Después de 12 años de gobierno kirchnerista, la realidad ha desembocado para el pueblo argentino en la disyuntiva de tener que elegir entre dos opciones de la derecha para presidir el país los próximo 4 años.
Tanto Daniel Scioli por el FPV, como Mauricio Macri por Cambiemos, tienen más similitudes que diferencias. Pertenecen a la misma clase, son parte de la burguesía local, ”socia menor” y dependiente de la burguesía imperialista. Pertenecen a organizaciones políticas del sistema burgués, es decir, están constituidos para mantener el orden y los privilegios de este sistema. Los dos pretenden mantener el capitalismo y su estructura económica, social y política. Los dos le abren las puertas al financiamiento y las inversiones externas, es decir, a mantener al país como dependiente de las metrópolis imperialistas. En ese aspecto, son iguales, no tienen diferencias. Los matices son las relaciones con los países latinoamericanos que están encarando algún tipo de proceso antiimperialista y a los imperialismos Chino y Ruso con quienes Scioli mantendría buenas relaciones; en cambio Macri se entregaría de lleno a las relaciones y dependencia típicas y tradicionales con EEUU y Europa.
Tanto Scioli como Macri, dicen que las medidas que implementen no significarán un ”ajuste” para los sectores populares. Claro, están de campaña. Nunca dicen la verdad, pero ahora, menos. Scioli dice que va a mantener los “logros” del kirchnerismo, pero cambiando la ”forma” de comunicarse con la población y la oposición. Macri dice algo parecido, aunque parezca mentira. Ambos prometen ”atraer a los inversores externos”, terminar con el impuesto al trabajo (Scioli para los que ganan menos de $30.000, Macri sacarlo completamente); Scioli revisar la política de retenciones al agro, Macri eliminarlas; ambos prometen millones de viviendas, mantener los subsidios a la pobreza. Ambos anuncian que van a reprimir las protestas que vendrán. No hay muchas diferencias en lo que prometen.
Se avecinan tiempos difíciles para la clase trabajadora. Si ambos piensan generar puestos de trabajo atrayendo inversiones externas, evidentemente las condiciones las pondrán las patronales. Se va a hacer difícil conformar a los trabajadores partiendo de ello, porque una cosa era el 2003 cuando se venía de una tremenda desocupación, y otra cosa es ahora, donde, aunque precarizada, la ocupación es mayor. Los seres humanos no se conforman en situaciones de carencia. Los asalariados no se conforman con tener trabajo y nada más, mal pagos y súper explotados. Hay que tener en cuenta que después de 12 años de kirchnerismo, según el propio Indec, el 90% de los trabajadores gana por debajo del valor de la Canasta Familiar, que ronda los $13.000: El 90% está por debajo de $11.434; el 50% de los trabajadores gana menos de $5072. Alrededor del 40% está en negro, sin ninguna cobertura social. El 70% de los jubilados cobra la miseria de $4300. El 10% que más gana se lleva el 28% de la masa salarial, mientras el 10% más pobre sólo alcanza al 1,5%. Todos son datos del propio Indec, del Segundo Trimestre del 2015. Y si el Indec lo dice, las cosas seguramente están aún peor.
Cualquiera de los dos que resulte electo va a continuar y profundizar las políticas impulsadas por el kirchnerismo en materia de súper explotación laboral y control del humor social, pero ya sin el paraguas de la crisis del 2001 y con mucha menor capacidad de engaño hacia las masas. El mayor problema de todo gobierno burgués son las aspiraciones de los trabajadores por mejorar sus condiciones, tanto laborales como de vida, y eso es imparable, salvo con represión. De Macri no puede esperarse otra cosa y el ex motonauta dijo que no le iba a temblar el pulso para reprimir las protestas. No debe extrañar, ya que el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner ha instalado la idea de que no reprime, pero en estos 12 años ha habido represión a protestas de trabajadores, asesinatos de campesinos pobres y originarios, más de 6000 procesados por luchar contra las políticas extractivistas de saqueo y entrega y precarización laboral. No olvidemos que el kirchnerismo aprobó la Ley Antiterrorista, casualmente con los votos del macrismo también. Y de los presos políticos del periodo, como los compañeros de Las Heras, condenados a cadena perpetua por un crimen que no cometieron (en realidad es un castigo aleccionador por encabezar la lucha contra el impuesto al salario), la Gallega Germano, Martino, Esteche, Lescano, Olivera, Elguiazábal, los presos de Bariloche y Corral de Bustos… La política ”no represiva” del oficialismo es otro de los cuentos de la ”década”
Ese es el ”País de las maravillas” que nos vende el kirchnerismo, y que algunos que se llaman ”de izquierda” defienden, sin que se les caiga la cara de vergüenza. Esos personajes acusan a la verdadera izquierda de ser “funcional a la derecha y al imperialismo”, mientras FPV y Pro han sido socios aprobando leyes contrarias al interés de los trabajadores y en negociados inmobiliarios en la CABA, políticas que la izquierda ha combatido. Los que se han alineado con el gobierno parecen no tener idea de lo que es el imperialismo. Si ellos creen que ese concepto remite a las botas imperiales invadiendo territorios de otros pueblos, se equivocan de medio a medio: esa es sólo la parte que prepara el terreno para el verdadero fin. El imperialismo es el sistema financiero globalizado y las multinacionales hundiendo sus garras en las naciones subdesarrolladas como la nuestra, para saquearlas. Y en ese sentido, el kirchnerismo le ha hecho los deberes como nadie. Pagó una deuda que no debimos nunca (y que la justicia argentina declaró ilegal, ilegítima y fraudulenta en el año 2000 con el fallo del juez Ballesteros), y entregó (o mantuvo) todas las riquezas naturales estratégicas a las multinacionales. La economía está aún más extranjerizada que en los 90. Los funcionales al imperialismo son los que nos quieren hacer creer que el kirchnerismo tiene algún grado de oposición a él.
