son los ciudadanos necios que no pueden ver más allá de su propio narcisismo; en ambos casos son las personas que tienen sus miradas circunscriptas al propio ombligo.
Contra el neoliberalismo: Precios cuidados
Estimado César, posiblemente está en lo cierto, pero no descuente que ya hay un Estado presente, dando precisas señales de de adhesión a los «necesitados» (o sea, nosotros). No quiero ver el vaso medio lleno (la mosca en la leche). Como buen cristiano no pretendo rifar la esperanza, toda vez, que anteriormente, estuvimos que soportar a un Estado distanciado de intereses populares, más aferrado a los vaivenes del dólar y del naipe financiero. Absolutamente, me quedo con este modelo peronista/popular/inclusivo/nacionalista y democrático y reniego del mismo modo del liberalismo usurpador, etc. Atte. Manghera
Contra el neoliberalismo: Precios cuidados
Sr Mnaghera, armese usted una canasta de productos de precios cuidados y se dara cuenta que no tiene los productos necesarios y que se queda con las ganas de comer.
Contra el neoliberalismo: Precios cuidados
Sr. Luis Daher , Ud. es un léctor y colaborador respetuoso de las formas y el decoro del debate.
Los precios cuidados es un PLAN NACIONAL DE PRECIOS, que se basa en el análisis de la competitividad en la economía. Nada menos que cuidar el bolsillo de los trabajadores, sometidos al abuso y oportunismo de los aprovechadores comerciales. Reconozco que el País y sus empresarios están muy lejos de acomodarse a un programa de Estado, que defienda y se adecue la racionabilidad, pero esto también es un proceso de aprendizaJe cívico. Esta Democracia nos va enseñando el progresismo de lo nuevo (sus avances) y la resaca de la resistencia al cambio (los que se resisten a principios democráticos), en donde la prudencia de los márgenes es una expectativa futura. Atte. Manghera
Contra el neoliberalismo: Precios cuidados
Si bien estamos ante la acción de más de una década progresista, Cristina es hábil maniobrando a la izquierda y a la derecha. Hay muchas iniciativas populares que funcionan a medias o que solo son una exclamación más de la propaganda política en este caso la oficial (los precios cuidados no son una opción para el bolsillo de la clase media baja, es un trámite de papel que cumplen los súper pero en realidad se vende lo que ellos quieren y al precio lucrativo de estos). Tampoco se trata de neo liberalismo o progresismo. Ambas ideologías tienen agotado y limitado alcance para dar repuestas sociales íntegras y justas. Nuevas formas de estrategias tienen que aplicar los gobiernos. La subsidiaridad es una opción. La priorización de la persona humana bajo una concepción dignísima es esencial para la política de cualquier tipo.
Atte. Hugo Luis Daher