El sábado 10 a las 23.30 hs. la propuesta de Paco Giménez, con una fonda que reunió a cien espectadores en el Bochín Club, cerraba el cuarto día de El País en el País Late Alto Salta 2011. Excelente menú de la cocinera y destacada actuación de la epistemóloga.
Asistir a este espectáculo significa compartir un momento de entretenimiento en una mesa con amigos y/o familiares. El plan de la obra es joder un rato- como quien dice- sin encontrar más condimentos que la risa y la distracción.
Los artistas de La Cochera Alejandra Garabano, Araceli Gomez, Alicia Alvarado, Gabriela Durán, Guillermo Wright y Marcelo Castill, se ganaron un lugar en este Festival y en tantos otros, por ser parte de un cuasi movimiento teatral iniciado por Paco Giménez. Él mismo lo dice cuando uno conversa con él: a la gente comenzó a gustarle lo que hacía y la prensa le dio cabida. Por supuesto que la originalidad tiene su buena parte. No podemos negar que “La Fonda Cordobesa” tiene una propuesta sello: el de la comida. Gozar. El goce viene por el lado de la risa, llamémosle fácil o difícil – que es su contrario- y por el lado del morfi. Qué quiero decir: que es eso lisa y llanamente, y no más. No hay otra cosa. No es una genialidad en lo absoluto. Sencilla y punto. Muchos esperaban más. Yo también. De hecho, mejor puesta fue la que vi en Chaco en la Fiesta Nacional 2009.
No les fue muy favorable el espacio donde se realizó la puesta, en primer lugar. El ritmo comenzó lento y continuó con altibajos durante los poco más de 80 minutos que duró la obra y los diálogos realizados en la cocina se perdían bastante.
Pero “Panza llena corazón contento”– dicen. Y funciona che. La carbonada estaba a punto, con pasas de uva y todo, rico vinito, pan fresco y una jugosa mandarina. Chupáte esa mandarina, podría ser la idea final. Qué picardía cordobesa, ¿no?
La epistemóloga, uno de los personajes que van asomando por la fonda, es un hallazgo de esta puesta Cocheril. Un humor centrado en la verborragia de “raigambre pachamámica cordobesa”, con una doctora que pide que le hagan preguntas para que le practiquen la “antropofagia neuronal” y que explica lo que es la “cordobesidad”. Juegos del lenguaje en una alocada interlocutoriedad, le ponen un acento especial a esta comilona de trasnochados. “¿Qué se cuece en la cocina del poder?”- es la pregunta que la cocinera toma para decir que su comida ya está lista y así llega el menú de La Cochera.
“Si venía el padre Grassi comíamos pebete”– es un buen chiste, que refleja el tono del humor buscado en la obra. La Beba es otro personaje logrado, se la pasa en estado de ebriedad por ser el día de su cumpleaños y usa dichos y refranes que marcan su forma de ver la vida: “el zorro sabe por zorro pero más sabe la zorra”, “vive cada día como si fuera el último, algún día acertarás…”
A las 2 de la mañana, la gente sale satisfecha por haber visto una obra del mítico cordobés, más allá de lo que les haya parecido la fonda. Eso sí, de la carbonada nadie puede decir que no haya estado sabrosísima.
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