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viernes, marzo 29, 2024

Los Naranjos ya tiene luz eléctrica

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Nunca antes, hasta el sábado, hubo aquí energía eléctrica domiciliaria permanente. Y que la haya ahora se debe al compromiso asumido en su momento por el Gasoducto Nor Andino, y que se concretó con el trabajo en forma conjunta con la Comunidad Kolla de Los Naranjos y la Fundación Pro Yungas.

– Por: Jesús Rodríguez

– Clarín: 4/08/08

Sesenta y dos años después de haber nacido, doña Elvira Zubelza recién conoce lo que es tener energía eléctrica en su casa, y con alegría dice: “Ya no usaré el mechero que tantas noches me acompañó.” Todo un acontecimiento para ella y para los cuatrocientos habitantes de Los Naranjos, un ancestral poblado kolla enclavado en medio de la Selva de Yungas, en el departamento Orán, en el norte de Salta.

Con su cabeza mojada por la llovizna y salpicada de harina con papel picado que le dejó su ofrenda a la Pachamama, Gabriel Marcuz, gerente general de Nor Andino Argentina, le aseguró a Clarín que “al decidirse la obra, dijimos compremos la turbina, que costaba $ 35.000, y listo. Pero no fue fácil llevar el agua hasta la usina. Demoramos cinco años y el costo de la obra, superó los $ 500.000.”

Los Naranjos data de hace dos siglos, cuando era un lugar de paso usado por la gente que vivía en Humahuaca (en el Altiplano jujeño), y de las Yungas salteñas. Roque Tolaba es quien le sigue en el mando comunal a Eusebio Condorí, y cuenta que Tomás Tolaba, de quien desciende, “hace doscientos años, se había desviado del paso y encontró un naranjal donde ahora está la cancha –señala al este–, hizo su rancho y lo llamó Los Naranjos”.

Mientras la llovizna moja el manto verde que cubre las cinco calles del pueblo (no hay vehículos que la transiten diariamente), en el salón comunitario se consumen discursos y empanadas fritas de carne que Teresa Lina cocina en una paila de bronce con los ojos llorosos por el humo.

Ahí, Eusebio Condorí hace una síntesis. “Nuestros antepasados usaban un tiesto (ollita) donde volcaban grasa derretida y una mecha. Después hicieron velas artesanales. Luego vino el mechero a querosén y la lámpara petromal, y después a gas en garrafa. Ahora, finalmente, tenemos la usina”, dice.

La usina tiene una microturbina con una potencia de 26 kilovatios, de los cuales se consumen 15. “Las casas tienen un fusible que le permite a la familia encender tres focos y un par de electrodomésticos”, dice el gerente de operaciones del gasoducto, Rodolfo Reale, y agrega que “la escuela y el centro de salud, tienen un fusible para más consumo”.

– Nota completa:

http://www.clarin.com/diario/2008/08/04/sociedad/s-01729583.htm

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