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jueves, abril 18, 2024

Emotiva Conmemoración del Bicentenario de la Independencia

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Con la presencia del Ministro de Cultura y Turismo Dr. César Mariano Ovejero, del Secretario de Cultura Prof. Sergio Mariano Bravo, dio comienzo en Salta el festejo conmemorativo de los Doscientos Años de la Independencia Argentina del poder español.

Salta, viernes 8 de julio de 2016. Teatro Provincial. Ballet Folklórico de la Provincia “Gral. Martín Miguel de Güemes”, director Mº Carlos Ernesto Luna. Orquesta Sinfónica de Salta, director Mº Jorge W. Lhez. Música compuesta por Noelia Escalzo. Ballet Folclórico “Juana Azurduy en la Gloria de Güemes”. Coreografías de Victor Campillay, Horacio Quispe y José Daniel Higa. Aforo 100%.

Ante una platea y palcos colmados hasta en sus pasillos, comenzaron los primeros esbozos musicales cantados por la compositora Escalzo que dieron pié a una de las tantas historias que este movimiento emancipador originó en todo el país. A diferencia de los días actuales, por aquellos tiempos el Congreso de Tucumán fue poco difundido y por tanto, lentamente, el resto del país iba comprendiendo la importancia de lo decidido por diputados y representantes de toda la Nación hasta llegar a concretarse la tan deseada independencia. Por el contrario, la conmemoración de estos hechos es simultánea a lo ancho y a lo largo de nuestro país. Una de esas conmemoraciones es la que aquí se comenta.

La historia de la indómita Juana Azurduy y su encuentro final con Martín Miguel de Güemes es más que interesante. Tal vez una de las más famosas en relación a las mujeres que lucharon por la emancipación de España. De origen boliviano, dedicó su juventud a librar nuestra región norte del dominio español. Convenció a su marido, con quien se había casado años antes de la llamada revolución independista de Chuquisaca, de luchar a su lado en la búsqueda de esa liberación. Toda esa zona quedó dividida en dos, una para los ejércitos reales a favor del rey de España y la otra para la guerrilla emancipadora. Mujer valerosa quedó viuda en una de las tantas batallas en que participó. Para ese tiempo San Martín ya luchaba por el Pacífico para liberar a Perú. Resultó entonces cierto abandono de la lucha terrestre y Juana Azurduy se unió a los soldados de Güemes. Derrotados por tierra los españoles y muerto el héroe salteño, se disolvió la guerrilla del norte y Juana vivió entre Salta y Jujuy intentando recuperar sus pertenencias sin lograrlo. Murió pobre y olvidada en Jujuy. Fue enterrada en fosa común aunque años después, como sucede casi siempre, su valor y servicios fueron reconocidos por nuestro país.

Breve resumen de una historia mas larga. Sobre esa base y de acuerdo a un pedido de los maestros Lhez y Luna, la joven compositora cordobesa Noelia Escalzo desarrolló una partitura no muy compleja basada en los ritmos de Taquirari, Huayno, Cueca, Vidala, Baguala, Chacarera, Zamba, Malambo y algún esquicio mas académico. Lo hizo muy bien y el argumento del ballet tuvo una sólida base en esos ritmos, sus intensidades, sus combinaciones tímbricas, sus macizos acordes, sus momentos melódicos.

El ballet conducido por “Lito” Luna tuvo magnífico desempeño liderado por el matrimonio Azurduy-Padilla (excelentes los bailarines María Madrazo Marquez y Mariano A. Ponca) a los que se agregan roles secundarios, trabajadores, godos, infernales, patricias altoperuanas, etc. Supieron transmitir el encuentro con el general Manuel Belgrano y con el héroe local Martín Miguel de Güemes, ambos conmovedores y presentados como prohombres de nuestra patria. Llenaron los ojos con sus figuras de danzas individuales, danzas colectivas o danzas de pareja en bailes nativos o tradicionales tratados con el modernismo de los tiempos actuales lo que no impidió encuadrarlos en el denominado Folclore Nacional.

El maestro Lhez, con su acostumbrada solvencia, mano precisa, indicación exacta, señalando un oportuno fraseo, preparó una orquesta cuantitativamente modesta pero de acuerdo no solo a los fines de acompañar los movimientos de ballet sino para responder a los atractivos de la mencionada partitura. El grupo sinfónico respondió de maravillas conformando entre todos, una puesta en consonancia con el motivo de esta conmemoración, nada menos que doscientos años de haber formada nuestra patria actual. Luego de la prolongada ovación de pié, llegó finalmente el Himno Nacional coreado con fervor por los asistentes.

Nos fuimos del teatro y afuera, en la plaza central de la ciudad, (la Plaza 9 de Julio) nos esperaba, luego de muchos años de silencio, una idea del Dr. Gustavo Leguizamón, el legendario “Cuchi” que atento a su gusto por el tañido de las campanas de nuestras iglesias, creó por la década del sesenta del siglo pasado, su Concierto de Campanas que erizó la piel de salteños, turistas, autoridades, etc. que ocupaban toda la extensión de la plaza. Los aplausos iban y venían y de pronto la estridente sirena del diario El Tribuno se adhirió a la fiesta sonora. Otra vez el Himno y finalmente el grito imparable que surgía del centro del corazón de los cientos de personas que allí estaban: Argentina…Argentina…Argentina…Argentina…reafirmando el espíritu de nación que parecía olvidado.

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