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sábado, noviembre 23, 2024

La verdad del altercado de Gamboa con Marcela Romero

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Nos han pedido que contemos «la verdad» del altercado entre Víctor Gamboa y la maestra Marcela Romero, tras el cual el vocero abandonó la Asamblea del viernes 31 de octubre en la escuela Jacoba Saravia, junto a un grupo de asambleístas y delegados.

La verdad la sabrá Dios, si existe, y si es omnisciente, como nos enseñaban en el catecismo.

Pedirnos que «contemos la verdad» porque somos «profesores y periodistas» es pretender que un medio de prensa, sea en este caso Salta 21 y aún si fuera el mismísimo New York Times, puede llegar a poseer la verdad de éste o cualquier otro tema.

¡Qué bueno sería!

Pero esa pretensión es demasiado ambiciosa, por cierto. La verdad periodística se parece más a la de la investigación científica, siempre en proceso, siempre rectificable y perfectible, nunca absoluta y terminada. No es la verdad argumentativa de la Filosofía ni la revelación mística de la religión, no tiene esa pretensión de Verdad, con mayúsculas.

La verdad periodística es siempre una aproximación, una certeza provisoria, incluso si uno ha sido testigo directo de los hechos. Hay que sumar puntos de vista, buscar documentos, otros testimonios, registros fílmicos… Y para colmo el jefe de sección te pide la nota para ahora, no para de acá a un mes o un año.

Muchos veces terminamos haciendo una nota con una fuente… Aún tratando que esa fuente se aproxime al 99% de confiabilidad, no es lo ideal, no es lo adecuado. La práctica de las dos campanas siempre es recomendable. Los medios grandes -como Clarín- subsanan el problema poniendo a trabajar un equipo con varios periodistas que logra cubrir más aspectos de una realidad determinada, con la premura que requiere la prensa diaria. Para más profundidad, precisión y certeza están las investigaciones de semanas, meses o años. Se publican en suplementos semanales de diarios, en revistas o libros. O en la prensa diaria en forma secuenciada, en una larga serie de artículos, como la investigación del periodista salteño Antonio Oieni sobre las minas antipersonales en la frontera argentino-chilena.

Es tan frecuente en la labor del cronista que quiere reconstruir un hecho que obtenga tantos testimonios distintos como personas con las que habla que los manuales de periodismo hacen bien en dar esta regla para considerar que algo es verdadero: que tres fuentes distintas digan lo mismo. Es casi un milagro. Y allí sacamos la conclusión que aconteció algo que llamamos verdad (verdad periodística, claro, con minúsculas).

El contexto del hecho

1,30 (aprox.) del viernes 31 de octubre de 2008 en el patio de la Escuela Jacoba Saravia. Los ánimos están caldeados. Los profesores que permanecemos (el grueso de los que querían levantar el paro se retiró) no aceptamos la propuesta de Gamboa y los delegados de que sea la mesa de conducción de la Asamblea Provincial (presidente Oscar Contreras, primera secretaria, Ana Carrizo y segunda secretaria, Norma Colpari) la que decida cuál de las dos votaciones es válida, la primera que dió ganadora a la moción de suspender el paro o la segunda, por la que ganaba la continuidad de la medida de fuerza.

La propuesta no parecía cándida. Contreras y Carrizo responden al sector de Gamboa, que quería suspender el paro. Sólo Colpari votaría por la moción de continuar. Los que habían votado por suspender se habían retirado, en su mayoría. Quedábamos los que votamos por seguir. Aceptar lo que querían Gamboa y los delegados era aceptar que ganaba el sector que no había querido someterse al recuento «uno por uno» ingresando a un salón, como sí lo habíamos hecho nosotros. Las sospechas de trampa y manipulación en los conteos crecían, así como la desconfianza entre los dos grupos y del grupo combativo hacia los dirigentes.

La situación no se destrababa y los ánimos estaban exaltados. Los nervios al rojo vivo: no encontrábamos la manera de salir de esa difícil situación.

Lo que «sabemos» de los hechos

Fue entonces que veo un tumulto en el extremo este de la galería izquierda y corro hacia allí. Alcanzo a ver a Gamboa, que se dirigía hacia la salida, haciendo gestos con la mano y diciendo «vamos, vamos», para que otros delegados y asambleístas se retiraran de la escuela y de la Asamblea.

Le pregunto a un periodista que pudo ver parte del incidente (credibilidad 99%, es un profesional serio y objetivo que conozco de hace mucho tiempo, me refiero a la credibilidad que él me inspira, no a la del medio para el que trabaja que es -por cierto- mucho menor).

Me cuenta: «esa chica de sombrero negro ¿la ves?». «Sí». «¿Cómo se llama?», me pregunta. «Marcela Romero«, le digo. «Ella. Se le fue al humo a Gamboa, se le tiró encima, estaba realmente furiosa». Le pregunto si la maestra agredió físicamente al vocero. Me dice que no, pero que la situación fue muy violenta.

