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viernes, abril 19, 2024

Dificultades de aprendizaje en la UNSa. y su dimensión política

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Imagino adecuado efectuar una breve mención de los puntos de vista a través de los cuales es dable enfocar los problemas de aprendizaje, y en el manejo de la lengua oral y escrita que manifiestan los alumnos universitarios. Este racconto contribuirá a quitar de en medio, la impresión sobre que nos posee una perspectiva elitista acerca de la enseñanza y una mirada derrotista o negativa alrededor de sus resultados.

El primer punto de vista, es el propiciado por las novedosas investigaciones en Psicolingüística, enmarcadas en lo que se denomina “estructuralismo discursivo”. Según los resultados de la Dra. Norma Desinano y equipo (UNR), y de la Dra. Viviana Cárdenas y equipo (UNSa.), las barreras en el uso del lenguaje tienen parte de su razón, en que, acorde al Psicoanálisis de línea lacaniana, el hablante no puede dominar el lenguaje nunca.

Incluso, su emergencia en cuanto sujeto es dificultosa y dolorosa, por lo que el hablante necesariamente tiene una relación problemática y hasta conflictiva con los dos registros de la lengua. Por supuesto, los errores que comete un “experto” en el uso del lenguaje son de distinto tenor a las dificultades de expresión que padecen los estudiantes universitarios, donde las barreras en el empleo de la lengua son más agudas. Pero esto no nos debe hacer soslayar que nadie es amo del lenguaje…

A lo anterior se agrega que puede darse el caso de un manejo más o menos hábil de la lengua, en especial, del estrato de lo oral. Sin embargo, se gestan fallas cuando el hablante se tiene que resituar en el campo disciplinar, porque allí es necesario que domine no únicamente el lenguaje en sí, sino el discurso propio de la ciencia que se le requiere desde el universo académico. Puede entonces suceder que un alumno determinado, sea hasta bastante diestro en el plano de la expresión oral, pero que al transitar por cierto discurso científico, tropiece con irregularidades sintácticas, etc.

Como el nuevo campo discursivo le provoca inseguridad, el aprendiente opta por las consabidas estrategias de “copiar”, “cortar y pegar”, etc., sin ser capaz de reformular significativamente lo que lee y cree entender. No obstante y si bien en este nivel, los errores de un alguien habilidoso no son comunes, ello no nos debe motivar a imaginar que las dificultades de los estudiantes universitarios son simplemente, por desconocimiento de la lengua. El asunto es más intrincado: otra vez el Psicoanálisis lacaniano, nos muestra que la posición del sujeto en el lenguaje, en la medida en que es hablante, es una posición inestable o muy “frágil”, por lo que cuando pasamos a diferentes esferas discursivas y concomitantemente, desiguales ámbitos lingüísticos, el sujeto se halla ante problemas en su posicionamiento.

Un “experto” resolverá de una manera esas barreras; el alumno universitario lo hace de otra. Por eso, los “errores” que comete no son meras equivocaciones, sino que son por igual, el resultado de estrategias que procuran “anclar” al sujeto hablante en medio de las “turbulencias” que se gestan en los cambios de un discurso a otro y asociado con ello, de un universo lingüístico a otro.

El otro enfoque es el que alguna vez, comentara “al pasar” la estudiosa Mgr. Susana Rodríguez y se acoda no en las “falencias” del alumno, sino en las barreras que guarda la disciplina o campo que se enseña. Esta perspectiva, es útil para que como profesores no remitamos cómodamente el problema a la esfera del estudiante, sino a fin de que aceptemos que lo a enseñar tiene dificultades que para sortearlas, nos exigen estrategias. De esta manera, los problemas de aprendizaje y de empleo de la lengua oral y escrita, suponen un desafío que no se halla sólo del lado del alumno, sino que también nos compromete. Por descontado que las barreras que plantea lo a enseñar en sí, acrecientan los fenómenos de “inestabilidad” mencionados en el primer punto de vista, pero por lo mismo, demandan de los docentes, el ingenio necesario para sortear esa dificultades.

La tercera perspectiva, es cuasi sociológica. Lo que con múltiples precauciones podría llamarse “baja calidad” educativa, es un resultado no azaroso sino hasta “calculado”: nuestros gobiernos acatan las orientaciones de los organismos internacionales, como el FMI, en virtud de que no sólo ahorran en “gasto” social al desfinanciar la educación, sino porque los grupos dirigentes no desean que la mayoría de los conjuntos subalternos se adiestren en el ámbito educativo. A la exclusión económica y política, se agrega la exclusión cultural. En este sentido, no es para nada casual que en los programas institucionales de EGB 3 y Polimodal, se haya extirpado la enseñanza de Historia y Geografía en cuanto disciplinas diferenciadas, dado que así se esquivan cuestiones “álgidas” que contribuyan a la formación de una conciencia política crítica, tal cual reflexionara el Prof. Carlos Abrahan, militante del PO.

