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domingo, noviembre 24, 2024

Honrar la palabra

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Hace pocos días se ha realizado una reunión en el Bloque del Partido Renovador de Salta, con el objeto de proponer a la Comisión de Auditoría de la Cámara de Diputados de la Provincia, el nombre del profesional del derecho o de las ciencias económicas que habrá de integrar la Auditoría General de la Provincia en el período 2010-2015, en virtud de que cuatro de los actuales integrantes cesan en sus cargos el día 27 de diciembre del año en curso.

En su oportunidad se acordó con algunos legisladores de esa agrupación política plantear la posibilidad de retornar a tan relevante función, en la que supe desempeñarme como Auditor General y Vice – Presidente del órgano, en su etapa fundacional, con total dedicación y compromiso institucional en el quinquenio comprendido entre los años 2000 y 2005, anteponiendo como única condición contar con el mayor consenso posible de dichos legisladores.

Fiel a tal cometido traté de hacer conocer una propuesta de trabajo, sin ofrecer nada a cambio que no sea el correcto ejercicio de la función, a 10 diputados de los 13 que conforman ese Bloque, excepto Cristos Zottos, que no me recibió, Cristóbal Cornejo, ausente en el exterior y Carlos Sosa, que mantiene una enemistad manifiesta desde hace años.

En ese orden, los diputados Virginia Diéguez, Marcelo Bernard, Darío Valenzuela, Silvia Cruz, José Coria, Lucio Jalit, Manuel Carbajo, Oscar Villa Nougués, Julio De Vita y Fany Ceballos de Marín, manifestaron su adhesión expresa a tal postulación y respecto de quienes vertí el formal compromiso de bregar por la buena marcha del Sistema de Control Público de la Provincia, en sintonía con las conclusiones arribadas en la 1ra. Jornada sobre “El Control de la Hacienda Pública” llevada a cabo en esta ciudad el día 25 de Octubre pasado, que me tuviera como disertante y coordinador general, lográndose un resultado hartamente positivo en procura de mejorar los mecanismos fiscalizadores de la Provincia y de los Municipios.

Pero es el caso que sólo 3 de los diputados nombrados (Diéguez, Bernard y Cruz) cumplieron con la palabra empeñada al sostener en la votación la nominación comprometida, pues el resto con actitudes incomprensibles y poco transparentes apoyaron otras candidaturas, desconociendo en forma flagrante los términos del apoyo anticipado aduciendo excusas tales como “no puede entregarse la Auditoría al Partido Propuesta Salteña o voto por otro para respaldar a nuevos dirigentes…”, o bien no concurrir a la reunión, tal el caso de Jalit, previo comprometerse a enviar un fax desde Orán que nunca fue remitido, o Villa Nougués, de formular halagos exagerados sobre mi persona y que como conductor del Bloque dirigiría las acciones pertinentes tendientes a cristalizar mi incorporación, y así evitar que el tema lo trate la Convención partidaria, en tanto no ahorraba esfuerzos en marcar sin rubor su preferencia por mi frente a otros candidatos.

La verdad que sería bueno explorar si no cabe acaso impulsar un proceso en el Tribunal de Ética del Colegio de Abogados y Procuradores de la Provincia, habida cuenta de su reciente graduación de abogado y que permite presagiar un aparente desprecio por las normas éticas que enmarcan el ejercicio profesional.

Dejo para el final los casos de los diputados Ceballos de Marín y Coria, tal vez los más paradigmáticos que merecen una breve digresión tendiente a encasillar sus respectivas personalidades. La primera, llegó a expresarme personalmente que por mis antecedentes y trayectoria de muchísimos años de función pública, era la persona más indicada e idónea para el cargo y que trascendía con creces la gestión del actual Auditor General que cesa y las pretensiones de otros aspirantes que estaban en el ruedo. Sin embargo, votó por otro profesional, sin siquiera interpretar como necesario el brindar algún tipo de explicación sobre su cambio abrupto y sorpresivo de opinión. Tampoco contestó el teléfono, ni intentó comunicarse conmigo en ningún momento, dejando muy mal parada su imagen de persona de bien, de docente, de diputada y de columnista radial.

