Con un pequeño recambio en la programación, se reestrenó “Glamuuur…” el pasado viernes 19 de febrero en Necochea 737 en lugar de “80 rosas rococó”. Llega el estreno de “Las hijas de la aspirineta” el 5 de marzo y ya se anuncian Los Modernos para el 19 y 20. La Escena Jet Set seguirá todo el 2010 con variadas propuestas.
Cuando Paulina Neyman se imaginó un proyecto innovador para Salta, encontró el lugar adecuado para la realización de espectáculos como Monólogos de humor, Café Concert, Varieté y Stand up Comedy. También era propicio estrenar allí “Las hijas de la aspirineta, secuelas de una generación automedicada” (Teátrico Suburbano) y en conjunción de ideas con Cristina Idiarte arribaron a un puerto: el Jet Set, donde los equipos de luces, la técnica y el sonido más el espacio y el el roce directo con el público, daban la sumatoria necesaria para la realización de espectáculos de este tenor.
En “Glamour, intimidades de una vaca sola” estrenada en el 2007, (Coreógrafo Pablo Aguierre, Guión Original Juan Cristóbal Comotti, Diseño de vestuario y realización Paula Casaldelrey, Diseño de sonido Fernando Subelza), la actriz Cristina Idiarte recupera el monólogo humorístico en formato Café Concert para presentar a una vaca, típicamente argentina -hoy protagonista esencial en la suba de precios de la carne, desplazada por la soja y sin espacio para la reproducción de su mercado bovino- símbolo del asado dominguero, de la leche Cosalta, del chocolate Milka y dueña total del campo. La reina del tambo se pasea entre el público en busca de un productor – agropecuario- o de un gaucho bravío para pasar mejor su vida hasta que se inmole para los argentinos en la comilona de un asadazo.
Idiarte, “totalmente en cueros”, recorre la difícil vida de una vaca asociándose la gordura de una mujer a la suya, para negar los productos Light 
y mostrase orgullosa de su cuerpo. Con gráciles desplazamientos se pone romántica, baila, se acerca al público y en tono ágil monologa de manera humorística con chistes ligados a lo político, en relación a la crisis del campo y el corralito; a lo doméstico; a lo económico y a lo estético. Una vaca “animada” pinta tiernamente las desavenencias de su vida, los amoríos, los transes políticos y hasta la enfermedad de “la vaca loca” que se ha venido esquivando como pudo. En este sentido, en el espectáculo, hay una vuelta a los años 80’ -cuando comenzó a aparecer esta enfermedad del ganado bovino que más tarde se intensificó en la década de los 90’- para luego retornar a la crisis del 2001 y al más reciente conflicto del campo.
Carlos Belloso sostiene que “El unipersonal es una búsqueda de mí mismo, me permite indagar sobre mis obsesiones. Me permite investigarme. Siempre recomiendo a los actores que hagan unipersonales. Un actor tiene que pasar por ese lugar. Aunque actúe distintos personajes, hay algo que se repite en todos.” Y creo que lo que se repite es el ingenio, el glamour, el humor y esto de recuperar personajes que marcaron una época, ya sea de la infancia o de la adolescencia, como pasó con “80 rosas rococó” pero que esta vez tienen que ver con Aurora, la famosa vaca argentina que todos conocimos alguna vez.
Recuerdo un cantito de una publicidad – quizá inspirada en ese personaje- que decía: “había una vez una vaca… que trabajo no encontraba, quería ser bailarina pero su cuerpo no le daba hasta que endulzó su vida comiendo dulce de leche. Y fue así que descubrió su vocación verdadera entonces se transformó en una vaca lechera”. Y fue un éxito.
Mirco Repetto, dibujante y argumentista, es el creador de La Vaca Aurora, tira que se publicó por primera vez en la revista Cara Sucia de Billy Querosene, el 24 de julio de 1940. Luego se editó en Mundo Infantil hasta 1956, salió después en la revista Episodio , y más tarde se la pidió García Ferré para republicarla en Anteojito.
Por lo que “Glamuuur…” bien podría ser el asalto de Aurora o más bien el salto al escenario. Cristina Idiarte dijo a Salta 21 que para hacer este tipo de espectáculos “tenés que estar muy despierto porque la interacción con el público es fundamental. Me gusta improvisar y hay que estar entrenada para hacerlo. No sé si hubo antes (Café Concert) pero considero que lo que hacemos es original y único”.
Y es desfachatado, suelto y libertino. Una apuesta, tal y como dijo Neyman: “un desafío”.
– Fotos de Salta 21
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