No se trata únicamente del conocido adagio respecto a que un pueblo no educado es fácil de controlar y de volverlo dependiente de múltiples “clientelismos”, sino de una lucha de clases que adopta los rasgos de una guerra cultural (Chomsky). En este marco, cuanto menos capaces sean los grupos dirigidos de manejar un registro de la lengua oral y escrita que les permita querellar por sí mismos, ante los gobiernos de turno y frente a los poderes del Estado, tanto mejor para el statu quo.

Esta enojosa situación se complementa con el hecho de que al interior de los claustros universitarios, el uso standard del lenguaje es un bien altamente apreciado y conectado con un gran “capital” para la “distinción” (Bourdieu), por lo que no se procura enseñar a cabalidad su empleo, a los fines de no incrementar la competencia despiadada por los magros recursos existentes. No es para nada insólito, que en las universidades no se muestre en concreto cómo se hace una investigación, cómo se redacta un artículo para publicar, etc., aun cuando pueda haber asignaturas “específicas” en los distintos Planes de estudio, y que los aprendientes deban subsanar estos “huecos” a lo largo de su carrera universitaria.

El camino que se puede seguir es el de un aprendizaje más o menos solitario, que fue mi caso y el de otros innumerables colegas, o el de insertarse en los “endogrupos” de investigación en oferta, jugando el papel de realizar tareas al estilo de la recopilación de información, fichaje, etc.

Este enfoque ocasiona ya, que en determinada escala, ni el alumno ni el docente responsable, sean los que deben asumir sus “falencias”; la cuestión es estructural y escapa a las soluciones coyunturales que sean posibles en determinadas materias y en el aula. Sin embargo, pone claramente de manifiesto la dimensión política de la educación y nos urge como profesores, para que adoptemos una postura política ante ese registro político de lo educativo, según me comentara la dedicada Lic. Josefina Morello.

Relacionado con lo anterior, la cuarta perspectiva adopta la visión de Chomsky sobre la “fabricación de noticias” para no informar. El rol de lo que la Escuela de Frankfurt bautizó como “industria cultural y del entretenimiento”, y el papel actual de los mass/media, en particular, los orientados a producir “noticias”, consiste en que se abocan a gestar un “vacío informativo” y para suscitar un “consenso” artificial en la población desinformada, acerca de asuntos clave. De conocerlos, este saber posiblemente llevaría a los ciudadanos a protestar contra el manejo que implementan los gobiernos de turno. Hay entonces, una alienación política planificada de los relegados, con el objetivo de que no se movilicen por cuestiones vitales y para que se dejen mansamente, gobernar.

En este “parergon”, encaja que es “mejor” y más rentable, f. i. en la tv., entretener que educar; es más “oportuno” distraerse, que leer e informarse. Los programas pasan a ser el “relleno” entre la publicidad destinada al consumismo. Por eso, se favorece y estimula que el cosmos de la “videosfera”, adquiera un enorme peso en desmedro de la lógica perceptual vinculada al libro.

Que exista una videosfera, no es en sí ni bueno ni malo, si no fuera por sus efectos políticos que consisten en una verdadera alienación de los conjuntos subalternados, con los intereses de los grupos dirigidos. Esta apreciación, no supone que se idolatre al libro impreso, y que se lo pondere de forma elitista, de más alto valor en comparación con lo digital, virtual, etc., pero bien es cierto, que las instituciones académicas universitarias, se apoyan en el material impreso, en tanto base de la enseñanza. Son tales unidades académicas, las que detentan una postura “libresca” en su currícula…

Como en la situación precedente a la que discutimos, ni alumnos ni profesores pueden demasiado contra este “marketing de la desinformación” para “moldear” ciudadanos pasivos, que además no son hábiles en el uso de la lengua oral y escrita, ni competentes en la reconstrucción significativa de los datos y del conocimiento. Pero por esto mismo, es que los docentes tendríamos acaso que asumir una postura política consciente, frente a la dimensión política de la educación.