La actitud exteriorizada por José Coria también adquiere ribetes de suma gravedad y llega al extremo de haber asumido voluntariamente el rol de informante de las deliberaciones, pues cada cinco minutos me remitía un mensaje de texto dando cuenta del curso de las mismas. No obstante, el diputado que representa al digno y pujante pueblo del Galpón cometió una omisión imperdonable, cuál es, suspicazmente antes de apagar su celular se olvidó de consignar que había votado por otro.

Luego del bochornoso episodio que relato, una vez repuesto de mi asombro y desconcierto y de mucha pena por la decadencia dirigencial evidenciada, intenté al día siguiente comunicarme sin éxito con algunos de mis vacilantes y “volátiles” interlocutores, recibiendo de Coria como respuesta a un comentario mío no exento de cierta ironía que pasaba por agradecerle su voto negativo y a título de corolario de una jornada trágica, lamentable y cargada de falsedades e hipocresía, y que lamentaba el rol de los representantes del pueblo y del querido Partido Renovador, la desfachatada frase: “No tenés x q dr. Aunque tus viejos amigos renovadores y hoy diputados de la capital, son los maestros. Pobre, que le queda a los del interior. Igual un gusto”, y así quedar liberado definitivamente de la palabra empeñada.

Para muestra, sólo un botón no?

2 COMENTARIOS

  1. Honrar la palabra
    El Dr. Villalba Ovejero describió una idignante y oprobiosa obra de traición hecha por legisladores del Partido Renovador de Salta en contra de su persona, sin que medie explicación alguna, despues de haberle empeñado la palabra de apoyo para su postulación como auditor de esa franja política. Hecha que desde ya desdeñamos y reprobamos como una falta total de ética y moral plagada de impunidad absoluta. Inexplicablemente el Sr. que hace la crítica a la nota del Dr. Ovejero sale al cruce argumentando un resentimiento del pasado como si tuviera que ver con la maniobra artera de que fue víctima este profesional del derecho, sin reparar o analizar en definitiva el hecho en si mismo sino que se pone a escudriñar un pasado que los argeninos no queremos volver a tener y a prejuzgar sobre la actuación del Dr. en su época de auditor. Realmente incomprensible y repudiable la actitud del crítico anónimo. Dr.Roberto Peña

  2. Honrar la palabra
    Ya que estamos en el negocio de informar, me gustarìa pedirle al señor Rodolfo Villalba Ovejero que nos informe sobre algunas cositas. Pero antes, me permito hacer notar al señor Villalba Ovejero que me preocupè muchìsimo por referirme a èl nombrandolò por sus dos magnìficos apellidos, que son una fiel representaciòn de su arìstocratico origen. No vaya a ser que el populacho lo confunda con los Villalba, panaderos. O, mucho peòr, con los Ovejero, ovejeros. Bueno, hechas estas absolutamente necesarias aclaraciones, a las preguntas. En primer lugar, desearìa que el señor Doctor, ex- Auditor , Don Rodolfo Villalba Ovejero, nos informe donde andaba cuando (en los años en los cuales èl fue Auditor de la Provincia) Romero construyo: el Estadio Martiarena, el Centro de Convenciones y otras «obritas» , que acabaròn costandole a la Provincia mas que el Canal de Panamà, el Empire State, el tren Transiberiano y el campus de la Universidad de Harvard juntos. De paso, me encantarìa que el señor Villalba nos diga si le hizo alguna auditoria a Augusto Ulloa y su horda de renovadores cuando el glorioso «Proceso» lo puso, a tiros y garrotes, como «gobernador» de Salta. Muy acertada elecciòn, por cierto. En efecto, se necesita ser un experimentado marino para navegar en las turbulentas aguas del Dique Cabra Corral. ¿O serà que las auditorìas hay que hacerlas sòlo a los civiles, ya que, como el Papa, los militares son iluminados de Dios y, por tanto, santos varones?

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