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domingo, noviembre 24, 2024

La verdá del eférico

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En el patio de Plaza de Almas, el sábado pasado, dos actores tucumanos jugaron con la pelota y la verdad de los argentinos: somos unos fanáticos o somos unos vacíos de pasión. El fútbol atrapa por todos lados: en la cancha, en el pub, en el teatro.

Freak show fue una de las fantásticas comedias que consagró a Martín Giner con su dramaturgia. Una puesta lograda, una «Inteligente comedia sobre lo anormal» * como titulé en aquella oportunidad la crítica que escribí sobre la obra.

jpg_freak_show_1.jpgFreak show se presentó además en el FITSa 2006, en la carpa del DELMI en Salta. Una de las pocas producciones del Norte de Argentina que acompañaron la Fiesta Internacional de Teatro durante el 2006, además del grupo salteño La Faranda con su magistral De Fierro, una obra titiritesca.

Hace años atrás (2003) el grupo Teátrico suburbano, ganó una Fiesta Provincial de Teatro en Salta con la obra Terapia: comedia en tres sesiones y un diagnóstico del dramaturgo Giner. La comedia estuvo protagonizada por Cristina Idiarte y Diego Barrera, quienes conformaron una dupla divertida, bien combinada, con papeles logrados y una escenografía sugerente y sencilla.

Por lo tanto en Salta, es conocido el trabajo de Giner tanto por el público como por los artistas quienes lo elogian y eligen sus textos para llevar a escena.

La obra La verdá del eférico de Martín Giner está protagonizada por Leonardo Gavriloff y Juan Ignacio Sandoval, dirigida además por Gavriloff quienes integran el grupo de teatro “Ayeres buenos” -cooperativa teatral- y se encuentra en gira regional. La obra se estrenó en Bs. As. y se presenta ahora en Tucumán, Catamarca y Salta.

La sinopsis de la obra dice: «Un domingo a la hora del partido, en el bar de un barrio cualquiera, un cliente se encuentra con situaciones desopilantes que le plantea un mozo apasionado por el fútbol. Es una obra de humor y visión crítica sobre el barrio, la pasión del fútbol, la dignidad, nuestros valores y sobre todo sobre los argentinos”.

Hoy, en Argentina, existe una fuerte falta de representatividad, sobre todo, se han caído los valores de nación que nos impusieron una nueva forma de concebir la realidad y los símbolos que nos identifican. La idea de razón, progreso, libertad e igualdad del neoclasicismo, ya no nos sostienen y hoy, la premisa en la TV y en la política, nos imponen la búsqueda de la identidad. Es una reflexión que merece un apartado especial, pues los negros y los aborígenes quedaron fuera de esta nación propuesta como un ideal.

Lamentablemente, el fútbol es la única bandera que nos une bajo una identidad nacionalista.

En este sentido, la obra no refiere a ello. Simplemente y como el título lo expresa, pinta una verdad: la de la pelota.

El texto de Giner consagra al fútbol como una pasión vital y necesaria. Si no hay pasiones, la llenemos con el fútbol. No hay tenor de crítica, sólo hay una parcialización de la realidad, un recorte que muestra a dos sujetos: uno amante del fútbol y el otro no. El apasionado por la pelota (Sandoval) logra convencer al seudo periodista deportivo (a Gavriloff), de que se entregue al eférico. Este es el mundo finalmente: el triunfo del «fulbo».

Leonardo Gavriloff me comentó que en Buenos Aires les fue muy bien y que estuvieron en cartel durante dos meses. «Ahora vamos a Tucumán»-comenta. Están contentos con este emprendimiento y lo hacen a pulmón. Las entradas a la gorra no son suficientes para pagar el espectáculo que se desarrolla en una hora

La verdad de los argentinos, según la dramaturgia propuesta, está tamizada por este deporte. En ese sentido nos muestra la gran estupidez esférica. Argentina no tiene más nada, sería el cierre de un coloquio público. El problema en sí no es el fútbol sino la opería argentina de ceñir la realidad a un único punto de vista: «la verdá del eférico».

El cuestionamiento pasa por ahí: la culpa no es del fútbol sino nuestra. Si no puteás, no te liberás. Si no sabés de fútbol no sabés nada y si no hacés periodismo deportivo sobre el fútbol no existís.

El planteo de Giner es que el mundo es la cancha y las personas están en él para vivir esta pasión. El texto también muestra una redondez en su desarrollo: es un planteo esférico en que los personajes dan una vuelta al mundo del fútbol.

Los actores, en Plaza de Almas, interpretan esos sueños acaparados por el fútbol: después no hay nada.

Pienso que se trata de una visón muy particular y machista sobre el fútbol, nos identificamos por oposición o analogía. Pero le faltó un giro que apunte un poco más a esa carencia de representatividad y ahonde en ello. Es mi punto de vista, no es la verdad del eférico.