Empero, es genuino que en los concursos, se puede intentar ser “estratégico” y acallar “confesiones” políticas tan “marcadas”, con el probable beneficio de obtener el cargo, sin terminar literalmente, “bombardeado” por los miembros de un potencial Jurado, que no apreciarían que se “haga gala” de una toma de posición no disimulada: suele acontecer, que es políticamente “incorrecto” y académicamente “inadecuado”, situarse de manera explícitamente política ante el registro político de la educación. En simultáneo, es factible señalar que no imaginamos que la adquisición de una conciencia crítica, se alcance por una simple “autoilustración”; los mecanismos ideológicos, entre otros, interfieren en eso.

Otro de los elementos que incide en los “ejes” pincelados, es que de las actuales carreras de la universidad, únicamente en Humanidades son objeto de preocupación las dificultades del uso de la lengua oral y escrita. Dentro de la Facultad citada, sólo dos carreras: la de Letras y desde 2005, la de Ciencias de la Comunicación. En el resto de las facultades y de las carreras de Humanidades, los arduos problemas de lecto escritura y de aprendizaje significativo, son soslayados y hasta subestimados: se cree que un ingeniero químico, para dar un ejemplo al azar, tiene que ser competente en sus conocimientos de la Química, sin interesar si puede redactar o no un texto medianamente coherente, puesto que lo que “importa” es que pueda descifrar fórmulas. En las disciplinas dedicadas a las Ciencias Sociales, lo que “interesa” es que el profesional conozca su área y que pueda “comunicarla” en el registro de lo oral, con lo que nos encontramos con colegas que guardan casi idénticas barreras que los estudiantes, a la hora de mostrarse hábiles en el empleo de la lengua escrita.

Lo anterior no es intrascendente, puesto que se une a un escenario en que las facultades orientadas a las Ciencias “duras”, gradúan a “técnicos” que no se problematizan políticamente y que ignoran a los pensadores corrosivos (sin aludir en exclusiva, a Marx). En las que se especializan en las Ciencias “blandas”, se informa acerca de otras corrientes para no introducir a los intelectuales críticos y anti sistema.

La situación es que ambas clases de facultades, gradúan a profesionales que no cuentan con una formación a la altura de lo que se podría esperar de ciudadanos comprometidos con los sectores populares y con las necesidades del país. Para “completarla”, son colegas que también cuentan con dificultades de expresión en el difícil registro de la lengua escrita y en la génesis de textos argumentativos.

Muchos de estos graduados, enseñan en los niveles no universitarios por lo que se genera un “círculo” (sin caer en ninguna crítica de “mala fe” hacia otros compañeros de tareas): la universidad recibe alumnos de esos niveles, que a la larga, no terminan de diluir los problemas que tenían cuando fueron ingresantes y que siguen reproduciendo, en tanto que profesionales que se desempeñan en los terciarios y colegios.

En otro plano, es dable sostener que, tal cual lo hemos explanado con la brillante Prof. Amalia Carrique, ex Directora de la todavía no estatutariamente formada Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Humanidades de la UNSa., otra de las variables que incide en el aprendizaje universitario, es el choque de dos ámbitos cognitivos disímiles.

Por un lado, la “videosfera”, que detenta la “lógica” de lo instantáneo y del video-clip, ocasionando una “epilepsia” óptica y el afloramiento de un lenguaje híbrido. Según las indagaciones pioneras de la Prof. Carrique, en el chat y en los msm a celulares, la lengua “escrita” es una mezcla tan peculiar, que es au fond, escritura “oralizada” y lengua oral “escriturizada”, reuniendo características de ambos aspectos del lenguaje, pero sin ser en exclusiva ninguno de ellos. Esta situación insólita, propia de la videosfera en el contexto cultural del capitalismo denominado “tardío”, requiere de una web Semiótica y de una web Semántica, tal cual ahora los estudiosos, luego de una década de expresada la idea por la colega aludida, aceptan. Incluso, se podría exigir la constitución de una web Lingüística y de una web Psicolingüística.

El asunto es que la videosfera, y las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TICs), suscitan en los civiles y en especial, en los jóvenes universitarios, un plexo abigarrado integrado por una manera particular de percibir, sentir, conocer, enunciar, interpretar, etc., distinto a lo que acaece en el estrato enlazado al libro, cuya “dinámica” pertenece en realidad, a la “grafosfera”, ámbito anterior a las TICs. Esto significa en los hechos, que las universidades no absorben en su seno las TICs y lo conectado con la videosfera, en parte porque el libro impreso y la grafosfera guardan mayor prestigio, según lo adelantamos supra.

