Un aire fresco de renovación, de cambio, se respiraba ayer en la Casa de la Cultura, junto a la crispación de funcionarios que parecen no querer irse. La calidad humana y profesional de los colaboradores que está designando Gori Caro es alentadora
Las designaciones no se completaron, pero ya pudimos saber que el periodista Andrés Gauffín es el nuevo Coordinador de Bibliotecas, la escritora y guionista cinematográfica Verónica Ardanaz estará al frente de Gestión Cultural -cargo que reemplaza y equivale al de Acción Cultural que estaba a cargo de Sergio Mariano Bravo– y que Mario Lazarovich estará en Patrimonio.
Conocemos personalmente a Andrés Gauffín y sabemos de su capacidad, su honestidad y su intensa pasión por la cultura de Salta -encauzada por un equilibrio y una mesura proverbiales a más de cierta timidez y humildad poco habituales en personas de su valía intelectual y profesional-.
Verónica Ardanaz ha venido trabajando como gestora cultural independiente a lo largo de muchos años. Dirige una editorial artesanal que publicó el último libro de Carlos Hugo Aparicio. En estos últimos tiempos estuvo trabajando junto a un grupo de jóvenes universitarios y artistas populares en barrios humildes de Salta.
La permanencia en el equipo de Cultura de Raúl Costaguta es otro acierto, ya que incluso dentro de una gestión como la de Eleonora Rabinowicz -que con frecuencia criticamos desde esta página- tuvimos siempre que reconocer el respeto, la seriedad y la entrega a una tarea eficaz como encargado de las salas Juan Carlos Dávalos y Mecano de este joven actor que en reconocimiento a su trabajo en Salta ya tenía ofrecimientos en Mar del Plata y en Jujuy para dirigir otras salas importantes, tanto en el ámbito oficial como en el privado.
No obtuvimos más detalles sobre otros nombramientos, que están en marcha. El cambio en Prensa y en Cine se impone. A nuestro criterio -y esto lo padecimos como periodistas- son los sectores que sin ninguna duda deben renovarse. Aquí coincidimos con el criterio minimalista que nuestro comentarista de música Jorge Moroni, aplicó a toda la gestión de la Cultura Rabinowicz: el (des)manejo que padecimos en esas áreas nos pareció tan nefasto que cualquiera que venga será mejor.
Pero sin duda un periodista especializado en cultura como Gori Caro no necesitará consejo alguno sobre cómo armar un equipo que maneje adecuadamente la prensa oficial del sector. Y para cine están Pardo, Barroso, Wilde, Saporiti, Mainoli, Dhabar…
Quo Vadis?
El mismo debate -quizá más soterrado y virulento- que se dió entre quienes ven al nuevo gobernador Juan Manuel Urtubey como representante de la continuidad o del cambio, del progresismo o de la oligarquía, se dió en el ámbito del arte y la cultura con la designación de Gregorio Caro Figueroa y Claudio García Bes al frente de la Cultura Oficial.
Una expresión fuerte de esa oposición -y parte de un debate que sobre el tema mantenemos personalmente con él- fue la carta de lector que publicamos en este sitio escrita por el joven profesor de historia, militante político y social y ex presidente del Centro de Estudiantes de Humanidades de la Unsa Javier Juan Lera
Desde nuestro punto de vista -y de modo mucho más preciso de acuerdo a los datos que manejamos- en una biografía de Gregorio Caro Figueroa no se puede dejar de señalar que fue secretario privado -y amigo- del desaparecido gobernador Miguel Ragone en 1.973, y que por ello tuvo que marchar al exilio en la noche sangrienta de la dictadura.
Trabajó como periodista en El Tribuno. Y fue director de la Biblioteca Provincial Victorino de la Plaza en una gestión que ha sido tal vez la mejor. A diferencia de escritores que aceptan ese tipo de cargo como un galardón o una beca, Caro trabajó al punto que a cualquier hora que uno iba a su despacho lo veía muy atareado, prácticamente no se podía conversar con él allí. Un solo ejemplo: como no le daban plata para adquirir diarios logró por su gestión personal que los ejemplares igualmente llegaran -donados- a la hemeroteca de la institución. Además coordinó actividades con el Archivo Histórico y fue miembro activo de CONABIP (coordinación nacional de bibliotecas populares).
