Llamando a las puertas del cielo: Homenaje a Néstor Píccolo, una víctima del poder

Queremos despedir el 2013 de manera distinta: llorando a nuestros muertos y recordando sus buenas acciones. Nos pesa hondamente, a los que hacemos este medio, la muerte del Comisario Néstor Píccolo y para no olvidarlo, le dedicamos este homenaje humilde.

Todos hablaron de la honestidad de su persona. Tenía 44 años de edad y 21 de servicio en la policía. Le tocó vivir un contexto social muy pesado en una Salta que en algún punto, se nos volvió ajena por la violencia ejercida contra las investigadoras francesas asesinadas en San Lorenzo y otras muertes impunes. Píccolo vivió mientras era ejemplar a los ojos del gobierno, mientras las garantías de la verdad permanecían a las sombras y oculta para siempre. Tenía algo para decirnos, tenía en sus manos la tarea de la investigación que podía poner luz a tanta noche. Quería volver algunos pasos sobre la investigación. Ese es el Píccolo que Salta 21 quiere recordar y por qué no, decirle a su familia que nos duele mucho su muerte injusta y dudosa, que pensamos en que hace dos años, ya, Néstor no puede levantar las copas para celebrar las Fiestas.

“Llamando a las puertas del cielo” es un tema musical que quiero dedicar, de manera personal, a la memoria de Píccolo. Creo que el título encierra muchas connotaciones: por un lado, él tenía un celular en sus manos al momento en que una bala entró en su cabeza disparada del ángulo izquierdo siendo el policía de rango, totalmente diestro. Nunca más supimos del celular, las pruebas de pólvora en sus manos dieron negativas (aunque algunos salieron a decir que podía haber margen de error o que en armas modernas es difícil de comprobar). Y por el otro: su alma dejaba este mundo llamando a las puertas del cielo, ese cielo que alberga todas las verdades de la humanidad, ese cielo metafórico que ampara las almas arrepentidas, nobles, justas, amorosas y valientes.

Píccolo pidió ayuda de alguna manera, hablar de presiones de altos jefes, de maniobras delictivas en las que lo querían incriminar, no es razón suficiente para establecer un suicidio, mucho menos cuando minutos antes, su estado de ánimo era alegre y optimista. La angustia no conduce al suicidio, pero es una buena coartada para un crimen impune.

Estamos necesitados de héroes. Y quiero llamar a la reflexión en este punto pues Píccolo podría ser un héroe que jamás será reconocido como tal mientras pese sobre él la condena del suicidio imposible. Tampoco será considerado un mártir, por esa misma causa.

Pero no caben dudas de que fue una víctima del poder y su muerte, debe ser recordada más que de manera dudosa, de manera sospechosa.

No esperemos justicia de manos sucias, la mejor justicia es transformar la voluntad de este hombre en actos reparadores, la mejor justicia es transformar su muerte en una razón para luchar por la verdad, en contra de la impunidad y del mal que nos acecha.

Para Néstor Píccolo: “Llamando a las puertas del cielo”

Knockin’ on Heaven’s Door está compuesta desde la perspectiva de un sheriff agonizante. Dylan la escribió para el western de 1973 Pat Garrett y Billy The Kid y suena mientras el Sheriff Colin Baker se está muriendo a causa de unas heridas de bala. Dylan aparece en la película interpretando a un personaje: Alias.

En 1996, Bob Dylan dio su permiso al músico escocés Ted Christopher para que grabara una estrofa nueva a «Knockin’ on Heaven’s Door». Christopher compuso la estrofa en memoria de las víctimas de la masacre de Dunblane, donde fueron asesinados dieciséis alumnos de primaria y su profesor. Esa es una de las pocas veces que Dylan ha dado consentimiento oficial para que se añada o cambie la letra de una de sus canciones. La versión citada de Christopher llegó al primer puesto en el Reino Unido y en la grabación también intervinieron hermanos y hermanas de las víctimas haciendo coros y Mark Knopfler con su guitarra.

Llamando a las puertas del cielo

Madre, quíteme esta placa

ya no puedo usarla más

está oscureciendo

demasiado oscuro para ver

siento que estoy llamando

a las puertas del cielo

Llamando, llamando

llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando

llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando

llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando

llamando a las puertas del cielo

Madre, entierre mis pistolas

ya no las puedo disparar más

Esa larga nube negra está descendiendo

siento que estoy llamando

a las puertas del cielo

Llamando, llamando

llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando

llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando

llamando a las puertas del cielo

Llamando, llamando

llamando a las puertas del cielo