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jueves, mayo 2, 2024

Detrás de la extinción de las especies está el hombre

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En su afán irracional de explotar los bienes de la naturaleza sin ningún freno ni medida, los seres humanos están acelerando la extinción de las especies.

Algunos de los factores que los seres humanos realizan son, la destrucción del hábitat, el drenaje de humedales, la deforestación, la introducción de especies exóticas, la contaminación y la urbanización costera desmedida.

Actividades como la deforestación con fines madereros o para abrir tierras agrícolas y la construcción de obras civiles, transforman los hábitat naturales que se caracterizan por ser complejos y diversos.

Muchas veces, la deforestación de un área es parcial, dando paso a paisajes fragmentados, en los cuales quedan algunos parches aislados de vegetación natural.

Esta fragmentación tiene efectos perjudiciales: cambia el microclima, rompe los corredores biológicos naturales e incluso causa la extinción de la flora y la fauna.

Cuando se aprovechan nuevos territorios para la agricultura, se tala y erradica gran parte de la vegetación natural existente; al hacerlo se generan efectos a mediano y largo plazo como la pérdida de fuentes de agua y el deterioro del reciclaje natural de los nutrientes.

La supervivencia de los ecosistemas (comunidades de plantas y animales y sus ambientes físicos) tales como bosques o humedales, depende de su biodiversidad, o variedad de plantas, animales y hábitats.

La pérdida de biodiversidad es irreversible, y tiene un serio impacto sobre la capacidad de supervivencia de las restantes especies, incluyendo a los humanos.

Cuando se introducen nuevos organismos al medio, se afectan drásticamente las relaciones que mantienen en “equilibrio” el ecosistema.

La introducción de estas nuevas especies supone una competencia directa para las especies autóctonas, que en la mayoría de los casos acaban siendo desplazadas por la especie foránea, llegando incluso a producirse su desaparición.

El conocimiento ambiental adquirido durante las últimas décadas, nos han enseñado que existen límites a la cantidad de alteraciones que un ecosistema puede tolerar sin perder su capacidad productiva.

La costa marina va degradándose debido a vertidos orgánicos e industriales, urbanismo y obras costeras a lo que se puede agregar una falta de rumbo en la gestión de los recursos naturales.

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No se debe edificar sobre los ecosistemas costeros para evitar erosión

La diversificación de actividades conociendo las funciones ecológicas clave de cada ecosistema costero, el co-manejo y la participación comunitaria, así como el seguimiento de indicadores de éxito de las acciones de administración y conservación de los recurso naturales costeros, son acciones que deberán tener prioridad en su implementación para lograr la conjunción entre los usos de recursos naturales costeros y la conservación de las funciones del ecosistema, logrando así la sustentabilidad de la zona costera

La contaminación es la presencia de sustancias nocivas que afectan tanto a los organismos como a los ecosistemas.

Conclusión

Saber cuáles son los factores que amenazan a la biodiversidad y en qué medida lo hacen es el primer paso para ponerle solución a estos problemas.

– Foto de portada: Humedal de 65 ha en Zárate, Prov. de Buenos Aires, que quiere urbanizar

– El autor es Presidente / Asociación Amigos de los Parques Nacionales – AAPN –

Experto Comisión Mundial de Áreas Protegidas – WCPA – de la UICN-

Red Latinoamericana de Áreas Protegidas – RELAP –

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