Las políticas deben analizarse en el marco en las que se impulsan, y qué intereses defienden. Este gobierno ha hecho malabarismo para contentar a la población y recomponer la institucionalidad burguesa, justamente una maquinaria contraria a los intereses populares. Ha sido muy sabio en el arte del engaño.
Un aspecto que es la terminante demostración de lo nefasto de esta corriente que ha gobernado el país en estos últimos 12 años, es que peor aún que la entrega de nuestro patrimonio y el pago de una deuda que no debemos al imperialismo, es el hecho de que miles y miles de argentinos creen que ”eso” es liberación, soberanía e independencia. Pibes cantando que son ”soldados de la liberación”, mientras aplauden la entrega de Vaca Muerta a Rockefeller, es la muestra más impresionante, triste e indignante de la tergiversación de los conceptos libertarios que ha pergeñado el kirchnerismo.
Después de 12 años, los pobres siguen siendo pobres, y los ricos, cada vez más ricos.
Sea quien sea el ganador del Balotaje, el perdedor será el pueblo trabajador, aunque los vote, porque estará votando a sus verdugos.
Sea quien sea el ganador entre los dos candidatos de la derecha, será la CONSECUENCIA de los 12 años de gobierno kirchnerista. Sean Scioli o Macri, que se hagan cargo quienes apoyaron a NK y CFK y le tendieron la alfombra a lo que vendrá: en política nada es casualidad, sino CAUSALIDAD.
Con este panorama, el llamado a no votar, anular o votar en blanco es un imperativo para toda organización revolucionaria, cuya tarea principal es señalar las fuentes de todos sus males a los trabajadores e intentar organizarlos para luchar contra ellos. Aquellos que se llaman ”de izquierda” y llaman a votar a alguno de los dos candidatos, claramente están aggiornados dentro del sistema burgués, son parte de él y le hacen el juego al sistema de explotación. Jamás apoyaremos ni votaremos explotadores, ni a sus representantes. Scioli y Macri, el FPV y Cambiemos lo son.
Es hora de que la izquierda madure
El hecho de que el hartazgo de gran parte de la población hacia el kirchnerismo haya provocado un aluvión de votos para el macrismo, es decir, hacia la derecha explícita y noventista, tiene que ver también con la falta de una verdadera alternativa de izquierda. A su vez, un futuro cercano de recrudecimiento de las condiciones de vida para los trabajadores, obliga a reconsiderar lo que hemos hecho hasta el momento.
Quienes soñamos con y militamos por un mundo distinto al que vivimos, lejos de las lacras de la explotación y la miseria, debemos dejar atrás las viejas rencillas, las viejas diferencias y los viejos vicios, para encarar un nuevo tiempo de unidad, donde la crítica y el debate no signifiquen intolerancia, sectarismo y división.
Es nuestra obligación generar espacios donde nadie sea dueño y portero para el compañero o agrupación que luche por los mismos fines, donde el límite sea sólo para la burguesía, sus lacayos y sus furgones de cola.
Hay centenares de agrupaciones y miles de compañeros que no encuentran un marco de referencia para organizarse en todo el territorio nacional. Hay centenares de pequeñas organizaciones y corrientes que pelean por lo mismo – el socialismo como proceso a la sociedad sin clases-, cada una por su lado, de manera dispersa y a veces contradictoria. Sin dudas, organizarnos para golpear con un solo puño al poder burgués es la tarea de la hora.
Es tiempo de unidad y de convocarnos inequívocamente para ello.
– Buenos Aires, 21 de noviembre de 2015