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domingo, noviembre 24, 2024

Fiesta de música norteamericana

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El público aplaudió largamente la labor encomiable, plausible de la orquesta en todas sus secciones y la de la conductora visitante. La conductora terminó metiéndose el público en el bolsillo.

Salta, jueves 20 de julio de 2017. Teatro Provincial. Orquesta Sinfónica de Salta. Directora Invitada Maestra Jaklyn Hartenberger (USA). Ron Nelson (1929): Savannah River Holiday (*). Steven Bryant (1972): Bloom (**). Aaron Copland (1900-1990): Appalachian Spring Suite. Aforo 85%. (*) Estreno en Salta y (**) Estreno en Argentina.

Tiene apenas 36 años, pero cuenta con cargos y títulos que acreditan su solvencia y que la llevó a obtener el Doctorado en Artes Musicales y Conducción Orquestal. Su estilo está dominado por la prolijidad, el cuidado del detalle, la sabia elección del tempo en las obras que ejecuta. No parece, pero está atenta al detalle. Pide y el músico atento responde. Conduce conociendo en profundidad las obras del repertorio que trajo en tanto que la música tiene que ver con la región donde Hartenberger vive. Debo confesar que el programa “a priori” no parecía despertar el ánimo del oyente y la conductora terminó metiéndose el público en el bolsillo. Esta es la síntesis de la personalidad musical de la maestra Jaklin Hartenberger, visita valiosa para Salta.

El concierto se abrió con “Día Festivo en el Río Savannah” del Dr. Nelson que a la sazón cuenta con la admirable edad de 88 años. La breve página describe el curso del rio que separa a los estados de Carolina del Sur y Georgia y se inicia de modo rimbombante para luego acudir a un moderato tranquilo aunque cargado de recursos y combinaciones sonoras de excelente diseño estructural. Luego vino una creación llena de intensidades cuyo título ya está anunciando su carácter: “Florecer”, destinada a homenajear la llegada de la primavera bienhechora. Bryant se luce con esta composición en principio destinada a vincular la música y sus emociones con el ánimo del adolescente, el joven que quiere abrirse a la vida como el capullo se abre para llegar a la flor. Ambas composiciones tienen ese común denominador de cierta ingenuidad sonora tan típica de la composiciones de autores como los de hoy que a su vez traen el recuerdo de otros como Joseph Turrin o Rusell Peck para mencionar creadores norteamericanos del siglo XX.

Finalmente “La Primavera de los Appalaches” de uno los grandes compositores del país del norte del continente americano, Aaron Copland. Originalmente escrita para ballet, la partitura mereció un trabajo de arreglo para orquesta sinfónica en forma de suite. Vale la pena internarse en algún proceso investigativo hasta llegar a la destinataria original de este ballet, la famosa Martha Graham. La obra tiene connotaciones políticas en tanto su composición fue realizada durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial y la amenaza que sentía el pueblo estadounidense de la expansión comunista y a pesar de sus simpatías de izquierda, Copland escribe su música de modo ortodoxo, moderno, simple, respetando el conservadorismo en que el país se refugia contra ideas que no tenían que ver con la libertad y la democracia. Siempre defendí la idea que la política partidista no debe influir sobre la creación artística y sin embargo, ésta parece ser una de las excepciones.

El público aplaudió largamente la labor encomiable, plausible de la orquesta en todas sus secciones y la de la conductora visitante que sin dudar subió al podio y entregó una pujante versión de la más famosa partitura del Rey de las Marchas, John Philip Sousa, con la conocida y emocionante “Estrellas y Barras por Siempre” (Stars and Stripers Forever).

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