En ocasión anterior en esta columna hemos tenido la oportunidad de hacer notar la diferencia entre gestión de gobierno, y marketing oficial del mismo, que son escenarios muy diferentes.
Todo un entramado muy bien planificado y puesto en acto en el periodismo comprado a las grandes cadenas televisivas, llevan al ciudadano de manera constante un discurso totalmente alejado de la realidad que se vive.
De esta forma y en base al repicar orquestado de supuestos distintos programas de política y economía en supuestas distintas señales, que en la realidad actúan en conjunto, se expone un pensamiento único como verdad revelada.
Al escuchar el televidente la misma cantinela las veinticuatro horas del día, y desde los cuatro puntos cardinales sin advertir que el origen de la desinformación es el mismo, se termina convenciendo de que lo que le están contando es la realidad, aunque en la calle la realidad que se ve, sea otra.
Es el mismo efecto que produce la transmisión radial simultánea que un hincha de fútbol escucha mientras está en la misma cancha donde se juega, y en vez de apreciar el partido que ve, toma como cierto lo que el relator le cuenta.
Este panorama es la única explicación razonable que quien escribe puede atinar, pues de otra manera no se llega a entender que el ciudadano de a pie, a pesar de las realidades que imperan, siga repitiendo el discurso mediático que es contrario, reitero, a la realidad misma.
Por ejemplo, se sigue hablando de la “Ruta del dinero K” y las empresas off shore que la ex presidenta tendría, de lo cual no se ha descubierto ni una sola cuenta y menos una empresa. Pero sí en cambio se han detectado cincuenta empresas de ese tipo del grupo MACRI, sin que aparentemente haya reacción alguna.
Otro ejemplo. El invocado despilfarro del dinero del Estado en el gobierno anterior, sigue siendo el caballito mediático de batalla del oficialismo, denominado “la pesada o la pesadísima herencia”, al mismo tiempo que RODRÍGUEZ LARRETA gasta quince millones de pesos en asados criollos en la avenida 9 de Julio para un torneo de asadores.
El desenfrenado endeudamiento de los mandatos kirchneristas, usado para justificar el ajuste económico a las mayorías, el retiro de circulante, el encarecimiento de las tasas y la recesión impuesta, es otra invocación constante del neoliberalismo gobernante.
Sin embargo, en números fríos el endeudamiento de los meses pasados de gobierno desde Diciembre de 2015, es mayor que los dos primeros años de la dictadura cívico militar de 1976, y ha crecido en un año el 12,4% más que en el todo el cuatrienio 2011-2015. Sólo en los últimos cinco meses se tomaron obligaciones por U/S 39.000 millones.
La colocación de títulos a cien años a una tasa cercana al 8% anual en dólares, le dará a los inversores en poco más de doce años el retorno del capital, y durante los ochenta y ocho años restantes les devengará doscientos millones de dólares de intereses. Un verdadero escándalo, que tampoco conmueve a la ciudadanía.
Este ambiente económico financiero en claro declive, que afectará varias generaciones futuras de Argentinos, no parece preocuparle a nadie, y la ciudadanía transita entre concursos de baile, casamiento de un futbolista, y la hipotética condena al ex vicepresidente BOUDOU por un supuesto delito menor.
Atrás en el olvido han quedado las tediosas filmaciones de topadoras cavando incesantemente en la Patagonia buscando cajas fuertes enterradas, lo que en definitiva fue otro montaje para la distracción.
Hoy por hoy, las excusas para llevar la atención a otros límites es la mafia de los juicios laborales, las PASO, las actrices y vedetes como candidatas a cualquier cosa, y la proeza de un militar de intentar voltear a Nicolás MADURO.
Pero este sistema no debería servir mucho tiempo más, para ocultar el camino en descenso del bienestar general de la población, la pérdida de fuentes de trabajo, la inflación, el progresivo endeudamiento, el dólar a punto de saltar, la bicicleta financiera a todo trapo y los negociados de la obra pública.
Con esta dura realidad que nos golpea cada día, aparece como improbable que se siga imponiendo en Octubre el sistema de la falacia periodística para mantener niveles de adhesión de los mismos perjudicados por el neoliberalismo, hacia sus mismos verdugos.
La oportunidad de acabar con ese engaño del oficialismo, está muy próxima.