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domingo, noviembre 24, 2024

Lo condenaron por violar a su hija y era inocente

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En noviembre de 2007, Jesús Rodríguez, corresponsal de Clarín en Salta, dió a conocer el caso de un hombre que llevaba siete años preso por violar a su hija de 6 años en el 2000, quien ahora adolescente denuncia que su madre mintió para irse con otro.

La jovencita se reencontró con su padre y pidió que lo liberen, tras desmentir los dichos de su madre.

Un tribunal oral, sin más pruebas, lo condenó. El caso ahora parece revelarse como una auténtica injusticia: la supuesta víctima declaró que su padre jamás abusó de ella y que todo fue un invento de su madre.

– Dice la crónica del periodista salteño:

«La verdadera historia empezó a revelarse en mayo, cuando la nena -hoy de 13 años- se fugó de la casa de su madre. El motivo: la nueva pareja de la mujer había abusado de ella. Se refugió en lo de su tía paterna, Dorna Cruz, y le contó la verdad. El siguiente paso fue presentarse ante la Justicia y volver a ver, tras siete años de separación, a su padre, quien la perdonó. Clarín estuvo presente en ese emotivo reencuentro.

«En el 2000 yo tenía 6 años. Mi madre, Sofía Estela Basilonge, acusó a mi padre de haberme violado», dice el escrito judicial presentado en nombre de la chica (aquí se la identificará como Soledad, aunque no se llama así) por el abogado de René Risso, Carlos Anún. «Me revisaron los médicos y uno de ellos dijo que no era cierto, que yo no estaba desflorada y que sólo tenía una irritación por falta de higiene. Cuando fui a declarar la verdad en el juicio no me dejaron entrar. Mi padre fue condenado«.

El pedido de revisión quedó en manos de la fiscalía del Juzgado de 6ª Nominación de Salta, donde el martes habrá una audiencia. A partir de allí se verá si se revoca la condena a 12 años de prisión dictada contra René Risso por el Tribunal de Tartagal.

Para la Justicia, la violación ocurrió a las dos de la tarde del 28 de mayo de 2000 en Morillo, un pueblo de 10.000 habitantes ubicado a 405 kilómetros de Salta. La denuncia de la madre de la chica incluía a otros tres hombres -un vecino y sus hijos-, pero estos terminaron absueltos por falta de pruebas en el juicio.

La madre de Soledad había dejado a René tiempo antes de la denuncia. La chica, igual que sus dos hermanitos menores -hoy de 10 y 12 años- habían quedado al cuidado de Dorna, la hermana del padre. «A las seis de la tarde de aquel día, la Policía se llevó a Soledad. Mis vecinos quedaron detenidos. Y a las once de la noche, cuando llegó de trabajar en el monte (era hachero y chofer), detuvieron a mi hermano», recuerda hoy la mujer.

Tras el juicio, Soledad volvió a vivir con su madre, quien se había juntado con otro hombre. Según la chica, éste la manoseaba con consentimiento de la mujer, quien al final terminó por denunciarlo por violación para poder abandonarlo por otro. La nueva pareja, por último, la violó. Y ella escapó.

Soledad volvió a lo de su tía, en mayo último, y le contó todo su periplo. Pero le dijo algo más: «Mi papá es inocente: él no me violó. Mi mamá inventó que me habían violado varios hombres para hacerlo meter preso y así juntarse con otro«.

René, hoy de 44 años, recibió la noticia hace un mes en la cárcel. «Cuando Dorna me lo contó, fue una sorpresa tremenda. Pero yo nunca perdí la esperanza de que mi hija algún día se diera cuenta de que jamás le hice nada, como lo denunció su mamá. En el juicio nadie me creyó que era inocente», le cuenta a Clarín en pleno reencuentro con su hija.

«Me condenaron porque la madre inventó todo», agrega. «En el juicio no me dejaron presentar a mis testigos, compañeros que me vieron trabajando en el campo a la hora en que dicen que fue la violación. Yo pedía también que hicieran declarar a mi hija, porque los niños no mienten. No la dejaron». Un médico declaró que la nena era virgen. Otro, que no la había revisado por «pudor». La condena llegó igual.

Hace tres semanas, Dorna le anticipó a su hermano que iba a presentar la retractación con Soledad y le dijo que su hija quería verlo. El reencuentro se produjo ante Clarín en el Barrio San Ignacio, donde vive Emilce, una pastora evangelista que conoció a René en la cárcel y se enamoró de él. El hombre pudo ir por una salida transitoria.

Mate amargo por medio, René y Soledad hablan de sus historias. «Hoy puedo abrazar a mi padre porque nunca me hizo nada: él es inocente, y ahora que mi madre se haga cargo de su mentira», dice la chica ante Clarín. Su padre la mira con emoción.

«¿Qué voy a hacer si recupero mi libertad?», pregunta René. «Me caso con Emilce», responde. Y vuelve a abrazar a la nena».

– Esto demuestra que la justicia se retrasa o se adelanta, pero que no asesta. ¿Quién devuelve a un hombre la privación de su libertad y el efecto que causa ante la sociedad semejante impacto?

La madre de Soledad, quien fue abusada por otra pareja de la madre y no por su padre, usó a su hija para sacarse de encima a uno y otro hombres, además de encubrir y falsear los hechos, según se demuestran en esta investigación.

Un caso para reflexionar, indagar y profundizar. Sobre todo para tener en cuenta el daño moral y el prejuicio a los niños y jóvenes de la sociedad.

Fuente: Clarín digital

– Notas relacionadas:

http://www.clarin.com/diario/2007/11/04/policiales/g-06504.htm «Hoy puedo abrazar a mi padre: es inocente»

http://www.clarin.com/diario/2007/11/04/policiales/g-06415.htm Lo condenaron por violar a su hija pero la nena dice que es mentira

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