La audiencia de debate de la querella por injurias del gobernador Juan Carlos Romero contra el periodista Sergio Poma -que pasó a cuarto intermedio hasta el jueves 23- puso al desnudo la forma en que se maneja la justicia en Salta; en este caso al servicio de los intereses del querellante.
A las 17,30 de ayer en el Juzgado Correcional de Garantías N°1 en la Ciudad Judicial se dio inicio a la audiencia de debate dentro de la causa N° 20.629 “Juan Carlos Romero contra Sergio Enrique Poma por injurias”.
Los abogados del querellado Pedro García Castiella y Daniel Tort adujeron que la causa está prescripta y observaron irregularidades en el procedimiento. A hs. 18, 40 Tort entendia que se debía haber considerado previamente el escrito presentado el día martes ante el juzgado, en el que se señala la prescripción de la causa. «El juez se apartó de los Códigos de procedimientos penales», advirtió.
«La causa está prescripta -denunció Castiella-. Prescribió en diciembre del año pasado. Y no fue una contingencia del debate, porque la prescripción la pedimos antes. Es causal de casación y tenía efectos suspensivos. Acá existe la intención de dejar a Poma preso, y para eso se quieren llevar todos los procedimientos y las normas legales por delante. Este juez se maneja con criterios políticos y no jurídicos», denunció el abogado.
Tras un cuarto intermedio- solicitado por el abogado de la parte querellante Darío Palmier – se puso a consideración para evaluar la vía recursiva de prescripción en los «delitos de acción privada». El juez no dio lugar a la petición. La abogada Verónica Huber expresó a Salta 21: «interpretan el artículo 67 del Código Penal en contra del imputado, cosa que nunca sucede, siempre es a favor y con ello se refieren a causal interruptiva: una mala interpretación del Código.»
Tort y Castiella– abogados del periodista- pidieron la nulidad de las actuaciones e interpusieron el recurso de casación hasta tanto no se fundamente el juicio y no se concedan los plazos de circulación del escrito.
Palmier citó el art. 452 y rechazó el 451 por lo que entiende que debe haber reposición y no suspensión del juicio. El juez hizo lugar: «la casación corresponde en sentencia»- explicó- y dictaminó la continuidad del juicio oral y público. No dio lugar a la prescripción, ni a la aclaratoria ni a la casación.
El juez Héctor Martínez, hizo dar lectura a la acusación. Fue entonces que el letrado Daniel Tort preguntó al magistrado si estaba dando inicio a la apertura del debate. Martínez adujo que se trataba de «la lectura de la acusación». Insistió entonces el abogado con su pregunta. Martínez parecía desconocer qué parte del proceso se iniciaba. No quedó claro hasta que dijo: «sí». Y le dio la palabra al acusado para que declare. Pero el periodisa Sergio Poma se limitó a pedirle «que siga adelante con el circo».
La serie de incidentes mostraron una evidente predisposición del Juez en favor de los tiempos, los errores y las carencias de parte del abogado de la parte querellante; exhibió una actitud grotescamente alejada de lo que se espera de una majestad de justicia imparcial y seria.
El testigo no estaba, pero igual debía seguir todo a la espera de que pudiera aparecer en algún momento. El abogado de la parte querellante no tenía a mano el elemento de prueba, pero igualmente se le podía dar un tiempo por demás dilatado para que fuera a buscar una cinta y un grabador con el que finalmente apareció. Pero no se podía escuchar la cinta porque no había tomacorriente en la sala de audiencias, por lo que se debió pasar a una pequeña oficina contigua.
Hasta los legos nos dimos cuenta que todo parecía manejado por el abogado de Romero más que por el magistrado. Una sensación rara, como de estupor y vergüenza contenida. Todos los reparos de la defensa rechazados, todas las intervenciones del abogado del querellante allanadas y aceptadas. Parecía una mala representación, con malos actores, con un libreto con final anunciado. Entonces, la frase de Poma «que siga el circo», refrendó una situación falsa. Tal y como sucede en «Farsa y justicia del Corregidor» de Alejandro Casona.
La situación no podía ser más inaceptable y ante la contrariedad, Tort se levantó y cuestionó con firmeza la actitud del juez. Los murmullos y comentarios en la sala eran como un coro de fondo de tragedia griega adaptado a un sainete de dudosa calidad. El magistrado lo advirtió y pidió que se evitaran expresiones inadecuadas en la sala.
La tensión acumulada podía dar para el grito o la carcajada. El juez Martínez ordena la lectura de la acusación y se escucha un pormenorizado análisis de Poma de la increíble historia de los Printicos, uno de los negocios más cuestionados que se armaron desde el poder, en el que se dilapidaron 400 millones de pesos con empresas fantasmas y negocios turbios. Pero no sólo eso: el periodista muestra cómo una denuncia que él realizara ante la oficina Anticorrupción y una fiscalía nacional es tomada -cosa harto infrecuente- como noticia críminis por la justicia salteña para cerrar la causa.
Poma se indigna por lo que hicieron con los Printicos, pero más aún por la forma en que se maneja a la justicia de Salta para asegurar la impunidad y evitar el juicio y la condena de funcionarios corruptos. Y apunta a quien ve como responsable máximo de todo esos desaguisados: el gobernador Juan Carlos Romero a quien le espeta: «sos un delincuente de la peor calaña».
Juan Carlos Romero aduce que la expresión daña su buen nombre, su honor, su reputación, su imagen pública no sólo como un reconocido ciudadano, hombre de bien y padre de familia sino como un político de dilatada trayectoria y más aún como el primer magistrado de la provincia. Y pide la condena de Poma por injuria.
Pero hasta que se logró que el abogado de Romero trajera la cinta y se escuchara lo que se había leído en la acusación -el testigo que no encontraban era el escribano Alvarez que certificó la grabación del audio- se hicieron las 21,40. Y entonces se decidió pasar a cuarto intermedio para la próxima semana. El jueves 23 se conocerá la sentencia y se sabrá si tiene asidero la versión de que detrás de todo este proceso existe la intención -o más bien la decisión ya tomada- de detener a Sergio Poma.
Pero lo que se vio claramente ayer es que hay un Poder detrás del poder que mueve los hilos de la ¿Justicia? de Salta. Y todo de una manera mucho más desembozada de la que nos atrevíamos a esperar.