Los actores se marchan a Tucumán para realizar nuevas representaciones. Ambos muestran estereotipos: el del mozo futbolero amante del clásico y el del sumiso inocentón. Al menos uno disfruta con el humor aunque las composiciones estén encuadradas en el marco del prototipo y a veces ronde la exageración.

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* Inteligente comedia sobre lo anormal

La única salida es inventar la propia historia

Mil veces morir diría con tono trágico o vivir la tragedia y morir la vida en tono poético. Es lo que despierta el final sorprendente de la obra de Martín Giner, «Freak show- circo de fenómenos». Repensar que hay un demiurgo (el presentador) capaz de manejar la vida y la muerte y desdramatizar con humor el desesperado romance de los amantes manejados por el destino desde un costado de goce frente a la muerte. Mucho humor, mucho vuelo dramático con acento en la espesa ironía, un juego escriturario que merece ser reconocido y que nos alienta como espectadores a creer en la inteligencia de una comedia.

Martín Giner es conocido en el ambiente artístico salteño a partir de la obra Terapia que llevó a escena el Teátrico Suburbano en el año 2003, obra con la cual el grupo quedó seleccionado en la Fiesta Provincial de Teatro de Salta y va a la regional. En «Freak Show» el dramaturgo pone el acento en el trabajo textual con la propuesta de llevar con humor una historia absurda que le permite un vuelo teatral. Giner dictó un curso en Salta. La obra fue seleccionada en Tucumán para representar la provincia.

Dos jóvenes (cual animalitos de circo) son guiados hacia la trampa mortal de este presentador puesto que en el joven pesa la maldición que al enamorarse morirá. Esto es lo que el dueño del circo quiere que los espectadores vean. El amor pudo más que la maldición aún cuando la resistencia frente a estar conectados se disipe en vueltas y revueltas. Nos sumergimos en París sin estarlo o vimos a la dama mirar el mar sin verlo, vimos tres actores presos de un juego macabro llevado al extremo de la risa con verdad inclusive: Los hombres dicen las mismas cosas a las mujeres para enamorarlas.

jpg_freak_show.jpgUna mujer (Josefina) descubre que no es el centro del mundo para los hombres que la adulan pero él (Cecilio) la hace sentir especial; aquí la inteligencia de Giner: crear un texto, un parlamento para el personaje que salga de la monótona mentira del enamorado. Una mujer es especial porque es única y ningún otro ser humano podría parecérsele. La ruptura discursiva y aún genérica descubre que con la creación se puede ver lo mismo de ese otro lugar.

El amor siempre será amor, pero la magia está en los que se aman; en forma análoga, el escritor hará una comedia de romances pero lo diferente estará en la manera de contarlo.

Oh! La opresión pasa inadvertida y lo trágco se vuelve cómico. Un presentador al tipo de personaje que llena los oídos a Otelo, una serpiente enrosacando su presa, una araña tejiendo la tela y sin embargo, todo es comedia.

Pero detrás del demiurgo hay alguien que también gobierna al personaje: el escritor. Entonces el presentador también está a expensas de un juego de otro.

Puede el dueño del circo montar su comedia para mostrar la tragedia de los amantes pero el escritor puede matarlo con su escritura. Como el juego del hombre de barro de Jorge Luis Borges en Ruinas circulares.

Actuaciones sencillas repletas de frescura, matiz de foto antigua en los personajes de Josefina y Cecilio. De las actuaciones puede decirse que el presentador está logrado. Es quien nos presenta además, el código que mueve a la obra. La apertura propone extrañeza entonces la sobre dicción y sobre actuación del presentador (Daniel Décima) fabrican el andarivel por el que debemos transitar para meternos en la historia.

¿Qué es la vida sino un circo de fenómenos eternos, acaso el amor no lo es? ¿Quién es anormal? ¿El que goza del dolor o el que decide enfrentarlo mil veces con el amor aún cuando la ganancia sea nefasta? El circo de fenómenos expone esa mirada para quien quiera ver y reírse de su propia congratulación con la existencia.

Detrás de los dioses inmortales con libre albedrío está la ley suprema de un dios «jefe» que ha decidido el camino: la única salida es inventar la propia historia para ganarle a la tragedia.

Ficha técnica: Daniel Décima (presentador), Gabriel Carreras (Cecilio) y Natalia Daona (Josefina). Vestuario Estela Acardi y Lucía Bevilacua, realización escenográfica Juan Sierra, música original Juan Pablo Darmanín, asistente de dirección Pilar Romagnoli y producción ejecutiva Manuel Garavat. Texto y dirección general: Martín Giner. Sala Hólver Martinez Borelli de la UNSa, (Alvarado 555) sábado 2 y domingo 3 de Setiembre.

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