Hace un tiempo atrás, cuando realicé un comentario del film «Argentina latente»-en esta página-, puse como información en la nota que en el ciclo Cine-Educación, en Bs. As., recomendaban la película «La marcha de los pingüinos». La idea de ver la película surgió de un conocimiento sobre el título, nada más. Un estudiante la consiguió y logramos verla. Compartimos una historia increíble sobre los pingüinos, una historia narrada en forma real, con imágenes potentes y verídicas, enmarcadas en una especie de Leyenda sobre una tribu de aves que se quedó en el continente helado. Impactante, conmovedora, cálida, altamente recomendable. Supera toda expectativa como público espectador. Diría que jamás vi una historia de los animales tan atrapante como ésta. Tan contradictoriamente “humana”. El amor es el tema esencial de la película, cosa increíble.
“Denodadas almas”, “continente más oscuro”, “triunfo de la vida sobre la muerte”. Estas son algunas de las frases que dispara el narrador en el documental artístico, con calidad de imagen, música apropiada y una profunda investigación sobre la vida de los pingüinos. Sensitiva, intimista, casi mágica. La vida de estos seres que pueblan el continente antártico, está plagada de soledad, de amor, de búsqueda, de supervivencia.
Podríamos decir que son un ejemplo para la raza humana. Realmente subjetiva y sugestiva. Un acierto del cine francés, una película que trasciende las épocas.
Me llegó al alma esa “marcha”, ese lento caminar, creo que sólo les faltaba hablar. Llenos de amor con la pareja y sus crías, cumplen con la determinación de la especie: la procreación. Pero reconocen el afecto en medio de la escasez de esperanzas por la vida. Un pingüino solitario no sobrevivirá. La acechanza de la muerte es permanente y la lucha por la vida no tiene límites.
Aire congelante, falta de alimento, necesidad de una familia para la vida, son los motivos de la unión de esta especie.
El pingüino emperador conduce al resto hacia un refugio durante el invierno para soportarlo y lograr la continuidad de la especie, la travesía es inagotable, año tras año.
El macho de la especie cobra una vital importancia para la supervivencia de la cría hasta que su madre logre alimentarse tras andar millas y millas en busca del océano-quizá los machos pasen 125 días sin comer. Al volver la madre, puede encontrar la cría muerta o tal vez, jamás regrese. También en el océano, si logra llegar a él andando 70 millas, puede morir por sus depredadores.
Temperaturas de 64° bajo cero logran soportar los pingüinos, se apiñan para darse calor. Ejemplar.
El macho cuida el huevo hasta que nace la cría debajo de su vientre, mientras, la hembra va en busca del alimento; el macho hará lo propio al volver la madre y sólo se reconocerán por el sonido. La hembra dará calor a la cría también con su vientre y conocerá a su polluelo ya nacido.
Fortaleza, decisión y resistencia, tres cualidades innatas de estos seres maravillosos que poblaron mi alma con su historia cruda, triste, fuerte. Los seres que habitan el frío y la soledad me hicieron vivir una esencia recóndita, un mundo elogiable.
La supremacía de lo sensible supera toda cientificidad aunque nunca se desprende de ella.
Los más viejos se quedan dormidos y desaparecen…la humanización de este mundo fue impactante. Sin más palabras.
Ficha técnica
Título: La marcha de los pingüinos.
Título original: La Marche de l`empereur.
Género: Documental.
Dirección: Luc Jacquet.
Guión: Luc Jacquet .
Relatos: Morgan Freeman en su versión norteamericana. En la Argentina se exhibe en castellano.
Fotografía: Laurent Chalet, Jérôme Maison.
Música: Emilie Simon.
Montaje: Sabine Emiliani.
Origen: Francia (2005).
Duración: 85 minutos.
Calificación: Apta para todo público.
Premio: Ganadora del Oscar a mejor documental del 2005.