Como sucede todos y cada uno de los días 17 de junio en la Ciudad de Salta, el gobierno organizó los actos en conmemoración al Héroe Gaucho Don Martín Miguel de Güemes, con el habitual desfile incluido de casi tres mil participantes.
Toda una fiesta tradicional que no solamente recuerda y pone en su lugar en la historia de las luchas de la independencia al homenajeado, sino que en la actualidad esos festejos sirven indudablemente para otros fines más vulgares, tales como la promoción política del gobernante de turno o la presentación de otro atractivo turístico para la provincia. No es cuestión de dejarla pasar así nomás y perder la posibilidad de promocionar las empresas del rubro en esa fecha, y para mejor al comienzo de un fin de semana largo por el feriado nacional del lunes.
Más allá de la correctísima organización del evento, el orden en que se desarrolló –salvo la alteración inevitable del tránsito por el corte de calles- y la fiesta folclórica posterior de la que pudieron gozar miles de salteños, es claro que el sentido de conmemoración se ha ido perdiendo con el correr de los años, pues la muerte de una persona no debería ser motivo de festejos y algarabías, sino en todo caso de recordación y memoria. Pero como el hecho sirve a los otros intereses mencionados de índole política y comercial parecería ser que todo vale.
Para tratar de aportar a la reflexión de esos hechos que hicieron y marcaron la historia gloriosa de personas como Güemes, que no tuvieron reparos en arriesgar la vida y finalmente ofrendarla por sus convicciones, creemos interesante citar un fragmento del historiador Felipe PIGNA sobre el desenlace mortal de Güemes:
“El año 1821 fue sumamente duro para Güemes porque a la amenaza de un nuevo ataque español se sumaron los problemas derivados de la guerra civil. Güemes debía atender dos frentes militares: al Norte, los españoles; al Sur, el gobernador de Tucumán, Bernabé Aráoz que, aliado a los terratenientes salteños, hostigaba permanentemente a Güemes, que será derrotado el 3 de abril de 1821. El Cabildo de Salta, dominado por los sectores conservadores, aprovechó la ocasión para deponer a Güemes de su cargo de gobernador. Pero a fines de mayo Güemes irrumpió en la ciudad con sus gauchos y recuperó el poder. Todos esperaban graves represalias pero éstas se limitaron a aumentar los empréstitos forzosos a sus adversarios.
Estas divisiones internas debilitaron el poder de Güemes y facilitaron la penetración española en territorio norteño. Los sectores poderosos de Salta no dudaron en ofrecer su colaboración el enemigo para eliminar a Güemes.
El coronel salteño a las órdenes del ejército español José María Valdés, alias «Barbarucho», buen conocedor del terreno, avanzó con sus hombres y ocupó Salta el 7 de junio de 1821. Valdés contó con el apoyo de los terratenientes salteños, a los que les garantizó el respeto a sus propiedades.”
De esta manera, y gracias a la revisión permanente de la historia, podemos conocer este interesante aspecto de los sucesos de esa época, que nunca se enseña en las escuelas de Salta. El poder económico y feudal de entonces se oponía a todo cambio, a toda revolución, a toda modificación de su estado de privilegio, y no dudaron los terratenientes y comerciantes ligados al sistema colonial instituido en aliarse con el extranjero y conspirar contra el libertador. Contra uno de los máximos héroes de la independencia, elogiado sin reparos por San Martín y Belgrano nada menos. Y el elogio mayor del Padre de la Patria era hacia las tácticas guerrilleras de Güemes, como lo demuestran las cartas que le enviaba.
El 17 de junio de 2011, además de cumplirse 190 años del fallecimiento del General Güemes, se cumplieron diez años del asesinato de los jóvenes CARLOS SANTILLAN y OSCAR BARRIOS, a manos de un operativo de fuerzas conjuntas del gobierno ordenado por el entonces juez federal Abel Cornejo, que en la actualidad oficia de ministro de la Corte de Justicia de la Provincia. A cargo de ese operativo siniestro –aunque siempre lo negarán con magistral hipocresía- estuvo el siempre recordado “Comandante Estévez”, nombre de guerra usado por el infame Sergio NAZARIO cuando integraba el plantel de represores del centro clandestino de detención “El Olimpo” en Buenos Aires.