Plaza 9 de Julio, 2,50 (aprox.). Marcela Romero, militante del Frente Carlos Fuentealba, está con el grupo que recoge las carpas. Le pregunto: «¿Qué paso? ¿Te peleaste con Gamboa? Un periodista vió cómo lo enfrentabas».

Marcela Romero dice que se había aproximado al grupo donde discutían acaloradamente Víctor Gamboa, Kela Sánchez e Inés Portal de Poma. Asegura que pudo escuchar que ellas le reprochaban al vocero que no hubiera mocionado. (Gamboa no mocionó. Levantó la mano con el grupo que pedía seguir el paro, pero se lo veía desanimado. Era evidente que no era ésta la opción que más lo convencía y todo su sector estaba del lado de los que pedían suspender la medida de fuerza).

Entonces, contó Marcela Romero, cuando Gamboa advirtió que ella estaba escuchando esa conversación se volvió hacia ella, le pegó un empujón que la hizo trastabillar y le enrostró: «quedate con la Asamblea y también con el cargo de vocera». La maestra dice que fue entonces cuando se enfureció por ese trato y se lanzó contra Víctor, aunque no llegó a tener contacto físico con él porque otra docente se interpuso entre ambos.

Esto es lo que pudimos recoger del tema. El testimonio de un periodista y el de una protagonista del hecho. Para avanzar en la cuestión deberíamos hablar con Gamboa, conseguir otros testigos entre los profesores que estaban cerca y pudieron ver lo que pasó, etc. Pero…¿vale la pena?

Tal vez sí, si este fue el motivo por el que Gamboa abandonó la Asamblea. Tal vez no, para los que piensan que no aporta demasiado al fondo del problema y que sólo atizará el sensacionalismo de la prensa oficialista anti-docente.

También podríamos considerar que ese altercado fue solamente uno de los incidentes posibles -podría haber sido cualquier otro en una situación tan tensa como la que se vivía- que se pudiera señalar como excusa puntual para un quiebre que ya estaba anunciado por el hecho de que no se lograba encontrar la salida a una situación muy compleja.

3 COMENTARIOS

  1. La asamblea fue un bochorno publico
    Luis: no me parece que decir esta parte- que dicen fue la causa del «retiro» de gamboa y su camarilla, sea una estupidez. fue, mira vos, EL ESTUPIDO motivo que pusieron de excusa para irse.

    Mañana sera clave, hay asamblea, no? Que se disfracen de otra cosa.

    bla bla: la unión es la fuerza, veremos.

    Marta

  2. La verdad del altercado de Gamboa con Marcela Romero
    LAS CONTRADICCIONES DE GAMBOA:

    AGENCIA DE NOTICIAS DDN 03 11 08:
    Gamboa opinó que se vuelve a las clases en las peores condiciones, pero se le abrió el puño al gobierno y se consiguieron migajas.
    Igualmente el dirigente metanense enfatizó: “La asamblea está intacta” y minimizó la interna entre docentes justificando los entredichos en prácticas democráticas.

    Nuevo Diario: 05 11 08:
    “Gamboa solicitó el lunes encarecidamente no publicar su situación, en tanto entendía que había sectores «que podían utilizarlo». Igual ayer la información trascendió a otros medios cuando fue informada por docentes de la Asamblea Provincial. Enseguida, se dijo que la situación de Gamboa se debió a las situaciones que se vivieron en la Asamblea el viernes pasado, cuando la entidad quedó dividida tras una votación hasta ahora sospechada”.

    ¿En qué quedamos? Previo a su descompensación Gamboa minimiza e interpreta las diferencias dentro del juego de la “democracia” de la Asamblea; pero desde su estado delicado y convaleciente ataca y extiende un manto divisionista: “había sectores que podían utilizarlo”.

    Y claro que al plantear esto se hace un uso, pero a diferencia de los usos arbitrarios, sin fundamentos, aquí estamos contrastando un cambio de opinión que es real y que tuvo el vocero del 3 al 5. Y esto no puede ser negado, a lo sumo debe llamar la atención. Invito a ofrecer explicaciones sobre este cambio de opinión de Gamboa.

    LECTOR ATENTO

    • La verdad del altercado de Gamboa con Marcela Romero
      Hola estoy leyendo estos artículos y comentarios, y me parecen un burda y perdonen la expresión, «ESTUPIDES».Querer y pretender transformar, lo ocurrido en la asamblea, al mejor estilo de aquellos programas de Moria Casan, por no de decir o utilizar otra expresión, un flor de P…. barato.

      Por favor, quiero pensar que somos «adultos» y «maduros». Asi que no me vengan con estas cosas. Ademas no podemos borrar con el codo lo que escribimos con la mano, y en este sentido no podemos negar, los aportes de los delegados entre ellos Gamboa.

      Antes de quejarse, ocupen ese lugar ustedes o quien sea, pero pensando evidentemente que reflejan el mandato de la docencia, renunciando hasta el estar con su familias. Porque de lo contrario, esto si se va a la M…., y eso en verdad lo quieren varios, entre ellos el Gobierno.

      Luis

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