Como lo viene haciendo desde hace ya trece años, el escritor salteño David Slodky ofrecerá nuevamente el Romancero de Güemes del poeta salteño Julio César Luzzatto desde este miércoles 11 hasta el 19 de junio en varias presentaciones en Salta y Jujuy
El miércoles 11 de junio Slodky presentará el Romancero de Güemes en la escuela del barrio Solís Pizarro, el viernes13 en el Colegio San Pablo, el lunes 16, a las 20.30, en el Cabildo Histórico de Salta (con entrada libre y gratuita) y el jueves 19 de junio en la Casa de la Cultura de Jujuy.
Pocas gestas libertarias en la historia de la humanidad, están a la altura de la Gesta Güemesiana. Esta, casi increíble epopeya, ha encontrado en el poemario de Julio César Luzzatto su cabal expresión. La música que la enmarca contribuye al clima a veces vibrante, a veces íntimo y elegíaco, en un recital que se va desarrollando a lo largo de casi una hora.
Los ideales de libertad y justicia, las grandes batallas; el amor, el heroísmo, la incorruptibilidad, la devoción popular y la traición de propios y ajenos… son temas que desarrollan en el Romancero con un rigor histórico. Una producción que no le va en zaga a la enorme estatura poética de esta obra fundamental y fundacional. Entre poema y poema, el Lic. Slodky va desarrollando y acotando aspectos de la gesta, intentando fusionar la poesía, la música, la historia y la reflexión sobre nuestro destino.
A modo de ejemplo, uno de los poemas que integran el romancero seguido de una carta histórica de Güemes.
– Romancero de Güemes, de Julio César Luzzato
Romance XIII: La Oferta
Una y otra vez entraron.
Una y otra vez salieron.
Detener al Cid no es fácil
y al Quijote, mucho menos
y digamos en su honor
que Güemes proviene de ellos.
Sangre española que lleva
el sol de América adentro.
Laserna, desde el Perú
para en sus filas tenerlo
un título nobiliario le ofrece
y oro, por cierto.
A quien viene con la oferta
le contesta el guerrillero:
Decidle a vuestro Virrey
que nací con abolengo.
Yo era Martín de Güemes
pero al «de» ya no lo llevo.
Cuando comenzó la guerra
mi sable lo arrancó entero
y hoy sin el «de» señorial
que a vuestra España he devuelto
soy Martín Güemes a secas
y así me nombra este pueblo
Pero de un título me honro
decidle que a él se lo debo:
el que he ganado en la lucha
por libertar este suelo.
En más de una oportunidad, los realistas intentaron inducir y acosar a Güemes, combinando amenazas sobre el poderío y la invencibilidad de sus ejércitos con ofrecimientos económicos y de otro tipo.
Pese a que se trataba de ejercitos largamente probados en las guerras europeas, frente a los llamados «gauchos ladrones y asesinos», Güemes siempre respondió con la misma dignidad y furia patriótica. Esto se ve en la carta al General Olañeta, que a continuación, reproducimos casi en su totalidad.
RESPUESTA DE GÜEMES A LAS AMENAZAS Y OFERTAS DEL GENERAL REALISTA OLAÑETA
Extraído de «Al encuentro de la Heroína» de David Slodky. Edición de La Senda Gloriosa de la Patria. Junio de 2007.
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«Es por esos días, el 19 de setiembre de 1816, que Olañeta y Marquiegui le escriben sendas cartas a Güemes, donde amenazándolo por una parte con las glorias de los escuadrones de Dragones de la Unión y Húsares de Fernando 7º, con los regimientos de Extremadura, Gerona y Cantabria, «formidable Vanguardia vencedora del Venta y Media con su ejército reforzado que hará al vil porteño correr por esas pampas peor que en Wilohúma», llamándolo a que reflexione «sobre la deplorable situación en que se hallan ustedes por todos aspectos» y se decida «a labrar su felicidad futura, desviándose de la ruina que le amenaza.» Lo llama a «no delirar cándidamente» con los progresos de Belgrano y en lo de sus gauchos, dado que no son suficientes para contener sus ventajas. Trata de aprovechar las disidencias internas, llamándolo a que no sigan «la seducción de los mandones de Buenos Aires» y que serán responsables ante Dios de los perjuicios que se sigan.
