La realidad, mientras no altere la paz burguesa, fenómeno. Cualquier recurso es bueno, cuando se trata de desestabilizar.
Lidiar con la derecha es una batalla sin fin porque no cejan de poner palos en la rueda, en ese plan inagotable de recuperar las posiciones liberales. Todo para mí. Aunque a la Dra. Marta Elsa, le moleste mi obstinada alusión al apoyo de los Medios hegemónicos, es indubitable (no sólo el apoyo mediático) la intervención de la maniobra, minuciosamente planificada por estos operadores organizados, a los que apoyan (ingenuamente) otros Medios locales, como si estar en contra del gobierno fuera el deporte de turno.
Apoyados, descaradamente, en la noticia negativa y los titulares alarmistas, buscan por todas las formas, perfiles destituyentes, como si los mismos no fueran una manera directa de actuar contra la Patria. Se llenan sus pupilas con ojos ensangrentados de la furia, por no aceptar políticas sociales, justificándolas como planes innecesarios destinados a fomentar la vagancia, pero sí asumen el discurso, abstracto/ vacío e indefinido eclesial, porque siguen atados al ensañamiento de la desigualdad, repitiendo esa molesta realidad de la connivencia cívica con la pobreza estructural. La situación de pobreza la prefieren como discurso de púlpito o encaramadas en Instituciones de caridad.
La realidad, mientras no altere la paz burguesa, fenómeno. Mientras esté invisibilizada, pasa. Ahora, cuando esa fragmentación social se hace luz y golpea a la puerta, ya molesta y moviliza esos mecanismos propios de la negación (y por qué no de la represión). La negación es un mecanismo de defensa que consiste en enfrentarse a los conflictos negando su existencia o su relación o relevancia con el sujeto. Se rechazan aquellos aspectos de la realidad que se consideran desagradables. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo negándose a reconocer algunos aspectos dolorosos de la realidad externa o de las experiencias subjetivas que son manifiestos para los demás.
El problema es que en este caso se trata del destino del País. La cosa funciona (dentro del discurso eclesial y burgués) cuando la realidad está segmentada territorialmente, pero se complica cuando los pobres empiezan a invadir los territorios burgueses. Mientras estén en las márgenes, todo bien. El asunto se ensucia cuando empiezan a desplazarse por espacios vedados, en que las clases acomodadas, la consideran propias y exclusivas. Por algo las ciudades se dividen en barrio Norte/Sur/Este/Oeste, con sus jerarquizaciones particulares, hoy, sectorizadas en barrios cercados, que cumplen ese fin selectivo, con esa obsesión de ser distinto y diferenciado.
Las fiestas de fin de año
No es fortuito que la derecha acometa en las tradicionales fiestas navideñas. Lo tiene todo fríamente calculado, porque se entiende que la población está con sus intereses desplazados, absorbidos por el temple cristiano y lo que menos pretenden es distraer su mente en preocupaciones “secundarias”, como si el rumbo (o el cambio de rumbo) de un País fuera un hecho de segundo orden, o que propiamente su responsabilidad fuera ajena al colectivo social. Es otra de las estrategias (fundamentales) de la derecha, trasladar los intereses sociales hacia otros lugares, borrándolos del primer plano, a lo que coadyuva todas las fuerzas afines a estas intenciones. Regla de todos los tiempos: dividir para reinar.
No conforme con estos obstáculos (de poner palos en rueda), hoy, empujan en estas medidas golpistas, a Empresas transnacionales (en este caso el sabotaje eléctrico) a disparar sus dardos de perversión contra la imagen del gobierno democrático. Cualquier recurso es bueno, cuando se trata de desestabilizar. El objetivo es crear las condiciones de flaquear al gobierno y obligarlo, como dé lugar, (como hicieron en ocasiones pasadas) a demostrar vulnerabilidad. Lo llamativo de este operativo, es que los acostumbrados “criticones seriales” enmudecieron sorpresivamente, desapareciendo de la escena política, como si no fueran parte de las fuerzas políticas del País. ¿Curioso no, o serán, protagonistas de esta misma embestida? ¿Será que tienen la cola sucia?