Este lunes, alrededor de las 17 hs en el Centro de Integración Comunitario del B° Unión, el gobernador JM Urtubey con su comitiva y estricto protocolo oficial de por medio, procederá a entregar escrituras a vecinos de algunas barriadas de la zona norte de la ciudad capitalina salteña.
La mayoría de los beneficiados, en buena hora, eran jóvenes que hace más de 15 años lucharon por conseguir un pedacito de tierra para poder construir el techo que cobijara a su incipiente familia. Es decir, demandaban un derecho básico para la dignidad de la persona y la familia, como lo es el techo propio. ¡Vaya forma de obtenerlo! Asentarse en terrenos del fisco. En muchos casos con desalojos violentos, como los que realizaba la caballería ordenada seguramente por algún juez inescrupuloso, tiraban encima de jóvenes mujeres con sus bebés y niños en brazos el brioso corcel. Vivir durante un buen tiempo tan precariamente a la intemperie, refugiados en una sacha casilla, sin ningún tipo de servicio, con la amenaza permanente del accionar violento y con la incertidumbre de no conseguir nada, pero sin embargo, con la fuerte esperanza que nace de reconocerse digno y por lo tanto la certeza de que tremendo sacrificio vale la pena.
Así por ejemplo, la historia del ex asentamiento Martín Miguel de Güemes encaja en el sistema social y en las estrategias políticas actuales y por lo tanto, se hace merecedor del blanqueo urbano obteniendo el rango de barrio…pero ¿por qué esta situación tan mediocre para otorgar un derecho que le corresponde a todas las gentes y más si estas lo pelearon hasta conseguirlo al menos de hecho?
Mediocre por razones que tiene una doble vertiente. La primera es la burocracia y a esta se hace referencia no por los aciertos para quienes reciben su escritura… ¿en tiempo y forma? ¡Hace 17 años que los vecinos de este barrio viven en el mismo! Salvando este pequeño detalle temporal se debe hacer mención al sadismo que algunas gentes de la Sub secretearía de Tierra y Hábitat aplican a los pares ante situaciones como la de completar papeletas de la carpeta correspondiente, el desencuentro con los censistas, las idas y vueltas por la secretaría de los expedientes sin poder ubicarlos, la falta de notificaciones a los interesados, falta de emisión de chequeras y cosas por el estilo… y la despiadada amenaza de decirle al vecino que “su trámite estaba observado” y por lo tanto, podría perder su terreno, es decir, su casita. La segunda razón es que después de casi dos décadas, esta barriada al menos, no tiene los servicios básicos. La mayoría de las casas se las arregla con pozos cloacales o con instalaciones cloacales improvisadas por los vecinos; al igual la red de agua de la cual solo se logró poner medidores sin estar habilitados y ni qué decir de la iluminación pública. ¡Brilla la oscuridad!, no es menos patético el servicio de recolección de la basura que se comenzó a realizar por las calles del barrio hace solamente casi un año.
Así se llega a este 11 del mes patrio argento, con algunos vecinos felices porque recibirán por fin el tan anhelado papel que los certifique como dueños legales de su propiedad. Muchos quedan en la incertidumbre, otros indignados por las trabas burocráticas y la mayoría preguntándose porqué es tan difícil vivir medianamente bien en la urbe, al menos con los servicio básicos para poder criar a los niños y crecer en familia. El show continúa, algunos, solo algunos, se benefician en el canje del marketing politiquero. ¿Qué cosa no? con nuestra democracia de cada día.
– Por Hugo Luis Daher
– Fotos tomadas por el autor de la nota