Una prueba de ello fue que cuando en 1995, llevamos a cabo un trabajo de investigación muy adelantado en Salta y en la Argentina de entonces, en torno a lo que enuncio, los artículos que difundían los resultados provisorios de la pesquisa, acababan por ser considerados “iconoclastas” y “poco serios” por los profesionales consustanciados con la distinción que otorga pre/ocuparse de lo asociado al libro y la grafosfera. Chartier ha sido uno de los fundadores de una Sociología del libro y de la lectura del texto impreso, pero esta presunta Sociología no se amplió hasta incluir las esferas de interpretación, cognición, percepción, etc., propias de la videosfera (sería pues, impostergable una web Sociología y una Sociología de los ámbitos de interpretación, percepción, cognición, etc., en general).

La exclusión y hasta la expulsión de las TICs en el caosmos académico y academicista, deja sin el principal apoyo a los aprendientes, puesto que la Facultad les solicita que se ajusten a la dinámica de la grafosfera, renegando de todo lo que traen consigo de la videosfera. Una web Pedagogía y una Pedagogía audiovisual, procurarían integrar la videosfera y sus competencias, en el aprendizaje de lo demandado en y por la grafosfera universitaria. Of course, no creemos que sea LA solución sino apenas lo que quizá podría pensarse.

La situación concreta; sus datos

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Habiéndose detallado a grandes brochazos, los enfoques que podrían emplearse para entender los problemas de aprendizaje y las barreras en el empleo de la lengua oral y escrita standard, queda por decir que estas dificultades que observamos en los alumnos de cualquier curso, impactan a su vez, en la habilidad con la que manipulan las estrategias elementales de estudio.

Los múltiples informes del Servicio de Apoyo al Ingresante (SAPI), los boletines digitales de la Facultad y las comunicaciones “internas” de Secretaría Académica de la universidad, revelan que los alumnos de las diferentes carreras de Humanidades, con independencia de que sean o no ingresantes, son heterogéneos en relación con:

i. el contexto socio-económico;

ii. la situación de trabajo;

iii. la formación y la “enciclopedia cultural” (e. g., estudiantes AM 25);

iv. el domicilio del núcleo familiar;

v. los años de egreso del Nivel Medio;

vi. la edad;

vii. el estado civil;

viii. el tipo de unidad familiar de la que provienen (familia nuclear tradicional, familia extensa, familias monoparentales, familias binucleares, entre otras);

ix. etc.

En el ítem viii), cabe advertir que las conclusiones de un análisis preliminar de las “representaciones sociales” acerca de los modelos de familia y de las distinciones de género, en 500 familias de estudiantes de la Carrera de Enfermería de la Facultad de Ciencias de la Salud, efectuada desde la materia Ciencias Sociales, año 2005, reveló que en determinadas regiones de las provincias de Salta y Jujuy, es hegemónica la familia nuclear y que la familia extensa, todavía guarda su peso relativo, en contraste con zonas metropolitanas (Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe). Por lo que constatamos homogeneidad en medio de lo heterogéneo y quizá a partir de ello, haya que sospechar que igual ocurra con los demás puntos en los que se aprecia multiplicidad.

Por lo demás, los cursantes de las diversas carreras de la Facultad de Humanidades poseen dificultades para operar con textos de trama expositiva y argumentativa, específicos del quehacer académico. Estas constataciones, no significan que abracemos una postura elitista respecto a la enseñanza o al funcionamiento de universidades pobres, ni que seamos “pesimistas” acerca de las potencialidades de los aprendientes, sino plus ou moins un “crudo” realismo que empero, no prescribe que no sea alterada situación tan negativa. Y lo será, en la escala en que no nos engañemos respecto a cómo se encuentran los estudiantes en las universidades públicas desfinanciadas.

Con respecto a las competencias, habilidades y/o destrezas previas necesarias para el estudio, según los informes del SAPI y de los continuos boletines impresos por Secretaría Académica, los alumnos, sean o no ingresantes, tienen:

1) dificultades para el razonamiento y el análisis;

2) inconvenientes para la lectura comprensiva de distintas clases de textos verbales y no verbales;

3) limitaciones para el procesamiento de la información de corpus extensos;

4) poca destreza en el empleo de operaciones cognitivas básicas tales como enlazar conceptos, ordenar, comparar, diferenciar, clasificar;

5) escasa pericia en el manejo de metodologías para la labor intelectual;

6) espíritu crítico poco desarrollado;

