Jueves 3 de noviembre, 22.00 hs. en el Salón Auditórium Dr. Rafael Villagrán (Belgrano 1349). Localidades numeradas $85 y $65.
“Mi Reina, AmorcitoCorazón” es un unipersonal distinto, que se torna de una fortaleza única, tierna, vulnerable, luchadora, viva…
La Nancy es un personaje de un realismo exasperado, “almodovariano”, dueña de un delirio y un repentismo conmovedores.
Relata su vida, su historia risueña, y su tragedia de víctima de violencia familiar, sola, a las paredes que la escuchan, que la sujetan, que la acompañan… Entre la carcajada y la angustia, transita por todas las gamas emocionales, para finalmente llenarnos de esperanza con su liberación.
Humor Realista. Risas y Lágrimas.
En esta nueva experiencia unipersonal, Edda Díaz se apoya en un personaje reconocible y familiar: un ama de casa que irá mostrando
aspectos de su vida y que, si en un comienzo se expone como un ser afable, tierno y contenedor de cuanta situación conflictiva se le
presente, a poco de avanzada la acción dejará al espectador sorprendido y cargado de una fuerte conmoción.
La dramaturga Beatriz Mosquera recupera una vezmás a un personaje cotidiano, toca sus fibras más íntimas y lo desarrolla mostrándolo en sus dobleces más inesperados. Así, esta mujer casada, que en un barrio alejado del centro ha construido como ha podido una familia singular, se va despojando demúltiples máscaras para mostrar una terrible realidad.
Ella comienza hablando de la felicidad, de un príncipe azul con el que se ha relacionado, pero ese mundo mágico deja de ser tal a medida que transcurre su vida. Queda atrapada en un encierro doloroso del que le resultará difícil escapar.Una gran obra donde el dolor se confunde con el humor.
UNA GRAN ACTRIZ
Edda Díaz -la comediante- conoce muy bien a esos seres desprotegidos, a los que ha recreado en múltiples oportunidades. Pero, esta vez, esamujer va escapándose del camino del humor hasta tocar una fibra trágica que la actríz desarrollará con mínimos y seguros estados interiores. Si en un comienzo la risa parecería ir desperdigándose por el público y asegurar un momento de entretenimiento, eso pronto desaparecerá. La experiencia poseemomentos notables de humor y también de dramatismo. Díaz convierte el escenario en la habitación de una casa donde los sueños y las esperanzas pronto se transforman en puro dolor.
El juego que construye es complejo: entra y sale de mundosmuy opuestos y siempre con creatividad. Sus logros interpretativos están a la vista y un público conmovido le agradece esta especie de alegato a favor de lasmujeres golpeadas.
Actríz, humorista ymaestra de actores, Edda Díaz es un espectacular animal de teatro.
En su voz resuenan lo mejor del tango y de la inmigración española en Buenos Aires, y quienes ya la han visto en acción saben que su sola presencia en escena tiene algo de acontecimiento ymucho de celebración. Firmado por Beatríz Mosquera, «Mi reina, amorcitocorazón» es una obra a la medida del talento de Edda Díaz, se trata de un espectáculo tan real, exagerado y carnal como la vidamisma.
Edda Díaz, recibió la formación de una actríz dramática pero su vocación la llevó a convertirse en una gran artista del humor. Además de actuar, Díaz escribe, es directora, dramaturga, humorista y repentista, según la labor que ha desempeñado a lo largo de su prolífica carrera.
Aunque el teatro es su fuerte, ha actuado también en cine, televisión y radio, con trabajos también gráficos porque ha participado de revistas como Humor y otras similares. Entre las películas más recientes filmadas por Díaz, se cuenta la del «Ratón Peréz 2», la del español Santiago Segura, «Torrente 3», también «Las Mantenidas sin sueños» de Vera Fogwill, película ganadora de mas de 25 premios internacionales.
En televisión, participó últimamente del ciclo «Mujeres Desesperadas» realizada para Colombia y Ecuador, y muchas otras series argentinas más.
A lo largo de losmás de cuarenta años que lleva de profesión, sabe que su vínculo con la gente sigue vigente:
«Siento que marqué un género y eso se tiene que reconocer. Tengo más de 120 personajes, y siempre que vuelvo es una alegría para la gente y una tremenda alegría para mí. El teatro es una fiesta, una gran fiesta. En escena dejo mi vida y eso la gente lo palpa, lo sabe», confiesa esta señora que durante los setenta le voló la peluca a toda una generación.