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sábado, mayo 4, 2024

Los métodos poéticos, transmitancia sobre lo perverso

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Inspirada en la historia del desembarco de Mayflower en el continente americano, con una notable escenografía de Gabriela Ojeda y Lucio Tolaba, NN lleva a escena esta obra estrenada el 28/07 en La Fundación. Salta 21 asistió a la segunda función.

“Abrí mis venas si querés, la sangre calma la sed muy deprisa. ¿Método poético? De ningún modo. Lo es sólo de modo espiritual, y ese modo espiritual, aquí entre nos, también puede llegar a ser asqueroso”. GT

Muy por el contario de lo que plantea el teatro posmoderno, la obra “Los métodos poéticos” , escrita y dirigida por Germán Tolaba con asistencia de Ramiro Solá, no es un performance script, no es la dramaturgia de texto una mera base (coincido con tendencias actuales que señalan que la dramaturgia sólo es de texto). Es decir, estamos hablando de un planteo fuertemente textual donde a través del script se logra imbricar la acción. El texto es acción en sí mismo. La pregunta es cómo lo logra “Gérman T”: cuando vemos la representación – compleja- hay una especie de disociación palabra-imagen. Los actores no representan de manera verosímil la palabra, no hacen acciones para indicar lo que ocurre. La situación escenificada es de una gran fracticidad. La palabra es opaca y no se traduce en la acción. La dramaturgia propone la metáfora (posmodernismo) y la representación propone la simulación de esa metáfora a través de un doble carácter teatral: el teatro en sí es un engaño, pero la puesta de “Gérman T” son signos de signos, un simulacro.

La unidad textual construida como una fragmentación autodiegética de una realidad necesita de la corporalización del trabajo escénico. Y en otro orden de “ficciones” hace como si colocara en el centro a los personajes, convirtiéndose en el tema principal. Así, la puesta se vuelve imagen y sonido, se presenta como un modelo de teatro que Alfonso de Toro ha denominado teatro gestual o kinésico, totalmente antitradicional, en el cual los significados son retóricos y kinésicos. El texto no es interpretable mediante parámetros viejos, sino aprehensible y comprensible. De allí el gran papel de los actores: Belén Carballo y Fito Gauna. Ambos evocan la representación de una acción (marca dramatúrgica), o sea, una pseudoacción narrativa.

¿Qué hace el espectador? Decodifica semánticamente estos signos, hi_6-244.jpgen donde se le revela la violencia, la relación víctima/victimario, el secuestro, la esclavitud sexual, la violación y la muerte. Totaliza una multiplicidad de significados que la obra da en torno a ese simulacro. No representa la realidad, produce una realidad desde el falsificado. Luego, vemos ese material escenificado donde lo que se ve es lo que existe, es lo que es.

La puesta se sumerge en lo poético que exige también un procedimiento de desnaturalización de lo que se muestra, un pacto entre espectador y práctica teatral. Los actores transportan el tema, el diálogo es acción y la obra recrea una situación densa, posible de soportar a través de los lenguajes de la puesta, estéticamente logrados y puestos a vivir en una fusión dramaturgo-director.

¿Qué tiene que ver Flor de Mayo (el barco inglés) o Mayflower con el argumento de “Los métodos poéticos”? Eso sólo lo sabe “Gérman T”. En mi opinión, es un efecto de intertextualización del cual podemos intentar una lectura. El cuentito sería, tal vez, que unos peregrinos – puritanos ingleses- que venían en Flor de Mayo escapando de las persecuciones religiosas, colonizaron un lugar en América del Norte (Costa, Bahía – el lugar de la obra es un acantilado) durante el siglo XVII. Allí nació una civilización, o como dice Carlos Fuentes “la historia nacional comienza con el desembarco del Mayflower” y es el punto cero: metáfora del origen de la civilización occidental, que se transporta al presente. En un plano freudiano, el tabú del incesto es producto necesario de la civilización. Lo cierto es que si el tabú no es cultural, está en el patrimonio genético de toda la humanidad.

GT puede haber equiparado la imagen de una colonia marginal inglesa con la de un pueblo del interior de Salta para hablar sobre el suicidio de una mujer desamparada. La resultante involucra una serie de hipótesis que logro formularme: el abuso sexual conlleva al suicidio por el que Ana (Belén C.) también mata a su hijo por ser este producto de un incesto. Esto es: inhibir el efecto del incesto. Un crimen se justifica con otro crimen, es el inicio de una cadena de muertes, es decir, la semilla de la degeneración “cultural” es extranjera y logra afincarse en la comunidad. Un cierto “determinismo” que proviene del naturalismo francés de Émile Zola. GT es novelista. Recordemos “En la sangre”, novela paradigmática del género escrita por Eugenio Cambaceres. En una aventurada interpretación de la obra, podría decirse que el mal de los pueblos del interior ha venido de sangre extranjera o inmigrante, quizá en defensa de un sentir provinciano que GT (Germán Tolaba), no puede esconder. Nada desatinado, por cierto.

¿Dónde comienza la perversión? Podría ser la duda existencial que arroja esta obra de teatro no convencional. Así, el sentido aparece muy encubierto, pero plantea un mal que acecha. La figura del “OTRO” como extraño resulta novedosa: un asesino a quien antes han asesinado de otro modo, es decir, una cadena espiralada de agresiones que conduce al crimen, donde nadie es inocente. En la historia real sobre los colonos, hubo un Pacto que reacomodaría el orden en beneficio de todos. El ansiado estado de bienestar que nunca se alcanza, en este caso, desde la norma. Se violan los derechos humanos porque la Ley es insegura. Es una comunidad sin Dios y sin Ley. GT pone en un no-lugar, el producto de la antinomia de la Justicia. Dicho de otro modo: la obra es la utopía de lo moral.

Nadie escapa a la belleza de las palabras poéticas, pero todos rechazan lo horrible de ser abusada y de tener un hijo de un violador, este, al trasmutarse (Fito Gauna) en sus reveses como el hijo no nacido y como el torturador, tanto la madre como el hijo gozan de idéntica condena moral. Lo ideológico se vuelve absolutamente humano desde la teatralización de lo monstruoso.

– Notas relacionadas:

Hoy se estrena Los Métodos Poéticos

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Una obra de teatro llamada Conejito: crueldad, sadismo y perversión

https://www.salta21.com/Una-obra-de-teatro-llamada.html

Germán Tolaba y Diego Parra nos transportan lejísimos de todo el mundo…

https://salta21.com/German-Tolaba-y-Diego-Parra-nos.html

“Una muerte infinitamente postergada”

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