Con supervisión dramatúrgica de Natalia Aparicio, recientemente llegada desde Buenos Aires, radicada en Salta, Cristina Idiarte llegó a feliz término con esta obra, de su autoría y dirección. El musical clownesco infantil, captura a los niños y se destaca entre las propuestas infantiles de estas vacaciones de invierno.
La semana pasada vi «Pinocho» , obra que se lleva 6 puntos, me parece que hay una cuestión a rever en ella, sobre todo con las reiteraciones (muy frecuentes), el ritmo y las actuaciones. Disfruté de “Cabeza de chorlito” (estrenada en el 2007), que puedo recomendar porque es muy buena. Esta semana, vi «La Sirenita» , y en mi opinión, se lleva 5 puntos, el vestuario está bastante deslucido lo cual combina con las actuaciones. Lo mejor de esta obra es la intervención de Pulposa, la bruja de las profundidades, y las canciones. Atrás, muy atrás, quedó la multipremiada obra del 2001 y 2003, de la que por cierto, esa Sirena, ya se debe haber jubilado. Esta es otra.
En vacaciones también se sumó durante la primera semana, «Memoria del agua» , trabajo sobre los Niños del Llullaillaco que data de varios años atrás, y que se pudo concretar recientemente. Es recomiendable para niños de 12 en adelante, aunque el sonido y las imágenes son cautivadores para los de menos edad. En mi opinión, es uno de los mejores textos de Cristina Idiarte. Antes, me pareció potente ORSAI , ese que escribiera en co-autoría con Paula Ferrer, en homenaje al radioteatro salteño, hace 6 años por lo menos.
También vi, dentro del Ciclo De vacaciones en la Casa, los títeres de Los Koconós y “Alicia en el país de las zapatillas” del Grupo La Morisqueta, dos trabajos absolutamente recomendables porque tienen calidad interpretativa y excelentes puestas, con trabajos técnicos logrados.
Hablemos de Alicia
Pablo Aguierre, Rocío Paredes y Zoe Subelza interpretan al comienzo de la historia, a Pablo, Rocío y Zoe, tres artistas que planean hacer un espectáculo justo en el momento en el que están en el teatro. Como si improvisaran, intentan convencer al público que todo lo que verán esta “súper ensayado”. En esta línea, el personaje dentro del personaje, permite la entrada al juego escénico por parte del espectador quien presencia la obra como si esta fuese una suerte de cajita china: una obra dentro de otra. En clave de clown, asistimos a una representación metateatral en donde la música, es un aspecto neurálgico.
Dos de los personajes actores se transforman en otros seres y la pequeña Zoe, se convierte en Alicia. Como la historia famosa de Carroll, esta Alicia va entrando a ese mundo en un pasaje casi instantáneo que nos permite cruzar el hilo de la fantasía y gozar de un mundo tejido por la imaginación. Así conocemos a Pipistrilo, al Robot y a Saturnina, la bruja que patina, interpretados plásticamente por Pablo Aguierre, quien nos muestra su gran costado actoral; a Sissy (Elsa Estela) – primero bailarina luego princesa- Pelucheitor y Mortajoso, tres personajes interpretados por Rocío Paredes, ágil, graciosa y enérgica. Los dos aparecen formando las siguientes duplas: Pipistrilo (soldado) y Sissy (princesa), el Robot y Pelucheitor, los elegidos del público menudo, y Saturnina (bruja top onda Sú) y Mortajoso (una calaverita luminosa que sorprendió con su intervención). Cada pareja de personajes va contando una historia, dejando humoradas en la platea y jugando con Alicia, la niña más famosa de los cuentos, poseedora de unas zapatillas mágicas de color rojo que no pegan onda con ella pero que le permitirían llegar a la luna.