Gori Caro nunca fue romerista y tuvo que renunciar al cargo de director de la Biblioteca Provincial porque pretendieron obligarlo a firmar una solicitada en favor de la re-re-elección de Juan Carlos Romero como gobernador de Salta. (Gori sostiene que en América Latina gobiernan reyes con el título de presidente o de gobernador y que las reelecciones indefinidas son contrarias al espíritu republicano). Su traumática salida del cargo fue reflejada como un escándalo en medios nacionales. Su amigo y co-editor de la prestigiosa revista Todo es Historia Félix Luna hizo público el atropello en el diario Clarín, y lo calificó como un baldón para la cultura de Salta.
Gori trabajó además con eficacia -y ad honorem- en la difusión amplia y constante de las actividades del Fondo Nacional de las Artes (los artistas y quienes trabajamos en medios podemos dar testimonio de esto).
Gregorio Caro Figueroa es cofundador de la Asociación de Periodistas de Salta, organismo cuya presidencia dejó -lo reemplaza la colega Elena Corvalán– para asumir en Cultura.
Humanismo y transparencia
La honestidad y la capacidad de Gori Caro son ampliamente conocidas. También el aporte que desde el Teatro y la Dirección de Cultura de la Unsa hizo Claudio García Bes.
¿Dónde está el problema? Yo creo que en el fondo la discusión enmascara un enfrentamiento ideológico. Hay quienes ven a Gori y a Claudio como «conservadores» o «derechistas». Pero los que escucharon la ponencia de Caro Figueroa en Castellanos, en la cumbre de los equipos de trabajo del gobernador electo, la evaluaron como «progresista» e «impecable».
No le quito importancia a esta perspectiva del debate (izquierda o derecha, progresismo o conservadurismo) porque las concepciones ideológicas y políticas pueden teñir una gestión cultural y darle un determinado rumbo.
Pero también puede pasar que estemos anteponiendo prejuicios -favorables o desfavorables- como una evaluación anticipada de una acción cultural que todavía no comenzó. La admiración y el afecto que muchos sentimos por Gori también podría estar condicionando por ejemplo nuestra valoración positiva de su designación. Y esto incluso más allá de posibles diferencias políticas o ideológicas, que en este caso a mí me parecen secundarias.
Porque si coincidimos con Juan Manuel Urtubey en que la política tiene que estar al servicio del ser humano, aún sin borrar las diferencias que nos enriquecen y nos potencian, en el ámbito de la cultura -más aún incluso que en ningún otro- podemos confluir todos: marxistas, cristianos, ateos, peronistas, conservadores o radicales. Siempre y cuando -claro- haya apertura al diálogo, respeto por la pluralidad y entrega a la tarea en favor de la comunidad. Y esta actitud es la que sabemos que tienen tanto Gregorio Caro Figueroa como los colaboradores que está nombrando para que lo acompañen en su gestión.
Queda para otra nota el análisis de las diferencias fundamentales que ya se perciben -más allá del perfil de los funcionarios- entre las líneas fundamentales de la Cultura Rabinowicz y la Cultura Gori.
Comentario
Fuerza Gori!
Vemos con agrado y esperanzas porque vislumbramos desde ya la recuperación del respeto que Todos los artistas y hacedores de cultura de la provincia se merecen. Vaya un abrazo de congratulaciones a quien supo manifestar su coherencia en gestiones anteriores. ¡fuerza Gori!
Prof. María Elena Sánchez Elías – R.E.D.A.S.H.
El paso de la Cultura Rabinowicz a la Cultura Gori
Vemos con agrado y esperanzas porque vislumbramos desde ya la recuperación del respeto que TODOS los artistas y hacedores de cultura de la provincia se merecen. Vaya un abrazo de congratulaciones a quien supo manifestar su coherencia en gestiones anteriores. FUERZA GORI
Prof. María Elena Sánchez Elías – R.E.D.A.S.H.