7) repetición de opiniones standard, en especial de las provenientes de los mass-media;

8) problemas de sintaxis, en el uso de conectores, en la puntuación, de concordancia, en la jerarquización de ideas;

9) frases o párrafos yuxtapuestos (copiados o no), sin los conectores imprescindibles;

10) desconocimiento de reglas ortográficas;
11) escaso vocabulario, lo que conduce a la incorporación no reflexiva de conceptos y giros técnicos no pertinentes;

12) escritura ilegible;

13) mezcla de expresiones pertenecientes al registro coloquial, con los tecnicismos propios de la academia;

14) imposibilidad de reconocer en ellos mismos, la existencia de los enormes inconvenientes apuntados en el párrafo anterior, por lo que muchos (a pesar de las recomendaciones de cada cátedra y del SAPI) no buscan superarlos;

15) memorización;

16) etc.

A su vez, esta abultada serie de “falencias”, reforzadas por largos años de no haberlas explicitado y subsanado, se vincula con:

a) dificultades en la comprensión de las consignas;

b) la ausencia de estrategias para el manejo bibliográfico;

c) el desconocimiento de las técnicas elementales de estudio (resumen, síntesis, esquema de contenido, cuadro sinóptico, mapa conceptual, ficha de contenido, ficha de texto, ficha de autor, etc.);

d) la carencia de instrumentos metalingüísticos o categoriales que les permitan revisar su propia escritura;

e) etc.

A esta situación, se añade que, acorde a enfoques más o menos recientes, casi el 50 % de los que inician una carrera en universidades de presupuesto raquítico, como las de Salta y Jujuy, no sólo no finalizan los estudios elegidos, sino que no logran rendir ni una materia, debido en parte, a las enormes diferencias en “capital cultural” (Bourdieu) que traen los ingresantes. De ese 50 %, la mayoría que es expulsada de las facultades, pertenecen a los conjuntos subalternos: a las clases dominadas gestoras de plus producto, a los obreros improductivos no privilegiados (descendientes de maestros, profesores, etc.), a los sectores independientes no acomodados (parientes de almaceneros, etc.), a la población “inactiva” no privilegiada (nietos de jubilados), a determinados excluidos (hijos de desocupados con subsidios estatales).
Volvemos a insistir en que lo apuntado, no es fruto de una postura “simplemente” crítica y “despiadada”, sino lo que nos pone delante una realidad social adversa.

Por otro lado, el peculiar (sub)desarrollo de nuestra nación, que se ahondó en las últimas décadas, la crisis de las economías regionales, las barreras crecientes en el acceso a una calidad educativa media, la incidencia de la desocupación y subocupación, entre otros factores, contribuyen a que los alumnos indicados se encuentren en una situación de cuasi “analfabetismo funcional” y de aprendientes que supuestamente, fueron alfabetizados, pero que quedaron marginados de los cambios tecnológicos actuales (Internet, uso de celulares, empleo de pen drivers, etc.).

Tentativas…

¿Y entonces? Parte de las múltiples soluciones a este “negro” panorama, están en cómo se pusieron en escena las limitaciones: no negar la dimensión política de la educación; lograr una soberanía económica genuina y una independencia política real, frente a los poderes imperialistas mundiales; advertir incansablemente, acerca de la función desmovilizadora y despolitizadora de los medios masivos; no divorciar la “grafosfera” de la “videosfera”; no cargar con las “culpas” a los aprendientes; asumir las asperezas existentes en el aprendizaje de la propia disciplina; entre otras “salidas”.

Pero tal como advirtiera por desiguales motivos y por otros temas, el Lic. marxista leninista Pablo Rieznik, en visita a Salta del pasado 10 de mayo, la situación de la educación no habrá de alterarse en sí, por sí y desde dentro de su propio campo, sino revolucionando el contexto social en el que se halla inserta. De cualquier modo, en el caso de la universidades se torna urgente no únicamente la rehabilitación de la dañada Reforma de 1918, por el accionar de las “camarillas”, sino la preparación de una Segunda Reforma, más radical que la primera.

En toda circunstancia, nos resulta adecuada la implementación de una pedagogía contra la opresión y a favor de los oprimidos que, allende las universidades, al comprometerse con una educación popular, le otorgue a los desfavorecidos, las herramientas para que puedan hablar, pensar, escribir por sí mismos desde sí mismos para sí mismos. Los subalternos podremos entonces, construir nuestro propio discurso, “descolonizándonos” de lo impuesto por los acomodados en general y por las clases dominantes, en particular, abriéndonos a una sociedadcultura no capitalista o decididamente socialista. Nos educaremos entre todos y los “educadores” serán a su vez, educados.