Párrafo aparte merece la actuación de Zoe Subelza, actriz de 10 años, la más joven del ambiente teatral salteño, que con frescura y naturalidad, como si hubiese nacido en el escenario, interpreta a Alicia, y con encanto de niña hilvana los acontecimientos, baila y contagia de alegría a los espectadores. Para Zoe, el teatro y la vida, son partes de un mismo engranaje, una prolongación del juego. Una de las imágenes más dulces de la obra es la de Alicia y Timoteo, el ratón.
El twist del Robot es quizá, la de las más divertidas escenas de la obra, en la que los actores nos transportan a los 60 con toda la onda del rock and roll popular.
En mi opinión, Pablo, Rocío y Zoe se llevan un bravísimo.
Cristina Idiarte dijo a Salta 21 que la obra está dedicada “para Mía y Manuela, expertas voladoras de zapatillas”. Las mellizas Subelza, Mía y Manuela, asistieron el miércoles 21 a la función y se portaron re bien. Nos contó, además, que siempre pensó en Zoe, su hija, para el papel de Alicia. El texto fue escrito por ella con la supervisión de Natalia Aparicio (Licenciada en actuación, clowna, dramaturga y directora teatral. Actualmente se desempeña como docente, directora y supervisora dramatúrgica). Como anécdota, les contamos que en uno de los ensayos en los que participó Natalia, dijo que su tarea había terminado, entonces Zoe se emocionó y largó unas lágrimas.
Idiarte nos dijo que este trabajo comenzó en el 2009, que ella y los actores habían realizado una selección musical aunque de eso no quedó nada, casi. Sí quedaron los nombres de los personajes, que están tomados de canciones del grupo Papando moscas, usadas también para esta obra. Además, se tomaron cosas del Mago de Oz, como la idea de las zapatillas rojas, por lo que en la obra conviven ciertas intertextualidades con clásicos de la literatura infantil.
También, hay como una especie de homenaje a la infancia de Cristina Idiarte con la aparición de Timoteo, un ratón que ella tenía, y hay alusiones autobiográficas como las refrencias a su tía Clara, hermana de su mamá.
Tal es así, que el texto comenzó a salir solo, a poblarse de recuerdos, temas de canciones y vivencias de la infancia; y los actores propusieron los juegos escénicos. Descubrimos también, que Pelucheitor es un personaje inventado por Zoe y sus amigas, bien simpáticamente compuesto por Rocío.
La canción “Globo rojo” , cuya letra y música es del violinista Fernando Subelza, cierra la obra, y dice así: “voy, con valor, sin temor, hacia aquello que me gusta…”
Esta también podría ser la frase pivote de la obra, que se sustenta en la magia de los juegos de la infancia, sin TV y sin computadoras, con la sola idea de bajar la luna, metáfora de alcanzar los sueños que perseguimos.
– Dato: Jorge Mimessi en las luces.
– Fotos tomadas por Salta 21 durante la función estreno
– Nota relacionada:
Zoe Subelza, la actriz más joven de Salta, debutó ayer en “Alicia…”
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– Otras notas relacionadas:
Los Koconós en Salta, capísimos en el mundo de los títeres
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“Cabeza de Chorlito Chocolate Concert” en vacaciones: ¿cuánto pesa una lágrima?
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La Sirenita, una historia de amor bajo el agua
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Pinocho en Salta: títeres y actores en un clásico Collodi
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Un viaje en Pluma transporta a los Niños del Llullaillaco
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Los secretos de “Alicia en el país de las zapatillas”
Pude verla a Zoe en «la persistencia de las hormigas» en el 2008…ahora la veo y no puedo creer que sea la misma niña…una memoria y energía envidiabley por sobre toda las cosas, una actuaciòn que merece aplausos de pié…si bien hay altibajos en la obra, saben como salvarlos y el final, alcanzar los sueños (cito una frase de Romina) sin tv ni computadoras, es un gran mensaje…una vez leí que el teatro pra niños debe dejar un mensaje…si este es uno de ellos, BRAVO por cristina…FELICIDADES CHICOS!