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domingo, noviembre 24, 2024

«Giselle”: lo mundano y lo etéreo con Eliana Figueroa e Iñaki Urlezaga

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La romántica «Giselle» está a cargo del Ballet y la Orquesta Sinfónica de la provincia. Bailarines consagrados acompañaron esta presentación. A la entrada del Teatro, higienizaban las manos con alcohol en gel. Las funciones del 10 y el 11 se suspendieron.

Eliana Figueroa da en la fragilidad de una Wilis – alma joven que ha sido engañada por su amante- y en la escena de la locura sobresale en todo su esplendor. Una bailarina dúctil y de una plasticidad exquisita, tan fina como conmovedora. Una Giselle como cualquiera de las mejores del mundo. Principalmente porque ha logrado transmitir la esencia del Ballet y porque a su paso por el escenario en sus zapatillas de punta, uno encuentra la belleza de la danza. Iñaqui Urlezaga es Albrecht, de origen noble, el enamorado de Giselle pero a su vez, comprometido con Bathilde (Tilly Matías), hija del duque de Curlandia. Un experto bailarín que junto a su compañera, logra lucirse y mostrar sus condiciones artísticas. Una pareja de lujo.

Hilarión, un vengativo ser que perece en manos de las Wilis durante el segundo acto, fue interpretado por Rafael Peralta. No hubo un duelo coreográfico con su rival (Albrecht) pero se destacó con su intervención compositiva.

El traspié de Inés Riveros (Reina de las Wilis) fue obviado por el público quien le gritó bravo bravo en sus despliegues coreográficos del Acto II.

Completaron el elenco la madre de Giselle, el Duque, Wilfred, la Corte, las amigas de Giselle y los aldeanos.

La Orquesta Sinfónica se lució la noche del estreno de Giselle , bajo la dirección de Luis Gorelik. La música es de Adolph Adam.

En el Acto I la iluminación acompaña el clima de la representación: baile de los campesinos, cortejo a Giselle y desvanecimiento. En la segunda parte, las imágenes surgen potentes, la oscuridad y lo fantasmal hacen crecer el drama de los amantes: la muerte surca la noche con la presencia de espíritus. El cuerpo del Ballet de la Provincia (dirgido por Leandro Regueiro y con reposisción coreográfica de Liliana Ivanoff) se destacó en escenas coreográficas de gran belleza, en ambos actos. Los velos de las amantes desgarran el amor que no pudo ser. El mundo de Giselle nos ha cautivado, enternecido y dolido.

Giselle se estrenó en 1841 en la Ópera de París constituyéndose en pieza pura y fundamental de la danza clásica, tanto por el tratamiento de los ideales románticos como por el empleo de la más refinada técnica teatral del siglo XIX. Giselle constituye una de las más puras joyas del ballet romántico, es el ballet con mayor continuidad histórica: 150 años después de su debut, es parte del repertorio de casi todas las compañías del mundo.

– Acto I: La trama se desarrolla en una pequeña aldea de Alemania durante la celebración de la fiesta de la vendimia. Giselle, joven e inocente campesina, está enamorada y es correspondida por Albrecht, un noble que se ha disfrazado de aldeano para obtener su amor. El guardabosques Hilarión también ama a Giselle, quien lo rechaza confesándole que su corazón ya tiene dueño. El desdeñado pretendiente, celoso, jura vengarse. Giselle baila en la fiesta, a pesar de las recomendaciones de su madre que teme por su delicada salud. Llega el séquito del Duque de Courland con su hija Bathilde, prometida oficial de Albrecht, la que atraída por el candor y belleza de Giselle le regala su collar. Pero Hilarión, al descubrir escondida entre la maleza la espada de Albrecht, la que delata su condición de noble, aprovecha la presencia del Duque y de su hija y lo desenmascara ante todos. Giselle, desesperada, pierde la razón y falla su débil corazón incapaz de resistir tanto dolor, cayendo muerta ante la consternación de los presentes.

– Acto II: En un bosque, al borde de una laguna, se encuentra la tumba de Giselle. A medianoche las Wilis, espíritus de las novias abandonadas por sus prometidos, empiezan a bailar, y su Reina Myrtha recibe a Giselle en este mundo fantasmal. Llega Hilarión, abrumado por el remordimiento, pues se considera responsable de la muerte de la joven, y se arrodilla ante su tumba. Las Wilis lo envuelven y lo obligan a arrojarse al lago. Albrecht visita el sepulcro de Giselle e implora perdón por el engaño. La doncella se conmueve ante su dolor, pero la inflexible Reina de las Wilis ordena a Giselle atraerlo a una danza que acabará con su vida. La joven, tratando de salvar a Albrecht, le indica que se refugie en su tumba para así destruir el sortilegio. Amanece, las Wilis desaparecen, y Giselle vuelve a su sepultura. Albrecht trata de retenerla, pero la imagen de la amada se desvanece con la luz del naciente día.

http://www.youtube.com/watch?v=xWL7_7Z6Mvw

http://www.youtube.com/watch?v=Hw1xWvmVXZw&NR=1

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