Dr. Adrián López

Doctor en Historia

Profesor de la UNSa.

Notas de interés:

https://www.salta21.com/spip.php?article510&var_mode=calcul Adrián López denuncia acoso laboral o “moobing” en la UNSa.

https://www.salta21.com/spip.php?article571&var_mode=calcul Las camarillas en la UNSa.: bandas u hordas cuasi mafiosas

4 COMENTARIOS

  1. Dificultades de aprendizaje en la UNSa. y su dimensión política
    Me parece bastante interesante el texto presentado. Pero me desorienta la poca capacidad para esgrimir un artículo periodístico,la longitud del mismo y la diversidad de temas abordados lo posicionan para un foro académico o quizás para una publicación especializada. No cuestiono la profundidad de la nota sino su apropiación o pertinencia al lenguaje de un medio , que es de lo que se esta hablando.

    • Perspectivas…
      El último comentario sostiene que el artículo tiene la falencia de no ser periodístico y que yo debiera haber contado con que sería difundido en un periódico digital. Bueno, sí. Quedará para otra vez, aunque es posible que una cuestión de estilo no sea fácil de modificar y esto es humano… No obstante, sospecho que si redactara un artículo en el registro que se considera más de “divulgación”, esa persona que no quiso identificarse u otra, encontraría algo para observar. Pero, ¿se trata de ser inobjetable, perfecto, infalible, etc.? ¿Se trata de conformar a todos? ¿Se trata de que si lo que uno escribe, tiene mucho o poco para ser criticado, entonces va a la “papelera de reciclaje”? Para mí, no…
      De cualquier manera, lo que me parece ser en parte, el “centro” del asunto es que si existen “padrinos” y “madrinas”, es que hay “apadrinados”. Si esto es así, existen “camarillas”; si hay “endogrupos”, existen luchas entre ellas. Si pelean con furia por la hegemonía, entonces NADA en la universidad funciona como debiera: los concursos se “arreglan”; los posgrados se convierten en el “negocio” de los directores y allegados; los consejos no discuten de verdad, sino que avalan lo que se “digitó” fuera de los recintos de polémica y mediante “trenzas” múltiples; etc; etc. En esas condiciones de funcionamiento, es medio imposible que se solucionen los problemas de aprendizaje y enseñanza, y que siquiera se investigue en serio. Los que presuntamente, investigan, lo hacen para jubilarse como investigadores y/o para recategorizarse, id est, por los “papelitos”, antes que por la innovación, el conocimiento elaborado para todos, etc.

      Dr. Adrián López
      DNI: 24.138.809

  2. Dificultades de aprendizaje en la UNSa. y su dimensión política
    Muy interesante el artículo del Dr. Adrián López. Va más allá de los límites a los que estamos acostumbrados en este tipo de análisis. Informa, toma posición e instala el debate.

    • Dificultades de aprendizaje en la UNSa. y su dimensión política
      Siendo justamente profesora a Cargo de la asignatura Comprensión y Producción de textos, estoy en pleno acuerdo con los argumentos expuestos por el Dr. López respecto sobre la dificultades de llegar, por parte de los alumnos (y a veces de los profesores) a encontrar “su propia palabra” en un ámbito que no favorece tal movimiento de “independencia”. Esto implicaría adoptar otras perspectivas acerca de la escritura (que tiene poder y mucho)y no es precisamente lo que la universidad, al menos nuestra facultad, parece desear, aunque se diga lo contrario. Cada vez que se intenta cambiar las “reglas del juego” académicas o institucionales, aparecen los que las salvaguan por interés personal o grupal, cobardía o incapacidad, en desmedro de la calidad educativa y de la formación integral de los alumnos. Esta implicaría desarrollar su capacidad crítica en total libertad, sin “padrinos” que los “protejan” para tenerlos como “rehenes” y luego reproductores de lo mismo. Así los “protegen” de su propia inteligencia que se doblegará a lo establecido y no serán más que meros repetidores.
      Como creo que efectivamente la “alfabetización audiovisual” es tan importante como la lingüística (ya no pueden separarse pues el discurso medial transversaliza todos los demás) es que desde hace 15 años dicto un seminario optativo e interdisciplinario para leer este tipo de textos. Pero lo más importante es haber abierto un espacio de libertad con discusión de teorías que puedan ser críticas al sistema agónico que padecemos actualmente.

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