Ambos luchadores de la ciudad de General Mosconi pedían trabajo, justicia social, alimentarse, vestirse, y fundamentalmente intentaban con todos los que participaron de esa pueblada histórica no seguir permitiendo el saqueo de los recursos naturales a manos de extranjeros. Y por intentar defender nuestra soberanía, los asesinos encapuchados y con armas largas, desde el anonimato y apostados sobre los tanques de las empresas que ya no son Argentinas, los fusilaron. Los medios ligados al poder de turno de entonces los acusaron de tratar de instalar tácticas guerrilleras. Para esta gente no hay mejor guerrillero que el guerrillero muerto. Lo hicieron con Güemes entonces, ¿por qué no lo harían hoy? Ahora lo honran con desfiles y con infinita hipocresía. Elogiar que el héroe gaucho utilizaba tácticas de guerrilla urbana y rural para cambiar el absurdo estado económico colonial establecido a favor del extranjero suena progresista y no molesta porque era en 1821. Pero otra cosa, señores, es dejar hacer hoy, aunque el sentido sea el mismo y la intención sea tan loable como la de entonces.
Un suceso tan nefasto, que todavía no tiene ni tendrá condena judicial, y cuyos responsables no solamente no fueron enjuiciados sino que hasta los premiaron con cargos de ministros y auditores, pasó ayer desapercibido para los medios y no registró una sola palabra de recordación oficial, ni siquiera para cubrir apariencias o mentir sobre una eventual investigación. Por el contrario, sentado en el mismo palco y en la misma calle donde hace diez años estuviera el secretario de seguridad Daniel NALLAR gritando al borde de la histeria que no interrumpiría el desfile por algunos forajidos que estaban siendo correctamente eliminados en el norte, ayer el joven colega y gobernador Juan Manuel URTUBEY, vestido de lo que no es, recibía el saludo de los terratenientes que aportaron las caballadas para el desfile, seguros de que a ellos también hoy se les han asegurado sus propiedades, ya que con los ejemplos del 2001 pocos se atreverán a intentar oponerse al extranjero. La historia se repite hoy con rigor casi matemático.
Si en un ejercicio de imaginación y fantasía pensáramos por un momento que el General Martín Miguel de Güemes se nos apareciera hoy y nos propusiera como en 1821 que debemos combatir mediante tácticas de guerrilla urbana y rural al extranjero que nos está saqueando los recursos naturales y explotando a nuestros comprovincianos, ¿qué piensa usted que harían los grupos económicos gobernantes de hoy en Salta? ¿Apoyarían al Héroe Gaucho o ansiarían otra bala salvadora por la espalda?
Honrar a Güemes con hipocresía
«… El Cabildo de Salta, dominado por los sectores conservadores…» expresión malintencionada para descalificar y discriminar, típica de Felipe Pigna y muchos otros. Y para ‘sonar’ bien ante una sociedad que poco conoce la Historia. San Martín, Güemes, Belgrano… ¡todos fueron conservadores! El Cabildo de Salta, al igual que la sociedad de aquella época, estaba integrado por ‘conservadores’, conservadores ‘realistas’ y conservadores ‘patriotas’. No existían los peronistas, los radicales, los renovadores, los del partido obrero, comunista, partido verde, humanista, progre, socialista… etc. etc. etc. ¿Se entiende por qué? ¡Porque estamos hablando de 1821! ¡No había clase media! ¡Todos los que no eran peones, gauchos, obreros, mulatos, etc. etc., eran de la única clase alta que había: la clase alta. Y no digo que esto haya sido bueno o malo, era simplemente lo que era, lo que había, la sociedad que existía entonces.
Y dentro de esa clase alta, que era la que mandaba y dirigía, todos eran ‘conservadores’, aunque a Pigna y muchos otros le dé ‘iriscipela’. Algunos fueron héroes y otros no, ahí está la diferencia. Como fueron las historias de tantos pueblos en el mundo, a lo largo de todos los siglos.
Pero así nomás era la cosa. Los progresos sociales fueron viniendo después.
Por supuesto que nadie estará en desacuerdo con que hay que defender la soberanía, sobre todo los que tienen el poder y la responsabilidad en mayor grado. Pero no implica que las autoridades no deban conmemorar oficialmente las fechas patrias. Mal o bien, pero tienen la obligación de hacerlo. Y no borrarse por no tener que exponerse a la mirada y a la presencia de un público que no puede ser llevado por punteros ni por ‘propinas’, ni tampoco por evitar presentarse ante los integrantes de las fuerzas armadas y de seguridad que, apretando los dientes y con el corazón contrito, asisten disciplinados pero abochornados a la exuberante demostración de auto elogio, sorna y desprecio por parte de ‘ella’ que deja a un lado la conmemoración de la fecha patria de todos los argentinos para transformarla en discurso de barricada política.
