Seguro que estas cuestiones sociales, de las que ya hay un antecedente previo en lo que se vivió con la toma de las Universidades, está orquestado por algunos que tienen claro sus intereses y que de hecho van en contra del sistema democrático y de los derechos individuales.
Claro está que el instrumento privilegiado que se usa para desestabilizar la vida diaria y molestar es la juventud, en su gran mayoría aquella que vive tan llena de nada que se deja usar por estos carroñeros de la miseria humana.
La inseguridad no se soluciona con más policías o gendarmes en la calle. Esto es un gran parche para uno de los problemas de fondo que sufre nuestra sociedad. Si los jóvenes son caldo de cultivo para intentar estas maniobras desestabilizadoras es porque fueron condicionados, preparados para que funcionen a la voluntad de estos intereses que de hecho quieren obtener algo mayor y si lo hacen de esta manera malvada, el mal es su objetivo y por supuesto, esto traerá más sufrimiento y desgracia para la gente común, trabajadora y buena.
¿Por qué muchos jóvenes están aptos para delinquir o revelarse mal en contra del sistema actual?
Los sociólogos, psicólogos y demás profesionales de la mayoría de las ciencias humanas podrán responder con certeza cuál es el pensamiento, el sentimiento y cómo está la voluntad de nuestros pibes y porqué. Los políticos, administradores de la cosa pública, del bien común, no pueden actuar con efectividad para sanar la juventud Argentina, no tienen el suficiente poder. O muchos son cómplices de la desgracia actual o mucho poder está en manos de algunos desconocidos que se ríen de las personas comunes.
Multitud de jóvenes son llevados por caminos de muerte, egoísmo, incertidumbre e inestabilidad. No quieren saber nada de las cosas estables, de la solidaridad, de compartir, de esforzarse, de la valentía. No quieren creer, no se fijan objetivos y en medio de esta tremenda frustración se envician, delinquen y la belleza de sus personas se convierte en monstruosidades andantes.
Un viejo sabio de nuestro medio, deportista, trabajador, padre y esposo ya fallecido hace diez años a sus fructíferos 96 años, el Negro Verón, crecido sin padre y criado en las calles del siglo pasado en Catamarca y Tucumán, sabía comentar que uno decide para el bien o para el mal en medio de la desventura de los tiempos en que crece. Ojalá que la juventud de hoy tuviera al menos esta claridad para poder saber lo que es mejor y que por supuesto jamás puede ser lo malo, lo dañino, lo injusto ni para uno mismo ni para los demás.
Muchos pibes ya no tienen vuelta, se entregaron totalmente a los caminos del vicio, el delito y la muerte. ¡Qué deuda social que le tocará a las próximas generaciones saldar! La cuestión negativa de los nefastos gobiernos pasados va quedando hecha un poroto al ritmo que vamos. No se pretende hacer una crítica directa a los gobernantes actuales ni decir que el gobierno de facto anterior es venial en comparación a lo que pasa hoy por hoy, pero en muchas cuestiones cambió la escenografía pero los resultados son similares y esto es drástico porque significa que no se acierta en los cambios que favorezcan profundamente y de manera permanente para el bien de las personas.
Se está retrocediendo y la verdad es que mientras el Estado hace lo que puede para la seguridad de la sociedad y de hecho no es suficiente, habrá que defenderse como se pueda, no en contra del Estado sino en contra de aquellos o aquello que nos daña. ¿Cómo?…algunos intentarán curar con medicinas y tratamientos que podrán llevar años, otros aplicarán bisturí con o sin anestesia. En fin, a muchos cuesta tanto obtener lo poco que se gana en la vida, ya sean cosas materiales, ya sean afectos para que vengan unos don nadie manejados por otros nadies cargados de mal y lo arruinen todo.
Hay que cuidarse, hay que defenderse y esto es un derecho que cualquier persona puede usar.
– Por Hugo Luis Daher
