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sábado, abril 20, 2024

Las implicaciones de un asalto comando en la panamericana de Buenos Aires

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El pasado martes, un grupo de 12 ó 16 con armas de guerra y de grueso calibre, perpetraron un frustrado asalto comando a un blindado en la panamericana, que transportaba poco más de 19 millones de pesos, con un saldo de dos policías muertos y dos heridos, todos de la cuestionada bonaerense.

Quisiéramos reflexionar brevemente, sobre lo que puede estar detrás del suceso reseñado, el que no nos importa por sí mismo.

En una entrevista radial del miércoles a la mañana, el jefe de la Policía Bonaerense, Sr. Juan Carlos Paggi, encargado de la investigación dijo que la “[…] la mejor arma de la ciudadanía era el 911 […]”, con lo que en el registro Imaginario de la bonaerense o en parte de su personal de mando, la defensa de los civiles tiene que ser una auto defensa, aunque apelando a los medios legales al alcance. El asunto es que este desliz implícito y beligerante en lo que expresó el funcionario, empalma con otro asunto y es el que comentaremos.

Poco después de esa declaración, el policía reconoció la existencia de un mercado negro de armas, en el que se consiguen pertrechos de cualquier naturaleza, sea a través de la compra o ¡de su alquiler por horas! Más allá del aprovisionamiento de los potenciales asaltantes, secuestradores, motoqueros, etc., el hecho es que ese mercado negro puede abastecer también a los ciudadanos que, paranoizados y atemorizados por la insistencia mediática en torno a la inseguridad, compran armas para auto defenderse con instrumentos evaluados más efectivos que el aludido 911. Por ende y aunque habría que concretar estudios específicos, puede creerse que una parte de la demanda del mercado negro de armas en la provincia de Buenos Aires tiene su raíz en los civiles que apelan a él, por la paranoia causada por el periodismo amarillo de derecha, que vive de las noticias basura de crímenes, vejaciones, asaltos y muertes.

Es plausible entonces, que se haya generado un círculo vicioso que por más que sea mínimo, es preocupante: los mass media de una derecha autoritaria y fascista, que anhela atemorizar a la población para que apoye leyes cada vez más duras contra la “delincuencia”, escondiendo con esa máscara una regimentación social cada vez más grave, induce la paranoia que a algunos puede conducir a pertrecharse con armas, sea del mercado negro o no. Indirectamente, determinado periodismo incide en la proliferación de armas, lo que a su vez, es usado para justificar “mano de hierro” contra los “delincuentes”.

Otro de los aspectos que nos surge que está “detrás de las noticias” es que la seguidilla de muertes de personal policial que hubo en la última semana en Buenos Aires, condujo a que se fundara un Comité de Crisis innmediatamente. Hasta donde sé, no hubo idéntica reacción con respecto al crimen político de Mariano Ferreyra, contra el tratamiento de blancas, contra las violaciones ejercidas de padres a hijas, contra la muerte por hambre, falsamente llamada “por desnutrición severa”, etc. Un Comité de Crisis se constituye para un asunto pero no para otros (sin embargo, con ello no pedimos nosotros la proliferación de Comités de Crisis, que alimentaría las tendencias autoritarias del Estado, sino que mostramos lo curioso que resulta que el Estado reaccione de una forma sesgada…).

Además de lo anterior, podemos analizar el tono de las declaraciones del mismo Gobernador de la provincia unitaria, que venció históricamente con su unitarismo a los federales, haciendo sancionar una Constitución unitaria, equivocadamente bautizada de “federal”: parecía el discurso de un “capo” que exigía “venganza” (ir a http://www.telam.com.ar/vernota.php?tipo=N&idPub=204402&id=388120&dis=1&sec=1). Y es que las policías de las distintas provincias argentinas, funcionan no sólo como “pandillas” y con la lógica de las “bandas”, sino con el espíritu de una verdadera “tribu urbana”.

En consecuencia, lo que vociferaba el Gobernador no era que se iba a hacer justicia, sino que se iba a ajusticiar a los que mataron a uno de los “nuestros”, o sea, a uno de la “pandilla” legal que es la bonaerense, involucrada en un sinnúmero de ilícitos.

El asunto es que ese espíritu pandillesco y de “tribu urbana” que anima a la policía, refuerza el autoritarismo del Estado, que se preocupa por armar comités de crisis cuando se hallan millones en juego y no cuando ocurren crímenes políticos, muerte por hambre, prostitución forzada, etc. –al no ser “delitos” contra la sacrosanta propiedad privada, no se exigen comités de crisis… Peor todavía: en lugar de concebirse la alternativa de despenalizar la mayoría de los “delitos” que implican prisión o reclusión; en vez de imaginarse que la privación de la libertad, que es espantosa, se limite a casos que sean considerados muy, muy graves, se alimenta la tendencia contraria (que se levanten cada vez más cárceles, que las penas sean cada vez más severas, etc., etc. –nuestro ideal sería que no haya más instituciones disciplinarias de encierro de ninguna factura, para lo cual habría que organizar un movimiento de masas significativo; hasta tanto, podríamos bregar por un código penal reducido a cero, tal cual me lo comentara el Sr. apodado “Dalilo Vica”).

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