Hoy por hoy, a las actuales autoridades nacionales les importa un pito el asunto. A las autoridades nacionales actuales también les da ‘iriscipela’ el tema de los principales padres de la patria. Todo lo que tenga olor a milico les repugna. Y hacen extensiva la repugnancia con retroactividad hasta la época de la guerra de la independencia. Corruptos y retorcidos como son, la nobleza de los guerreros les resulta hostil porque esa realidad desenmascara sus ideologías.
Honrar a Güemes con hipocresía
coincido en un todo con ernestina, fundamentalmente en el hecho de que no puede analizarse en un plano de igualdad situaciones distantes 2 siglos en el tiempo .-
Honrar a Güemes con hipocresía
Como fueron las historias de los demás pueblos del mundo….
Sra Ernestina, la única verdad es la realidad decía el Sr Perón, y a juzgar por la nuestra en la actualidad, si en esa época solamente había, como Ud dijo, por un lado una clase alta (dominadora absoluta del comercio e influencias que da el dinero) y el resto (mulatos, mestizos, etc), los dominados, pues la evolución de nuestra historia ha ido por el camino contrario de muchos pueblos del mundo que hoy acceden a un desarrollo con dignidad. Por qué habrá sido? por responsabilidad de los dominadores o de los dominados? seguramente Ud insistirá que la culpa la tiene la Sra Cristina Kirchner y todo aquel que se ha pasado la vida tratando de subvertir el orden conservador, católico e intelectual de las castas que siempre han tenido el poder en este suelo. Lo cierto es que la Historia Oficial, la de los documentos del Cabildo por ejemplo, ha sido escrita por esa misma casta y repetida en los manuales escolares hasta hacerse la única verdad. Sin embargo la otra Historia, la de los dominados, es otra Historia que tiene tanto derecho de ser contada como la oficial, a pesar de que produzca pruritos en gente como Ud. El Gral Belgrano, el Gral San Martín, murieron pobres después de ser usados, tal como se repite hoy con quienes apostamos a una latinoamérica libre y no a una sucursal de Europa, como soñaron quienes convirtieron en derrota económica los triunfos de esos héroes americanistas. Una vergüenza.
Honrar a Güemes con hipocresía
¡Ah! Y algo más: para ciertos sectores ideológicos, entre los que se encuentra el ‘todólogo’ Felipe Pigna, los malos de las películas siempre son los »terratenientes». Siempre con la misma y obsoleta cantinela: los malvados terratenientes, los vendepatria terratenientes, los sanguinarios terratenientes… Pero Felipe Pigna, igual que sus epígonos, no saben (o no desean saber) que la mayoría ‘terrateniente’, por lo menos los más poderosos terratenientes de esa época jamás traicionaron a Güemes, sino todo lo contrario, fueron los que siempre y más lo apoyaron. En cambio, los que lo traicionaron fueron mayormente los comerciantes (fue la revolución del comercio) de Salta, entre los que se encontraban personas de diferentes estamentos sociales. ¡Miren las actas del Cabildo de mayo de 1821! ¡Están transcriptas en muchas publicaciones! ¡ES LA HISTORIA DOCUMENTADA, &%$@…*@& !
Honrar a Güemes con hipocresía
Muchas Gracias Ernestina por participar, y dejar su punto de vista. En realidad si me permite, deseo aclararle que nunca me he referido a montoneros, sino a BARRIOS y SANTILLAN, que fueron muertos por armas largas de guerra sin tener ellos arma alguna.
Creo que toda muerte por armas es injusta, como la de Güemes. Realmente pienso que quienes dicen honrarlo, deberían hacerlo con actos de gobierno defensores de la soberanía (recursos naturales incluidos obviamente) y no solamente con un desfile anual, y el resto de los dias del año dictando normas favoreciendo el saqueo. Creo que en defender nuestra soberanía -que estoy convencido no lo hace el gobierno actual- estaría Güemes de acuerdo con nosotros.
Atentamente
Daniel Tort.
Honrar a Güemes con hipocresía
Es un sofisma hipócrita pretender equiparar las ‘tácticas guerrilleras’ de Güemes con la otra ‘guerrilla’, la del terrorismo montonero. Como Güemes era ‘guerrillero’ por ende, todos los guerrilleros son próceres. Nada que ver. ¡Ojo! No se pretenda confundir: Güemes no fue un Che Guevara de principios del S. XIX. Todos los 17 de Junio muere alguna persona, pero no por eso son mártires de la patria. Ni aunque hayan protestado en las rutas.