Los llama bandidos y asesinos a sus gauchos. Y, por supuesto, lo tienta: «Si Ud. se halla al cabo de lo expuesto y tiene ánimo de no sacrificarse, avíseme Ud. a la mayor brevedad para que con mis jefes le proporcionemos cuanto desee para su familia.» ([1])
¿Puede acaso creerse, con la evidente y certificada comunión entre Güemes y Carmen, que aquel no haya comentado en la intimidad, indignado, la bajeza de esta propuesta que involucra inclusive a su familia?
La respuesta de Güemes que la escribe con su Carmencita al lado, debiera ser de lectura obligada y gozosa en todas las escuelas del país, para sembrar con su dignidad las almas de nuestros niños y jóvenes:
«Muy señor mío y pariente. Al leer su carta del 19 del corriente formé la idea de no contestarla para que mi silencio acreditase mi justa indignación; pero como me animan sentimientos honrados, hijos de una noble cuna, diré a Ud. que desde ahora para siempre renuncio y detesto ese decantado bien que desea proporcionarme. No quiero favores con perjuicio de mi país: éste ha de ser libre a pesar del mundo entero. Vengan enhorabuena esos imaginarios regimientos de Extremadura, Gerona, Cantabria, Húsares y Dragones, y vengan también cuantos monstruos abortó la Europa con su Rey Fernando a la cabeza. Nada temo, porque he jurado sostener la independencia de América, y sellarla con mi sangre. Todos estamos dispuestos a morir primero que sufrir segunda vez una dominación odiosa, tiránica y execrable. (…) …adopte la guerra que más le acomode para nuestra destrucción, pero tema, y mucho, la mía. (…).
Estoy persuadido que Ud. delira, y por esta razón no acrimino como debía y podía el atentado escandaloso de quererme seducir con embustes, patrañas y espantajos que me suponen tanto como las coplas de Calaínos. Y luego dirá Ud. que es un oficial de honor y del Rey. ¡Qué bajeza! ¿Y así lo toleran sus jefes? ¿Así lo consienten en ese Ejército Real? Valerse de medios tan rastreros como inicuos solo es propio del que nació sin principios. Un jefe que manda un ejército tan respetable, a él sólo debe fiar el buen éxito de sus empresas. Lo demás es quimera, es degradarse y es manifestar mucha debilidad. Yo no tengo más que gauchos honrados y valientes. No son asesinos, sino de los tiranos que quieren esclavizarnos. Con éstos únicamente lo espero a Ud., a su ejército y a cuantos mande la España. Crea Ud. que ansío por este dichoso día que me ha de llenar de gloria.
Convénzanse Uds. por la experiencia que ya tienen, que jamás lograrán seducir no a oficiales, pero ni al más infeliz gaucho: en el magnánimo corazón de éstos, no tiene acogida el interés, ni otro premio que su libertad. Por ella pelean con la energía que otras veces han acreditado y que ahora más que nunca la desplegarán. Ya está Ud. satisfecho; ya sabe que me obstino, y ya sabe también que otra vez no ha de hacer tan indecentes propuestas a un oficial de carácter, a un americano honrado y a un ciudadano que conoce más allá de la evidencia que el pueblo que quiere ser libre, no hay poder humano que lo sujete.
Sin perjuicio de esto vea Ud. si en otra cosa puede serle útil su afectísimo servidor Q.S.M.B. Martín Güemes». ([2])
(Güemes, Luis: «Güemes Documentado», Tomo VI, Carta 108 – De Güemes a Pedro Antonio Olañeta. págs. 133-134.)
– [1] Carta 103 – De Pedro Antonio Olañeta a Güemes. Ibíd., pags. 129-130
– [2] Carta 108 – De Güemes a Pedro Antonio Olañeta. Ibíd., págs. 133-134